Capítulo ochenta y dos. ¡La han secuestrado!

Ryan miró a Natalia y su corazón se estremeció cuando su pequeña bebé estiró sus manitas para que él pudiera tomarla en brazos.

—Pa-pá —pronunció la pequeña Natalia.

Las lágrimas se desbordaron por las mejillas de Ryan, esta era la primera vez que su niña completaba aquella hermosa palabra.

—Mi pedacito de cielo —susurró Ryan antes de cogerla en brazos y darle un beso en la frente. Él la meció entre sus brazos, miró el reloj y se dio cuenta de que apenas eran las siete de la mañana, por lo que decidió cambiarle el pañal a la bebé, para no despertar a Emma, quien dormía en el sillón.

—Mamá ha tenido una noche difícil —le contó a Natalia.

—Ma —respondió la pequeña.

—Sí, cariño. Mamá necesita dormir un poquito más —continúo Ryan.

—¡Señor Black! —exclamó la enfermera al entrar a la habitación y darse cuenta de lo que Ryan hacía.

—Buenos días —saludó Ryan sin desconcentrarse de su trabajo.

—¿Por qué no me llamó? Puedo cambiar a la niña —expresó la mujer en un tonto extraño.

—Soy muy capaz
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