Con Adelina se fue un ejército de hombres a la casa, ella cuidaría a Giancarlo, Victoria lo había discutido con ella y la anciana estaba segura que el niño no debía ser alejado de Stefan, que él podría hacerle mucho bien, pero ahora no solo Stefan debía recuperarse, todos estaban en la mira de Ivo. Giancarlo se llevaba bien con Adelina, ya que le recordaba a su abuela, así que aceptó ir con ella y así mantenerse alejado de Stefan. Victoria se quedó en la habitación de Stefan, en un sofá cómodo junto a él, veía el haz de luz que reflejaba la lámpara de noche en el techo y pensaba en cómo cada día su vida cambiaba tanto que no le daba oportunidad de planear nada. Seguía siendo una veleta contra el viento, pero esta vez no era nada divertido —No tenían lámparas con estrellitas de colores —murmuró Stefan. Victoria sonrió. —Tampoco hay monstruos en el armario, ya revisé, aunque tampoco traigo espadas de madera. —Los monstruos que me acechan no se matan con espadas de m
Stefan agarró la computadora de la mesa de noche y manipuló comandos y observó cámaras de seguridad.Victoria escuchó explosiones que hicieron vibrar las paredes. Matthew entró y los miró a ambos. —Debemos sacar a Stefan de aquí, son demasiados, más de los que imaginamos. —Quiere decir que no trabaja solo y encontró algún enemigo con quien aliarse, él es demasiado avaro para invertir en un ejército tan grande —contestó Stefan. Victoria abrió mucho los ojos cuando vio la cantidad de hombres que entraban a la clínica a través de la pantalla de la computadora. —Pues este enemigo es formidable, estamos rodeados —enfatizó Matthew asustado. —Ves porque no puedes sedarme, idiota, apenas y estoy preparado —le recriminó Stefan. —Ya estás despierto, ahora ¿cómo saldremos de aquí con vida? ¿Qué hay de los pacientes? —Cómo lo planeamos, los pacientes deben ir al búnker subterráneo. — ¿Búnker subterráneo? —Preguntó Victoria anonadada—. Un momento. ¿Tú esperabas esto Ste
Victoria estaba convencida que Stefan hablaba para distraerse, para demostrar serenidad cuando quiere gritar de dolor, incluso podría ser para que ella no se preocupara. Pero no podía evitar preguntarse: ¿hasta qué punto Stefan tenía razón? Victoria huía del enfrentamiento con Michael, la verdad es que temía a su reacción, la última vez que se vieron ella quedó destrozada, luego recayó en las drogas despechada por él, luego la secuestraron. ¿Con qué cara podía pararse frente a Michael y ahora decirle?: ¡Me acabas de disparar, era yo quien mató al Fantasma! ¿Hasta qué punto era ella un estúpido cliché de síndrome de Estocolmo? Ella no quería o podía lidiar con eso ahora. —Deja de hablar estupideces Slashdot —le recriminó Victoria—. No voy a entregarte, te he demostrado que no soy una rata y además, Giancarlo me necesita y está con Adelina. —Claro el niño —expresó con una mueca, Victoria no podía creer que él estuviera celoso de un niño—. También debes tomar en cuenta
Victoria sorprendida fue a la puerta de la habitación y gritó pidiendo ayuda. Matthew que ya venía con cosas en la mano corrió y detrás venía Adelina. —Necesito ativán —masculló Matthew señalando el maletín de medicinas y Victoria corrió por el medicamento, temblando encontró el fármaco y Adelina con pulso de hierro preparó la jeringa y la pasó a Stefan por la vía y dejó de convulsionar. Victoria con alivio observó que dejó de sacudirse. — ¿Está muy mal? —Preguntó a Matthew. —Es lo que temía, está empeorando la infección, no sé si él pueda resistirlo. — ¡Tiene qué! —Determinó Victoria y se acercó a Stefan y le dio un beso en la frente. — ¡Stefan! —Lo llamó Victoria dándole golpecitos en las mejillas, pero él tenía un gran letargo y apenas balbuceaba con la baba deslizándose por sus labios. El miedo que sintió Victoria al verlo así tan disminuido, conociendo lo fuerte que es no lo supo asimilar en el momento y comenzó a llorar. —Déjalo descansar Victoria es
El teléfono celular de Victoria la salvó de responder a Stefan, no quería hacerlo sentir mal, el hombre ya había sufrido bastante, pero ella no se sentía capaz de corresponder de la manera que él quería. —Habla Sirena —contestó Victoria y rodó los ojos cuando vio a Stefan sonreír—. Está bien, puedo reunirme treinta minutos contigo. — ¿Quién era? —El ucraniano, quiere proponerme un negocio, se jacta de ser el líder de Europa. — ¿Eso te dijo?, “ja” Europa era mía —respondió Stefan muy ufano—. No creas nada de lo que te diga nunca un mafioso, Victoria. —Tú eres un mafioso —respondió Victoria sonriendo. —Y por eso no confías en mí —devolvió Stefan en voz baja. Victoria negó con la cabeza, pero desvió la mirada. —No te preocupes Slashdot, le abriste la puerta a la mafia Odesa, pero no permitiré que usen tus recursos sin la apropiada compensación. Stefan no dijo más, suspiró y aceptó hablar solo de negocios. —Ve por él Sirena, y dile que ya desperté y que no t
El ucraniano era un hombre sereno y más bien frío, se sentó sin mostrar molestia. —Vaya Santo, no veo porque tu apodo. —Me llaman el Santo porque Dios perdona los pecados de los idiotas que caen en mis manos. El ucraniano dio un silbido apreciativo. —Tortura… No me sorprende, solo de ver tus brazos que parecen jamones puedo imaginarlo... —No me gustan los hombres, guárdate tus comentarios. Esto es lo que harás, compraré tus mujeres, abriré un club y todos sabrán que es una bofetada a Slashdot, se te pagará muy bien, pero debes decirme todo lo que sabes de la Sirena. —No pienso ponerme al alcance de esa mujer, quiero cubrirme con ustedes, no ser tu carnada para atrapar a Slashdot. —No tienes opción, si estás con Halcón estás contra Slashdot, así que te lo pondré fácil, o la traicionas y ellos lo sabrán, o mueres ya… ¿Qué eliges? —Yo solo quiero hacer negocios en Estados Unidos. Michael se echó a reír con ironía. — ¿Qué creíste acaso? Nos atacaste, la únic
Guadalupe fue a su cuarto y don Massimo llevó a Rebeka y a la hermana de Guadalupe a casa de la familia de Rebeka. Poco después Guadalupe entró al cuarto de computadoras de Michael. Él no pudo evitar verla de arriba abajo. Guadalupe llevaba su cabello suelto y alisado y tenía un vestido rojo muy corto, se veía muy sexy y provocativa. —Me darás problemas, apenas salgas todos los hombres brincarán encima de ti. —No sé si tomarlo como un cumplido o una crítica. Michael ignoró su comentario. —No puedo objetar que entres a la operación, eres parte del equipo, pero sí puedo decidir cuál será tu papel. —Michael, sé cuidarme sola, no es la primera vez que estoy entre prostitutas, viví en un burdel hasta que echaron a mi madre porque salió embarazada de Camila. Michael la observó de nuevo, la vio tan joven, él no soportaría que también a ella le pasara algo cuando él estaba a cargo, apenas vivía con la culpa por Victoria, exponer a Guadalupe era demasiado. — ¿Por
El hombre frente a Michael afirmó con la cabeza y les hizo señal a sus compañeros y salieron del club. —Daré su recado a la Sirena. —Aquí la espero entonces. Este hombre era quien dirigía la seguridad personal de Stefan y a Victoria le gustaba su seriedad y profesionalismo, pero era realmente fiel a Stefan y en cuanto salió del club lo primero que hizo fue llamar a Stefan, pues lo mantenía informado de todo. -¿Qué pasó Borges? —Preguntó Stefan apenas sonó su teléfono, obviamente esperaba la llamada. -Lo que usted sospechaba señor, el Santo encantado quiere una cita con la Sirena, pero Halcón no estaba. -Claro que quiere una cita con ella, quieren llevarla cautiva para intercambiarla, son tan predecibles esos novatos. Ya sabes lo que tienes que hacer, yo ubicaré a Halcón y te avisaré. -Sí señor. Borges colgó y continuó su camino en busca de Victoria. Stefan tiró el celular lejos de él, Matthew lo observó mientras doblaba las vendas que sobraron después de hac