El día siguiente fue lo triste, Nataniel volvió a llegar a la cabaña donde está su esposa e hijos, le rogó mil veces a Camila para que se olvide del dichoso divorcio y dejen pasar a un lado de sus vidas a aquel bebé concebido fuera del matrimonio. Él le dice que la ama solo a ella y que si ella lo prefiere, enviará lejos a la madre del otro bebé para que no haya ningún inconveniente en su familia.

— Ten un poco de decencia y hazte responsable de tus errores, tuviste sexo con esa mujer, la preñaste y ahora la quieres botar como si nada, eso lo hubieses pensado antes de ceder a tus deseos, ahora de eso ya no vale nada, vete con ella porque a mí ya me perdiste. Es una pena que no puedo opinar igual de los niños, porque ellos siempre serán tus hijos y tienes todo el derecho a pasar tiempo con ellos o llamarles a la hora que gustes, eso jamás te lo voy a impedir porque no soy mala madre. —Protestó entre lágrima y lágrima.

Nataniel decidió hacerle caso y no rogarle más, es consciente del da