CAPÍTULO 3

El vuelo directo desde las vegas a los ángeles solo duro aproximadamente una hora.

En el corto tiempo, Damián se sentó en la parte de adelante. Allí, nada más estuvo sumergido en sus pensamientos. Al llegar al hangar privado, subimos a una camioneta con destino desconocido para mí, ya que Damián no ha dicho nada desde la salida del hotel.

Es como si el gato le hubiera comido la lengua.

Nuestra salida de ese lugar fue un caos.

Mientras estaba sentada lo más alejada de Damián me tome el tiempo para leer algunos titulares en las diferentes columnas de chismes. Cada uno de ellos no me dejaba bien parada a mí. En cambio, dejaba como una víctima a Lucas el mismo que me había dejado algunos mensajes pidiendo explicaciones de lo sucedido.

¿De verdad?

¡Qué cara tan dura se debe tener para exigir explicaciones estando con otra mujer!

Resoplo y continuo con la medición de daños. Pero lo más me molesta es que los medios están haciendo ver a Lucas como un buen hombre y a mí como la mujer malvada que lo engaño.

«Cara engaña a Lucas.»

«El actor Damián Anderson, es la manzana de la discordia.»

«¿Desde hace cuánto engañaban a Lucas Jones?»

«¿Cómo podrá superar esto Bella?»

El que más me molesto fue el que decía:

«Declaraciones del portavoz, asegura que Lucas está destrozado.»

Seguro que sí.

Está destrozado en los brazos de Brenda.

Pero, que sabrán ellos.

Vamos en la parte de atrás de una camioneta y por la ventana observo como atravesamos la ciudad. Miro a un lado y veo a Damián con una expresión interrogante.

—¿A dónde se supone que vamos?

—A mi casa, en Calabazas.

—Necesito ir a la casa que compartía con Lucas por el resto de mis cosas—digo algo cansada.

—No creo que debas ir en este momento— me responde—La prensa de seguro espera ese movimiento.

Me siento de lado mirándolo directamente a los ojos.

—No entiendes. Debo ir por mis cosas—niego—En necesario, allí tengo algo importante que no quiero que caiga en las manos de Lucas.

Frunce el ceño y sus ojos se llenan de interés.

—No me digas que son videos de ustedes dos juntos teniendo sexo.

—¡No! —exclamo mirándolo mal—No es nada sexual por si te preocupa. Por cierto, mi vida privada no es asunto tuyo. Además, si lo hubiera ¿Qué importa? —mi tono es frío —Te recuerdo, que en tu película saliste prácticamente desnudo en más de una ocasión —de repente recuerdo algo más. Algo en lo que no había pensado— ¿Es cierto que estás saliendo con tu co-estrella?

La prensa los ha emparejado desde que la película salió y en realidad ambos tienen una excelente química. Bella Green es una de las mujeres más hermosas dentro de Hollywood en este momento.

Arquea las cejas.

—Primero. Puedes estar tranquila, Bella y yo solo somos buenos amigos—no digo nada —Segundo. En cuanto a la película, si me desnude era trabajo—una sonrisa secreta se extiende en sus labios—¿Viste mi última película Cara?

Resoplo.

—¿Quién no la vio? —me encojo de hombros y miro a un lado antes de devolverle la mirada, antes de volver al tema inicial—Necesito ir a esa casa y recuperar todas mis cosas.

—Primero debo esperar mi representante. Él ira a casa—se queda pensando—La única forma de ir a la casa de tu ex, es por la noche sin que nadie nos vea.

Lo miro mal.

Suspira.

—Si la prensa nos ve allí, saldremos más sucios de lo que ya estamos.

—No puede pasar de esta noche. Lucas se va a presentar de nuevo en las vegas antes de regresar—continuo—Se supone que asistiría a una premiación antes de la boda. Así que esta noche iré por mis cosas. Si o si—ladeo la cabeza en modo hostil.

—Está bien. Iremos esta noche.

—Gracias—murmuro aliviada antes de volver a mirar por la ventana.

—Entonces, ¿Te gusto mi película?

¡Insiste el jodio!

Pongo los ojos en blanco mirando el tráfico de LA.

—Digamos que mi amiga me insistió y la vimos —hago un gesto para restarle importancia —Créeme no fue la gran cosa.

Keyla.

Había comenzado mi amistad con Keyla cuando fue contratada para diseñar la imagen de Lucas. La mujer y yo nos llevamos bien desde el inicio y hasta el día de hoy es mi mejor amiga.

Un tiempo después dejo el trabajo por diferencias con Martín seguimos en contacto y cuando nos juntamos me la paso muy bien.

Eso me recuerda que no he abierto ni sus mensajes ni los de mi madre. Mucho menos contestado sus llamadas. No estoy lista para darles una explicación. Si yo misma no sé qué coño me poseyó para casarme con este extraño sentado a mi lado.

Ignoro la mirada brillante que Damián me dedica. Sé que mi comentario le ha dado justo en el ego. Oculto mi sonrisa y lo ignoro.

Unos minutos después, no me sorprende ver la residencia de Damián. Es todo lo que imagine. La casa que compartí con Lucas hasta hace poco es solo unos metros más pequeña ubicada en Santa Mónica.

Creo que Lucas quería alejar los recuerdos de su infancia. Un chico que vivió con su madre en un parque de remolques. No tenía nada de malo, logro superarse y es uno de los cantantes de Country más populares en la actualidad.

El interior de la casa de Damián es impresionante, pero como antes no es nada que ya no haya visto antes. Entradas majestuosas y pisos hermosos, la decoración es actual en blanco y negro con escaso mobiliario.

Definitivamente, aquí vive un soltero.

Una mujer de mediana edad con gesto serio y solemne aparece vistiendo un uniforme de falda negra y camisa blanca abotonada completamente y su cabello está severamente recogido en un moño apretado.

—Cara. Ella es Celeste, mi ama de llaves —hace un gesto hacia ella.

—Un gusto Celeste—Saludo.

Su mirada de condena me barre antes de mirar a su jefe.

Oculto la mueca.

—Señor. Su madre ha llamado durante toda la mañana—Es el turno de Damián de hacer una mueca.

—Debí contestar sus llamadas de antemano—murmura en voz baja. Sin embargo, logro escuchar claramente lo que dice.

¡Vaya! Al parecer, no solo yo huyo de una madre intensa.

—¿¡Dime en qué coño pensabas Damián!? —ambos damos la vuelta para encontrarme con un hombre, unos años mayor que Damián.

Su cabello es negro y sus ojos oscuros están atentos. Viste un traje a medida que le sienta bien.

Zane —el tono de Damián es cansado—No me digas nada que ya no sepa.

Él niega y avanza hasta mí.

—Así que tú eres la esposa de Damián—comenta en tono de censura mientras sus ojos me estudian con desconfianza.

—Cara Miller.

—Lo sé—ladea la cabeza— De hecho, sé mucho de ti Cara—Me da una sonrisa falsa.

Si cree que me va a intimidar, está equivocado.

—Pues, es bueno que lo sepas—respondo—Estoy segura de que podrías contarme cosas de mi vida que de seguro no sé —mi tono desborda ironía. Miro a Damián—Solo vine aquí para evitar un escándalo que me afecte más a mí —digo las palabras con énfasis —No te equivoques Damián Anderson. Tú y tu carrera me tienen sin cuidado—sus ojos echan chispas—Mantén la correa de tu perro o saldré por esa puerta y mañana a primera hora recibirás la petición de divorcio.

Su cuerpo se tensa y escucho la maldición ahogada de parte de Zane.

—Zane. Espéranos en mi oficina.

—Damián—musita este.

El mencionado desvía la mirada y la clava en su represéntate.

—Hazlo Zane—desvía la mirada hacia mí —Creo que tienes un punto, pero no pienses que cederé a todas tus demandas.

—Ídem—respondo con simpleza dándole mi mejor sonrisa de cabrona.

Si no quiero que me pasen por encima como un tren de carga, tendré que plantarles cara. Veo como resignado Zane se aleja, lo mismo sucede con Celeste que ha presenciado todo el intercambio sin inmutarse.

—Bien. Pongamos las cosas claras—anuncia Damián haciendo un gesto hasta lo que parece el salón principal.

Ha llegado la hora de negociar y establecer mis demandas. Si no quiere que su carrera se hunda en un escándalo más penoso, tendrá que hacer una muy buena oferta.

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