—no puedo creerlo tía, eres una gran actriz— se ríe Carmen, a carcajadas —para que aprendan como se manipula a un hombre, ya que estamos las tres reunidas, y que tengo a Cristhofer aún atado, les informo que mi infiltrado me ha llamado, Lena se iba a escapar, osea que ella se quiere alejar de Cristhofer, así que le pagaré a alguien que está interesado en ella para que la saqué de ese lugar— sonríe maliciosa la anciana—tengo una idea grandiosa, es mejor deshacernos de ella completamente— interviene Mei —¿Acaso hay una idea mejor que la mía?— la voltea mirar la señora Di Monti—tu eres grandiosa, pero… ¿Por qué no provocamos un incendio? y que Lena muera, así acabamos con esto —¡No! No estoy de acuerdo contigo, esa estúpida tiene a mi heredero aún, así que necesito quitarle al bebé, sácate esa idea de la cabeza, incluso, puede ser en cuanto tenga el bebé en mis brazos, del resto, lo que le pueda pasar a esa estúpida me tiene sin cuidado.[...]—buenos días Lena— la saluda Cristhofer
El pecho de Lena sube y baja seguidamente, y mira a Cristhofer detenidamente mientras él observa el celular que está en el suelo de madera. —¡¡Responde Lena!!— Di Monti está irritado—¡No me grites!— se defiende ella y se agacha para agarrar el celular móvil—¡No! ¡No lo agarres!— la prepotencia de Cristhofer le da cólera a Lena—no pienso caer en tu juego, cuando aquí la única perjudicada soy yo— se coloca ella de pie y camina hacia la puerta, pero Cristhofer que está en total la puerta, la cierra de un portazo, está dolido, irritable, al ver el florero a su lado, lo agarra y lo estrella contra la paredLena pegó un brinquito del susto, ella tragó grueso. —¡Has perdido la cabeza!— Lena retrocede —¿Acaso lo que escuché no es suficiente? ¡Entonces el maldito médico si es importante para ti!—¡Quiero estar sola!—eres mi esposa, estás en mi propiedad, haces lo que yo te diga— Cristhofer se dejó llevar por sus celos —¡Cierto! Olvide que estoy frente a un Di Monti sin sentimientos, y c
—no te alteres Lena, espera, buscaré la forma de sacarte— Sebastián mira a ambos lados, para ver si hay algún objeto pesado con el cual pueda golpear la puertaPero luego escuchó gritos, de que se está incendiando la casa, ya que Mei y Carmen compraron a uno de los guardias, ofreciendo bastante dinero, a cambio de que Lena Maxwell pierda la vida bajo las llamas del fuego.Sebastián sabe que debe apresurarse, porque las cosas se complicaron.—Lena, necesito que te hagas a un lado, voy a golpear la puerta— gritó Sebastián y ella obedece, está con los nervios de puntaSebastian patea la puerta de madera varias veces, para sacar a Lena de la habitación, el olor a humo ya está llegando a él, la primera planta está bastante incendiada, y él debe apresurarse.Lena se asoma a la ventana y puede ver a los guardaespaldas correr de un lado a otro, puede percibir que algo está pasando.Sebastián patea fuertemente la puerta, hasta que la cerradura se dañó, otro golpe más y la puerta abrió, Lena al
Lena se suelta de su agarré, y luego fija su mirada en Sebastián. —¿Qué sería?— preguntó ella en un tono de voz calmada, para no demostrarle a Sebastián que está nerviosa —Lena…— la menciona y luego pasa su mano derecha por su cabeza, como gesto de desesperación, al no tener las palabras adecuadas para hablarle —estos tres años han pasado muy rápido, pero no puedo ocultarlo más, Lena yo… Te amo— se declara Sebastián y ella siente un escalofrío recorrer su cuerpoLena niega con la cabeza. —dame un oportunidad, yo no te voy a fallar Lena, el niño aún está pequeño, permite que él me vea como su padre, por favor Lena— súplica Sebastián— Lena al percibir su acercamiento, hace una señal de alto con su mano derecha—no arruines nuestra amistad, en mi corazón no hay espacio para el amor, y eso tú lo sabes, yo te quiero Sebas, pero como un amigo, como un hermano—¿Piensas así porque me acosté con Natalia? Eso… Solo fue porque me pase de tragos—no, no Sebastián, te estimo, y Natalia es impor
—por su maldita culpa, dure años en silla de ruedas y eso me causó muchos inconvenientes, vamos a devolverle la tragedia, pero siendo más real, quiero que quede paralítico de manera que jamás se pueda levantar de una maldita silla de ruedas—¿Seguro jefe? Mire que sabrá que fue usted —¡No me importa Gutiérrez! Ordena que lo hagan, sin levantar tanta sospecha ¿Entendido? Cristhofer suspira. —¿Le sucede algo al jefe?—aun no puedo asimilar, que no tenga a Lena y a mi hijo, necesito ir al cementerio—¿Piensa ir, ya? Mire que… Es el cumpleaños de su hijo Francesco, y siento que a él no le importa nada de lo que hay en la fiesta, si no que usted, esté con él—ya no soporto a Mei—ni yo jefe, pero es la madre de su hijo, entre a la fiesta, si usted se marcha, van a sospechar de ustedCristhofer meditó por segundos y decidió entrar a la fiesta de su pequeño hijo, que al verlo, corrió a sus brazos.Gutiérrez miró a su jefe, piensa en que ese niño merece tener una mejor madre.A los minutos,
—¿Qué? ¡Juanita!—niño, Emanuel— la mujer empieza a sacudir al niño —¡Ayuda señora Sofía!— Juanita está desesperada —¿Qué sucede, Lena?— pregunta Natalia al verla palidecer—Juanita, carga al bebé y sal con él, ya voy en camino hacia el edificio, ¡Juanita!— exclama Lena preocupada, pero solo la escucha mencionar el hombre del niño, sollozando muy desesperadaLena empieza a manejar como loca, es la vida de su hijo, el único hijo, ese que ella tanto ama, y daría por él hasta su propia vida.—¡Mi hijo está enfermó!— Lena se aferra al volante—ten calma Lena, los niños suelen enfermarse porque se meten muchas cosas en la boca— la quiere calmar Natalia, ya que Lena está manejando en exceso de velocidad—¡Emanuel se desmayó!— gritó Lena, y sus ojos se tornan llorosos, le duele nada más de pensar en que su bebé está sufriendo Natalia se coloca el cinturón de seguridad, y le ruega a Dios que lleguen con vida al edificio, y que el bebé de Lena mejore.Al llegar, Lena puede ver desde una dist
Cristhofer intenta caminar hacia la puerta, pero Mei lo empuja, lo quiere tener a toda costa.—¡Te saldrá… Muy caro, Mei— hablo entre dientes Cristhofer—ven mi amor, vamos a pasarla rico, los dos solitos— sonríe ella, mientras se acerca de manera sensual—¡Alejate!— ordena CristhoferPero ella es atrevida, y lo empieza a besar, luego le retira el blazer, está necesitada de que esté hombre la toqueCristhofer la observa doble, él sacude su cabeza y luego, al sentir las caricias de Mei, la empuja y camina hacia una puerta, color gris, al abrirla es el baño, Cristhofer ingresa y cierra la puerta poniéndo seguro.—¡Cristhofer!— gruñó Mei y empieza a tocar la puerta muy furiosa Cristhofer siente su cuerpo calentarse, tuvo que quitarse la ropa. —¡No te resistas Cristhofer!— golpea ella la puerta, está muy enfadadaÉl no le responde, lo que hace es abrir la llave de la regadera, y dejar que el agua haga su efecto. Se siente demasiado mal.—¡Estúpido Cristhofer!— bufó ella Mei se coloca nu
La mirada de Cristhofer se tornó oscura, y Gutiérrez traga grueso, sabe perfectamente que cuando su jefe tiene esa mirada tan maquiavélica es porque llegó a su límite.Cristhofer se acerca a Mei y ella retrocede por el temor, en su retroceso, como tiene unos tacones altos puesto, su tacón se dobla, y ella por no tener equilibrio, cae al suelo.—señor…— interviene con mucho temor el asistente, no quiere que su jefe cometa un error que le puede ocasionar más problemas—te voy a dejar en la miseria— la sentencia Cristhofer —¡Largo de mi presencia!Gutiérrez al ver que Mei no tiene intenciones de irse, el pobre hombre se acerca, y Mei lo golpea con el tacón, lastimando su brazo derecho. —¡Miserable! ¡Poco hombre! No creas que porque eres el CEO tienes todas las de ganar, yo también tengo mi haz bajo la manga, y también te puedo destruir— suelta el veneno Mei, Cristhofer agarra el jarrón que estaba como decoración en la pequeña mesa y lo lanza hacia la puerta haciendo trizas, Mei se cubre