El silencio reinó en la sala del departamento, o al menos de voces humanas, y lo único que podía escucharse era el ruido del localizador que el móvil de Emma emitía.—¿Qué es eso? —preguntó Ángel luego de unos minutos.—Es un localizador que llevaba el móvil de Clarise —respondió Ryan de inmediato.—Pero Clarise está en el hospital —mencionó Ángel.—Exactamente y la dirección del GPS está muy cerca de One Manhattan Square, alguien se llevó el móvil de Clarise y aunque no sé con qué fin, algo me dice que debemos seguir este rastro, es mi única esperanza de encontrar a mi hija —pronunció Emma.—Bien, Richard le ha dado dos horas a Natasha, y si él puede jugar, nosotros también lo haremos.Ángel explicó el procedimiento que llevarían a cabo para la operación, mientras su gente se ocupaba de proteger a Natasha de manera discreta.Él se haría cargo del resto.—Iremos contigo —dijo Ryan al ver las intenciones de Ángel de dejarlos atrás.—Es peligroso.—Natalia es todo lo que tenemos, no pod
Emma se aferró al cuerpo tibio de su hija mientras gruesas lágrimas cayeron por sus mejillas al escuchar la despedida de Angélica.Dolía, en el fondo de su corazón ella sufría por Angélica, por esa niña que debió sufrir a manos de Richard Lewis, por la mujer que cuando tuvo el amor no supo reconocerlo. Porque Emma no se engañaba, sabía muy bien que Nicholas a pesar de todo había amado a Angélica con todo su ser, como jamás la había amado a ella, ni siquiera siendo amigos desde la infancia.Pero sobre todo le estaría profundamente agradecida a Angélica por salvar a su hija. Emma tenía la completa seguridad que el GPS del móvil no se había activado solo, era imposible siquiera que se activara por accidente o por arte de magia.—Es mejor salir de aquí, esto se llenará de policías en cuestión de minutos y no quiero generar más problemas, por favor —pidió Ángel y tanto Ryan como Emma sabían a lo que se refería.Ellos estaban en una misión de rescate siendo civiles y así fueran los padres d
Clarise miró una y otra vez el resultado que el doctor le había dejado apenas unos minutos atrás, leyó y releyó sin poder creerlo. Su primera reacción fue la negación, ella… Ella no podía dar a luz a un hijo de Richard Lewis, ella no podía permitir que su sangre renaciera en el mundo…¿Qué podía hacer? Abortar por supuesto que era una elección, era su cuerpo y prácticamente ella había sido abusada por ese hombre. Richard la había utilizado como un recipiente…—¿Estás lista para irte? —preguntó Ryan entrando a la habitación en compañía de Emma.—Lo estoy, aunque no sé lo que será de mi vida a partir de ahora. Supongo que tengo que empezar de cero y buscar un trabajo para salir adelante —murmuró escondiendo las pruebas bajo la sábana.—El doctor ha firmado el alta médica, podemos irnos en cualquier momento. También me han entregado tus pertenencias. El bolso y la ropa que usabas ese día, aunque, dudo realmente que quieras tener algo que tenga que ver con lo sucedido —dijo Emma—. Así que
Emma se miró al espejo, su vestido de novia era digno de un cuento de hadas. «Eres una princesa», recordó las palabras de su padre tras el anuncio de que Ryan y ella iban a casarse por la iglesia.Emma también recordaba, la felicidad que había visto en sus miradas y la locura que se desató tras el anuncio y todo lo que se les vino encima durante las siguientes diez semanas. Porque sus padres se negaron a permitirse una boda sencilla.—Te ves hermosa, cariño —pronunció Natasha mientras acomodaba la tiara en la cabeza de su hija.—Gracias, mamá, me siento nerviosa —confesó Emma.—Deberías sentirte de esa manera, técnicamente es tu primera vez —agregó Natasha.Emma sonrió, claro que era su primera vez, la joven aún esperaba poder recordar aquella noche que se casó con Ryan por primera vez. No podía creer que estuviera tan borracha que los recuerdos seguían siendo pequeños fragmentos en su cabeza, lo único que había podido recordar muy bien, eran las manos y la lengua de Ryan recorriendo
«Emma golpeó con fuerza la copa sobre la barra, no sabía cuánto tiempo había pasado desde que llegó al sitio, ella solamente podía recordar lo que había sucedido minutos atrás en la oficina de Nicholas.—Un whisky doble —pidió.—¡Que sean dos! —el grito masculino le hizo fruncir el ceño.—¿Me estás siguiendo las huellas, Black? —preguntó Emma sin verlo.—¿Emma? —la sorpresa en la voz de Ryan le hizo darse cuenta de que no estaba siguiéndola.Era su mala suerte que siempre la llevaba encontrarse a Ryan en los sitios menos pensado. Había sido siempre así, Ryan siempre aparecía para cortarle la diversión, pero esta noche ella no cedería ante su tutor, Ryan Black fuera de la oficina no tenía autoridad sobre ella.—Sí, Emma, ¿algo que decir? —cuestionó la chica.—Nada, ¿podemos beber juntos? —preguntó y sin esperar respuesta se sentó al lado de la chica—. Me sentiré mejor si te cuido las espaldas —añadió.Emma dejó escapar una ligera risa al escucharlo, si no lo conociera también se habría
Despedida Betsabé miró a su pequeño hijo, Henry le sonrió y la tomó de la mano con firmeza. Ella le devolvió la sonrisa con amor y caminó fuera del departamento en el que había vivido durante las últimas semanas, tras la operación de su hijo.De alguna manera, Emma se había asegurado de mantenerla sana y a salvo, tal como se lo había prometido cuando le había perdonado y propuesto su participación en el caso de Clarise.Lo que ella nunca pudo imaginar es que al final de todo, Clarise también fuese salvada por Emma y su esposo.Aunque había participado activamente en el robo de la joyería de los esposos Black, especialmente Emma, no solo la había perdonado, sino también había buscado una manera de ayudarla con la enfermedad de Henry y eso era algo que ella iba a agradecerle toda la vida.Betsabé dejó de pensar en el momento que las puertas del ascensor se abrieron y le mostraron el camino que ahora debía tomar.Tenía que empezar de cero, tenía una nueva oportunidad y aunque en un inic
Reencuentro Betsabé esperó en la puerta del colegio por su hijo. Henry llevaba una vida normal, no había sobresaltos ni sustos en las madrugadas.Habían pasado dos años desde que el suplicio había terminado, podía considerarse una mujer muy afortunada en la vida y muy feliz.—Mamá, quiero tomar un helado. ¿Me llevas al centro comercial? —preguntó Henry de ahora nueve años.—¿Un helado? —preguntó mientras tomaba al pequeño de la mano y se dirigían al auto. Betsabé había comprado su primer coche hacía un mes, en dos años había logrado mucho más de lo que había conseguido en toda una vida, y no lo habría logrado sin la ayuda de Emma Black, su hada madrina.—Sí, quiero el helado más grande que vendan en la heladería —dijo Henry muy emocionado.—Tendrás que pedir para llevarlo, estoy corta de tiempo, tengo que volver a la joyería. La señora Emma llevará nueva mercadería hoy y necesito estar presente.—¿Traerá a Natalia? —preguntó.—¿Natalia?—Sí, me gusta pasar tiempo con ella, ¿crees qué
¿Quieres casarte conmigo?Para Betsabé, sentir la cálida mano de Nicholas sobre su mano mientras caminaban al estacionamiento del centro comercial era un sueño. Por un momento creyó que se trataba exactamente de eso.Pero las pequeñas carcajadas de felicidad de Henry mientras caminaban tomados de la mano como una verdadera familia le hicieron caer en cuenta de la realidad.¡Nicholas había regresado!—Cielos, necesito que alguien me pellizque, sigo pensando que todo esto es un sueño —murmuró.—¿No sería mejor un beso?Betsabé detuvo sus pasos de manera abrupta al escuchar las palabras de Nicholas. En el pasado se habían dado uno que otro beso, todo antes de su separación. Aunque había pasado mucho tiempo, ella aún podía recordar los besos del hombre.Sin embargo, el recuerdo no le hacía justicia.Betsabé se olvidó que estaban en el estacionamiento del centro comercial, se olvidó por un momento que su hijo estaba siendo testigo de aquel beso apasionado que Nicholas le estaba dando.Bets