Para firmar el divorcio se reunieron en la oficina de Camila, esa sería la última vez que Nataniel pondría un pie sobre esas instalaciones. —¿La gran sorpresa? —Todos los bienes que Nataniel posee, pasan a formar parte de la herencia de Camila, por haber sido la esposa del hombre más adinerado de Honduras. —¿Por qué lo hace Nataniel? —Lo toma como un acto de blindaje.

— Eso no puede ser verídico, usted sabe que esto no se puede hacer, abogado. —Protesta la muchacha, frente al hombre que está a segundos de ser su expareja.

— El señor Nataniel Kaffati así lo ha decidido, lo que está escrito en papel con puño y letra del otorgante, es inviolable, y nadie tiene el derecho para modificarlo, ni siquiera usted misma como beneficiaria. —Sostuvo el abogado.

— Tómalo todo con calma, son tres niños los que tenemos en común y sé que vas a necesitar mucho dinero para su crianza. —Le aconsejó con calma, su amado.

— Lo aceptaré, aceptaré todo lo que me nombres. Pero ten por seguro que el día de maña