Capítulo ochenta y cinco. Recuperando la tranquilidad

Emma se aferró al cuerpo tibio de su hija mientras gruesas lágrimas cayeron por sus mejillas al escuchar la despedida de Angélica.

Dolía, en el fondo de su corazón ella sufría por Angélica, por esa niña que debió sufrir a manos de Richard Lewis, por la mujer que cuando tuvo el amor no supo reconocerlo. Porque Emma no se engañaba, sabía muy bien que Nicholas a pesar de todo había amado a Angélica con todo su ser, como jamás la había amado a ella, ni siquiera siendo amigos desde la infancia.

Pero sobre todo le estaría profundamente agradecida a Angélica por salvar a su hija. Emma tenía la completa seguridad que el GPS del móvil no se había activado solo, era imposible siquiera que se activara por accidente o por arte de magia.

—Es mejor salir de aquí, esto se llenará de policías en cuestión de minutos y no quiero generar más problemas, por favor —pidió Ángel y tanto Ryan como Emma sabían a lo que se refería.

Ellos estaban en una misión de rescate siendo civiles y así fueran los padres d
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