Mariangel estaba en la casa de modas, cuando salió Flavio la estaba esperando afuera.—¿Qué haces aquí papá? —Dijo con tono de reproche.—Necesito que hablemos. —Ella continuó caminando hacia donde tenía el auto.—Ya sé lo que deseas hablar.—Mariangel ¿por qué no lo piensas aunque sea por un momento?—Lo siento papá, pero no pienso cansarme con Fabrizio para que mamá y Héctor continúen derrochando dinero, mientras yo soy la que me voy a sacrificar.—Te lo pido por mí, piensa, si tú te conviertes en su esposa, yo me convertiré en el nuevo líder de la familia Montavan; tú y yo seríamos los que tendríamos el control de todo.—Aun así no deseo hacerlo, lo siento por ti papá.—¿Pero qué te lo impide? Piensa, tú y yo tendríamos el poder. —La agarró de la mano.—Ven conmigo, Fabrizio está esperándote.—¿Qué? ¿Está aquí?—Si, está esperándonos en el café de la esquina.—no quiero ir.—Vamos por favor, solo será un momento.Llegaron a donde Fabrizio se encontraba, él estaba en el área de fuma
Mariangel llegó a donde tenía el auto, tenía el rostro serio, se veía consternada, Flavio se acercó a ella.—¿Que hablaron? —Ella lo miró con dureza y con el rostro muy serio le dijo:—Fabriozio sabe de esos negocios en los que andas metido.—¡¿Qué?!—Tiene pruebas y me amenazó, me dijo que si no me caso con él, los enviará a la cárcel a Héctor y a ti.—¿Te dijo eso? ¿Y qué vas a hacer? Porque supongo que decidiste evitar que yo vaya a la cárcel. —Ella lo miró con enojo.—Tú por tu ambición te metiste en esos negocios sucios, ¡ahora yo soy el chivo expiatorio! ¡Tengo que casarme con ese desgraciado y romper la promesa que le hice a Andrés!—Bueno hija, tú no tienes que pagar por lo que yo he hecho, no tienes que casarte obligada con él, si lo haces quiero que seas consciente del beneficio que obtendremos con ese matrimonio.—Tengo que hacerlo, porque si tú vas a la cárcel mi carrera se irá al carajo; ninguna casa de modas querrá tener en su pasarela a la hija de un… narcotraficante.—
Lorenna llegó a la sala e iba furiosa, vio a todos los que estaban presentes, estaba Flavio con su esposa y su hijo, también se encontraba José Ernesto y Fabián; entonces se acercó a sus padres y les dijo:—Ya no hace falta estar aquí, Fabrizio decidió a mis espaldas pedir la mano de Mariangel —Miró a Flavio—. Y tío muy complacido ya se la entregó. —Inés aún no sabía nada.—¡¿Qué estás diciendo?!—Lo que acabas de oír, Fabrizio decidió casarse con Mariangel, me extraña que él —Señaló a Flavio—. No te la haya dicho todavía. —Fabrizio y Maríangel llegaron, Inés lo miró.—¿Cómo es esto que ahora cambiaste a Lorenna por Maríangel?—Sí —Respondió cínicamente—. Mariangel y yo nos comprometimos ayer y queremos casarnos lo antes posible, ya me cansé de perder el tiempo.—No puedes tomar ningún tipo de decisión sin consultármelo.—Se equivoca señora, yo no tengo porqué pedirle permiso para tomar mis propias decisiones.—Pues no, Lorenna es la heredera, no Mariangel. —Si lo soy. —Respindió Ma
Altagracia había pasado parte de la tarde en el jardín trasero de la mansión con el abuelo José Ignacio, tanto ella como el anciano ignoraban lo que estaba sucediendo con ambas familias, él se veía cansado, entonces ella le dijo:—¿Deseas regresar a la mansión? —El con sus labios casi paralizados respondió:—Si, cama.—¿Quieres ir a la cama?—Si… sueño.—Te dio sueño, seguramente el calor del sol. Entonces le diré al enfermero que te lleve, yo voy a la piscina y me quedaré un rato más con los niños. —El enfermero se paró detrás de la silla de José Ignacio, Altagracia le dijo:—Llevalo por la puerta de la galería. Ella tenía intención de que él pudiera ver a Inés tocando el piano, pues todas las tardes se dedicaba a tocar a esa hora. Ella se fue hacia la piscina, el enfermero se dirigió hacia la galería, cuando se acercó a la fuente que estaba al lado este de la mansión, José Ignacio pudo vislumbrar la figura de Fabrizio. Su rostro estaba tenso y paralizado, pero sus ojos fueron muy e
Flavio decidió marcharse de la mansión advirtiéndoles a todos que iba a pelear por los derechos de Mariangel, ya que ella desde niña fue pasada por el altar en la selva como la heredera de la receta y eso no podría cambiar, ella tenía derecho de casarse con Fabrizio y reclamar su parte de la receta.Altagracia se había quedado en la sala con el tío José Ignacio, quién estaba escuchando todo lo que ellos hablaban. Ignacio le dijo a Inés.—Fabrizio me acaba de advertir que me vaya lejos con familia si no deseo pagar las consecuencias de todo lo que piensa hacer cuando tenga poder sobre la chocolatera, ¿no creerán que lo estoy invitando?—Si Lorenna accede y se casa con él las cosas serán muy distintas. —Respondió Inés.—Por Dios, Fabrizio no desea casarse con hija, prefiere a Mariangel porque me conviene más.—Sí rechazamos a Mariangel como la heredera, él no tendrá de otra que casarse con Lorenna. —Fabián agregó:—Yo estoy de acuerdo con Ignacio, tal vez tú mamá logres controlar a Fabri
Lorenna estaba en su habitación, de pronto oyó el motor de un auto, rápidamente se acercó a la ventana y se asomó para saber si era su padre al comprobar que se trataba de Ignacio corrió hacia las escaleras para bajar a recibirlo en la sala, Antonella ya estaba esperando, Lorenna inquieta le dijo: —¿Qué sucedió papá?—Inés aceptó dejar la traición. —Antonella unió sus manos sobre su pecho y agradeció a Dios, pues estaba muy aliviada, Lorenna agregó:—¿Y Fabrizio? ¿Qué va a pasar con el papá?—Supongo que regresará a Venezuela mañana mismo, ya no tiene nada que hacer aquí. —Lorenna agacho la mirada, aunque no lo expresaba, por dentro sentía tristeza de que él se marchara, pero no se atrevió a decir nada de lo que sentía a sus padres. Por otra parte, le tranquilizaba que Inés hubiera decidido romper con la tradición, así Flavio no podría tener poder sobre la chocolatera.***Fabrizio estaba con Francisco en la sala del apartamento, encendieron cigarrillos y comenzaron a fumar; mientra
Los demás bajaron y se metieron entre la multitud a bailar. Mariangel con Ramsés y Gema con otro amigo del grupo; Samanta no fue, se quedó con Fabrizio, él se quedó mirándola y le dijo:—¿Por qué no vas con ellos? Aquí te vas a aburrir conmigo. —Samanta se acercó más a él.—Es que deseo estar contigo, no necesito bailar para divertirme.—Vamos al palco. —La agarró de la mano, Samanta lo miró a los ojos y sonrió, a Fabrizio no le terminaba de encajar la actitud coqueta de la chica, entonces le dijo:—¿Que se traen entre manos Mariangel y tú? —Samanta se ruborizó, como tenía los ojos grandes parecían los de un cordero.—¿Por qué dices eso?—Es que de repente se aparecieron por aquí y vinieron directo a nosotros, no sé, no creo que haya sido una casualidad. —Ella se rió y le dijo:—Tienes razón, lo que pasa es que yo quería conocerte un poco más, no había tenido la oportunidad de acercarme a ti, cómo ibas a casarte con Lorenna pues eso…—¿Fuiste tú?—¿Yo qué?—¿Te acostaste con Juan Carl
Mariangel se sintió llena de incógnitas, el mareo que sentía desapareció. Sin intentar ocultar su inquietud se acercó a Fabrizio, quería averiguar por qué él seguía en el club cuando se suponía que estaba con Samanta. Gracias a los tragos de tequila que hacían de las suyas en su cabeza, ella estaba algo desinhibida, y sin tapujos se acercó y se paró frente a él, y con el dedo índice le tocó el pecho como intimidando, Fabrizio malicioso arqueó levemente sus labios hacia arriba.—¿Por qué sigues aquí? Samanta me dijo que te irías con ella.—¿Por qué te importa tanto lo que hago?—¿Dónde está Samanta?—Ella se marchó a su casa con Ramsés, y yo me quedé aquí… contigo. —Mariangel se carcajeó de forma escandaliza.—¿Te parece gracioso lo que te digo?—Eres un ridículo. —Le picoteó el pecho con el dedo índice, Fabrizio le agarró la mano y se la acarició.—Te propuse ser amigos aunque sea por esta noche, mañana me iré y me encantaría llevarme un lindo recuerdo, al menos cerrar este ciclo de o