POV: Nevaeh Winter. El dulce sabor de sus labios aún persiste en mi boca. Ese calor, esa pasión, ese cariño tan extraño pero tan familiar. ¿Siempre me besó así? ¿Cómo me hacía sentir? ¿Con mariposas en el estómago, como ahora?.Estoy acostada en la cama, mis ojos fijos en el techo, tocando mis labios desde anoche. No pude dormir pensando en él. ¿Le pasará lo mismo o solo soy yo?.Decido levantarme y, en cuanto lo hago, corro al baño por las fuertes arcadas que me asaltan. Vacío mi alma en el inodoro y luego me lavo la cara en el lavabo. Los síntomas del embarazo me están pasando factura.Me quito el pijama y me miro al espejo. Mi barriga está bastante avanzada, con varios meses, aunque no sé cuántos exactamente. Me veo panzona, pero aún no he subido de peso, lo cual es normal considerando que recién me despierto después de hibernar durante sabe Dios cuántos años.Después de observarme un rato, tomo una ducha de agua tibia. La mañana está fría y no estoy dispuesta a soportar el mismo
***Evito mirarlo. Finjo que no está pasando nada. Está sentado justo frente a mí y solo quiere comerme con la mirada. Soy su esposa, ¿cuál es la vergüenza?.Estamos en la mesa del comedor, desayunando en familia. De vez en cuando miro a Benjamin de reojo, y él sigue observándome con una expresión que mezcla furia y desconcierto. Todo porque me pilló espiándolo en el baño.«Qué dramático»—¿Sucede algo entre ustedes? —el señor Charles rompe el silencio con su voz grave. Yo me aclaro la garganta y sigo comiendo —. ¿Siguen peleando?.—Pregúntale eso a...—Para nada —interrumpo a Benjamin antes de que pueda delatarme. Qué vergüenza para mí —. Nos estamos llevando de maravilla. Ya hasta nos hemos besado.—¿Qué? —mi suegro casi se atraganta con la comida. Los demás apartan la mirada, incómodos, y Benjamin casi se me lanza encima para estrangularme.—Bueno... somos esposos, ¿no? Deberíamos avanzar más rápido —comento casualmente. Al diablo con los modales en la mesa —. Es más, creo que ya d
POV: Benjamin WorsleyQuiero arrasar con todo a mi paso. El enojo corre por mis venas sin disminuir ni una pizca. ¿Qué demonios me pasa? Solo verla tan cerca de él, casi besándose, me hizo hervir la sangre de una manera inhumana.Por mucho que intenté demostrar que no me afectaba, terminé explotando como un maniático celoso marcando su territorio. Le di un beso nada dulce. ¿En serio? ¿Desde cuándo soy así?.Sigo dando vueltas en mi estudio, intentando aliviar de alguna forma la molestia que llevo por dentro. Esa mujer sabe cómo atacar mis puntos débiles, esos que ni siquiera sabía que tenía. Ni hablar de mi tío Richard. ¿Qué pretende al provocarme así? ¿Que acepte toda esta situación como si nada? Si es así, casi me vuelvo loco de los malditos celos, aunque odie admitirlo.—Señor, el auto está listo —me informa Hitler, tocando a la puerta. Detengo mis pasos y me dirijo hacia ella, abriéndola antes de dar la orden.—Tú te quedas aquí —le digo, y me mira confundido. Siempre está conmigo
***La incomodidad estando cerca de mí es evidente. Trata de disimular lo mejor que puede, pero no me engaña. Estoy convencida de que me está siguiendo y vigilando. ¿Qué le pasa a Benjamin? Es obvio que fue él quien envió a su perro de confianza, Hitler, para espiarme.Decidí salir a pasear por los jardines del castillo con Joel, quien me pidió ayuda con su tarea después de que Benjamin se fue a la empresa. Pero, extrañamente, Hitler nos ha estado siguiendo. No estoy en peligro, no necesito atención y no tengo intención de huir. Entonces, ¿por qué diablos me sigue? Lo único que se me ocurre es el reciente suceso con el tío de Benjamin, y quizás por eso está paranoico.—Mami —Joel tira de mi vestido y aparto mis ojos de Hitler para fijarme en él—. Ya hice la tarea, ¿quieres verla?.—Claro —sonrío, tomando la libreta que tiene en su mano. Ha hecho un dibujo: un castillo todo mal trazado, una muñequita bajo un árbol, otro muñeco varón a su lado, y un garabato más pequeño que sostiene la
***—¿Quiénes eran ellos? —pregunto curiosa a Richard, mientras mis ojos recorren la oficina de Benjamin—. Me miraban extraño. Todos lo hacen.—Ellos son el secretario y la asistente de Benjamin —responde, haciéndome una seña para que me siente en un sofá—. Desde que tú y él se casaron, nunca has salido a la luz pública. Todos saben quién eres, pero... hay un detalle que se ha pasado por alto.—¿Qué detalle?—Oh, mira la hora que es —finge mirar su reloj. Lo fulmino con la mirada, es obvio que no quiere decírmelo—. Tengo que llevar a Joel con mi asistente para poder trabajar. ¿Te importaría esperar aquí?—No hay problema —contesto entre dientes. Algo me oculta ese viejo charlatán.Antes de salir, Joel corre hacia mí y me pide un beso en la mejilla. Es igual de pícaro que su padre. Le doy el beso y él besa de vuelta la mía, luego sale corriendo delante de su padre casi dando saltitos. Richard se ríe y niega con la cabeza, saliendo por completo y dejándome sola.La oficina de Benjamin e
POV: Benjamin Worsley Golpeo el escritorio con fuerza, desatando mi furia interna en la tormenta de papeles que caen al suelo. El caos se apodera de mi oficina, quiero destrozar todo a mi paso, desquitarme con estos objetos de poco valor antes de hacerlo con alguien. Suelto una maldición cargada de frustración y desesperación. Odio todo a mi alrededor, pero más que nada, me odio a mí mismo. Si ella supiera cuánto me duele esta maldita amnesia que nos afecta a ambos, entendería mi desesperación. Lo confuso que estoy. No puedo sentirme completo a su lado sin recordar nuestro pasado juntos.Mi pecho duele, y el aire se me escapa de los pulmones. ¿Por qué mierda me hirieron tanto esas últimas palabras que me dijo antes de salir? El Benjamin del pasado, que la amaba con locura, está en guerra con mi "yo" actual. El miedo a perderla es un monstruo aterrador que se cierne sobre mí. Tengo pavor, me aterra. El divorcio se ha convertido en la sombra que me amenaza constantemente. Si ella re
***POV: Nevaeh Winter Contengo las lágrimas para no llorar delante del chófer que me observa por el espejo retrovisor. Las emociones al estar frente a mi antiguo hogar son abrumadoras.El auto está estacionado frente a mi vieja cabaña, que ahora parece una casa embrujada debido a su estado descuidado. Está cubierta de vegetación por todas partes; incluso el camino de entrada está desbordado de maleza tras meses de abandono. Es desolador.Abro la puerta del auto y salgo, sosteniendo mi panza mientras mis pies acarician la hierba que casi llega hasta mis rodillas. Huele a abandono. No puedo creer que haya dejado mi hogar, el lugar que amé desde mi niñez porque pertenecía a mis padres.—Señora, vuelva al auto. Puede ser peligroso —me advierte el chófer, bajando también.—Estaré bien —le digo suavemente, sintiendo un nudo gigante oprimiendo mi pecho—. Es mi hogar, después de todo.El hombre me mira confundido, pero lo dejo atrás y avanzo hacia adentro. La puerta no tiene seguro, así que
******POV: Benjamin Worsley —¿Crees que puedo calmarme? —le espeto a mi padre por tercera vez, dando vueltas por todo el estudio con los ojos de mi abuelo y Hitler sobre mí. Estoy ardiendo en enojo, preocupación y duda. ¿Qué demonios? Nevaeh no es así, sé que es altanera, pero esta noche se ha mostrado más... ¿fría e indiferente?—No la culpo. Esa niña te ha tolerado mucho. Si sigue insistiendo con el divorcio, la apoyaré —comenta mi abuelo de repente. Me tenso y volteo a verlo, sintiendo una espina incrustada en la carne de mi pecho con ese comentario.—No te atrevas, abuelo —advierto entre dientes.Mi padre suspira y niega con la cabeza.—Si no te calmas, no llegaremos a ningún lado. Y estoy de acuerdo con tu abuelo. Nevaeh hizo mal en irse sin avisar, es verdad, ¿pero no crees que la culpa es tuya? Ella necesita su espacio, su tiempo para pensar. Luego de lo que pasó en la empresa, no es para menos. Esa chica está cansada de tu indiferencia. Tú mismo te estás encargando de aleja