Capítulo cuarenta y nueve. Un aliado secreto

«Te veo a las ocho…»

«Te veo a las ocho…»

«Te veo a las ocho…»

Cinco palabras que se repitieron en la cabeza de Ryan como un mantra, mientras se preguntaba. ¿De verdad Emma había aceptado salir a cenar esa noche con él?, Ryan no podía creerlo. Por supuesto, él estaba trabajando duro para esto, no obstante, no creía que fuera posible que…

—¿Ryan? —llamó Emma al verlo tan quieto como una estatua de mármol—. ¡Ryan! —exclamó sin levantar la voz, no quería llamar la atención de su padre, no quería que ellos volvieran a discutir una vez más. Ellos eran amigos.

—Pellízcame —susurró Ryan tan bajito que Emma no logró escucharlo.

—¿Qué?

—Pellízcame —repitió.

Emma sonrió y antes de que el hombre pudiera ser consciente de lo que había pedido. La muchacha llevó dos dedos al brazo y sobre la manga del traje de oficina pellizcó tan duro que hasta se sintió complacida cuando…

—¡¡¡Auch!!! ¡Eso duele! —gritó Ryan y Emma no pudo evitar dejar escapar una carcajada al escucharlo.

—Soy una esposa complacie
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