Adriana con cuidado se asomó al pasillo que llevaba a las oficinas de administración, pudo ver que uno de los hombres de seguridad de su padre estaba en la puerta de la oficina de Matthew y regresó en silencio. Ahora estaba segura que podría enterarse de que ocurría, solo necesitaba llegar a la sala de servidores y seguridad de la clínica y buscar si había imagen de la oficina de Matthew. Adriana llegó a la sala de servidores y estaba custodiada por un joven de seguridad que cabeceaba de sueño. Adriana lo miró y sonrió. — ¿Tienes sueño? —No señorita, para nada, solo que estoy haciendo doble turno y descansaba la vista… —Deberías tomar un café, pero uno de verdad, no eso que sirven aquí para el personal. El joven sonrió. —Hay un cafetín en la esquina. —Y el café es delicioso, y los bizcochos exquisitos —Adriana suspiró como enamorada y se acercó al joven—. Mi madre me tiene a dieta, pero necesito una bomba de azúcar. Cuánto daría por poder comer un biz
En cuanto Adriana entró a la habitación de Stefan lo primero que vio fue a su padre. Ivo estaba de cuclillas mirando a Anka que estaba sentada en un sofá. Le suplicaba otra oportunidad más para arreglar su matrimonio, le aseguraba que iba a cambiar y que con Stefan recuperado serían de nuevo una familia completa y feliz. «Desgraciado» Pensó Adriana llena de ira. Adriana no lo pensó, solo actuó y se le hizo fácil clavar la aguja en el cuello de su padre. Ivo volteó agresivo como un toro, quiso alcanzar a Adriana y ella lo esquivó. Anka tenía las manos en la boca, estaba en shock. Ivo de inmediato se puso pálido y aflojó la corbata de su cuello. —Perra traicionera, ¿qué me pusiste? —bramó Ivo sintiéndose muy mareado, los latidos de su corazón se intensificaron y quiso alcanzar a Adriana, pero antes cayó desmayado en el suelo. —Debes saber que siempre hay alguien escuchando, ¿tienes miedo? Pues tienes lo que mereces… —Le indicó Adriana con dientes apretados y llen
Muy lejos de allí, en otro continente, Michael llegó a la mansión Coppola en Grecia. Furioso con Diego por haberlo enviado lejos, pensaba que había caído en una trampa de Slashdot y eso lo hacía sentir un idiota. Su necesidad por encontrar a Victoria lo había hecho cometer demasiados errores, evidenciando su novatada. No podía dejar de recriminarse a sí mismo y recordar la conversación que tuvo con Franco Slashdot cuando lo amenazó con llevarse a Victoria. Recuerdo: Michael estaba en Sicilia, en la casa de Cosa Nostra. Quien dirigía la organización entonces era el padre de Antonio, era un buen amigo de Massimo y en este entorno todos los principales dirigentes de las mafias del mundo podían dar la cara. Nadie cuestionó que con el legendario Halcón estuvieran Diego y Michael; Massimo presentó a Diego como el nuevo Halcón y Michael a la izquierda de don Massimo Coppola era sin duda el segundo a cargo. A Michael lo ignoraron, no podía decir que lo vieron con bue
Victoria fue muy temprano a un casillero de alquiler, allí buscó unas prendas de oro y vendió en una casa de empeño de mala muerte, cuidándose de que las cámaras no tomaran su rostro, aunque dudaba que las cámaras sirvieran. Hace mucho tiempo el demente de Luciano trató de matar a Rebeka porque había descubierto que era un mafioso, había escapado con Diego y toda su familia pensaba que estaba secuestrada. Solo Victoria y Michael sabían que las cosas no eran así, que el verdadero delincuente era Luciano. Michael le enseñó a vivir sin ser detectado, ya que Luciano los seguía a ellos, en ese tiempo fue que Victoria y Michael se habían enamorado. Victoria no podía evitar sonreír cuando recordaba esos momentos. Entre ella y Michael se había creado una alianza que terminó haciéndose una relación muy apasionante. Al principio apenas se soportaban, a ella le molestaba que él fuera tan dueño de sí mismo, que la criticara llamándola consentida presumida. Por eso ella buscab
Michael se echó a reír. Guadalupe lo veía con el ceño fruncido y Michael tuvo que poner la palma en la pared con el ataque de risa. Guadalupe cruzó los brazos molesta. —Con decir que no bastaba, no hay necesidad de reírte de mí. Michael negó con la cabeza y limpió sus ojos. —Dios mío, no recuerdo cuándo fue la última vez que reí hasta llorar. Guadalupe sonrió. —Es porque te ríes para dentro. — ¿Cómo es eso? —Preguntó Michael interesado. —Tú risa no es escandalosa como la de Diego, cuando él se ríe todo el mundo se entera, es un naco. Michael volvió a reír. —Yo no soy naco entonces… Guadalupe negó con la cabeza. —Tú eres callado, hasta para reírte. —Pero guardo las lágrimas. — ¿Y por qué no llorar? —Preguntó Guadalupe—. Orale, no hay sensación más satisfactoria que vaciar el alma con una buena ranchera, de esas que no te dejan guardar nada. Michael pasó una mano por su frente. —Igual no tengo acceso a nada desde Grecia para trabajar, b
Michael se echó a reír cuando Guadalupe estacionó frente a la casa Coppola. —Dijiste que me llevarías a un bar mexicano buenísimo y me regresas a casa, bien jugado, me engañaste como a un niño. Guadalupe sonrió mostrando los hoyuelos haciéndola ver pícara y hermosa. —No te he mentido, es que no conoces esta casona. Ambos entraron y Guadalupe atravesó el área de piscina y abrió una división que dio apertura a un salón de fiesta. Guadalupe dejó la amplia estancia con luz negra y señaló una barra enorme con ambas manos. —Bienvenido, aquí te servirás tú mismo, adelante bartender, este bar está siempre equipado para cuando Alessandro se le antoja hacer una celebración, es el mejor bar de Grecia y por suerte para nosotros lo tenemos disponible. Michael aún mantenía la sonrisa en el rostro. —Lupita —susurró mirando todo de manera apreciativa el lugar, en este momento era justo lo que necesitaba, luego la miró a ella—. Nos echamos un tequila. —Órale cuate. Michae
Victoria con el corazón a millón entró al edificio cuando una familia salió. No dijeron nada porque antes la habían visto en el edificio; subió las escaleras y al llegar al piso vio a los hombres de la seguridad de Stefan, Victoria se detuvo, no podía arriesgarse, no sabía con quién estaba la lealtad de estos hombres. Regresó lo andado dispuesta a encontrar ayuda de otra manera, al salir del edificio encontró a Adelina de frente con una bolsa del mercadito cercano. Adelina abrió los ojos como platos. — ¡Señorita Victoria! Pensé que usted estaba muerta… Victoria miró a la doña y estudió su expresión, no sabía si Adelina estaba feliz con que no hubiera muerto, después de todo Adelina podría creer que ella no era buena para su jefe aunque no estuviera aliada con Ivo. —No morí, pero no la he pasado bien. —Slashdot tampoco la ha pasado bien, pero estoy segura que estará muy contento de que esté de regreso. Victoria soltó el aliento que contenía, aliviada de confiar en
Victoria bajó del auto y había una fila de personas entregando la invitación al equipo de seguridad. «Y ahora ¿qué hago?» Victoria no podía dar media vuelta e irse, ya llamaba bastante la atención con el antifaz, un hombre la miró y sonrió. — ¿Y tú de dónde saliste? Victoria sonrió y susurró con voz ronca: —Del mar. El hombre se echó a reír y le ofreció el brazo, Victoria lo tomó. —Mucho gusto querida, soy Vecchio —dijo el hombre ofreciendo su mano—. Es un honor escoltarla, ¿dónde trabajas, muñeca? —Mucho gusto Vecchio, puedes llamarme Sirena, y me muevo en círculos muy célebres y públicos, por eso el antifaz. — ¿Algo que pueda interesarme? — ¿Qué es lo que buscas? —Preguntó Victoria improvisando sobre la marcha. —Tengo casinos discretos, me muevo en Europa, en Milán está mi sede principal. Victoria avanzó y afirmó con la cabeza, el hombre insistió. — ¿Dónde trabajas Sirena? Victoria recordó sus días como modelo profesional y las extravagante