Decirle al hombre más cotizado de la industria de Hollywood que seguirás casada con él por compasión no tiene precio.
Es la guinda del pastel para este caos en el que me he metido.
Siempre he sido un imán para los problemas. Pero creo que esta vez me he pasado y estoy metida en uno enorme.
Por lo poco que he vislumbrado de la personalidad de mi nuevo marido. Puede darme cuenta de que es un tipo vanidoso, sabe lo que representa y por supuesto esta consiente de su atractivo.
Un engreído total.
Sin embargo, también me pregunto por qué accedí a seguir casada con él, cuándo lo que debería hacer era mandar todo al carajo e irme. Quizás porque mi ego herido no me permite exponerme de nuevo a las habladurías.
—¿De verdad Cara? —susurro acostada en la cama de la habitación de invitados.
Después de publicar el comunicado y de ir por mis cosas a la casa de Lucas, volvimos. Una sonrisa tira de mis labios al imaginar su cara cuando vea su comic de la primera aparición de Thor que le costó treinta mil dólares, hecha ceniza.
Damián amablemente me mostró la habitación que ocuparía durante este tiempo. De hecho, tenemos muchas cosas que poner sobre el acuerdo de un matrimonio.
Doy vuelta en la cama y tomo mi móvil para ver de nuevo el mensaje de Keyla.
*Necesitamos hablar en persona. Espero tu llamada. *
—Quizás mañana lo haga—susurro.
Me levanto de la cama y me acerco hasta el sofá individual que está frente a una ventana. Allí descansa mi estuche de guitarra.
Cuando le dije a Damián que debía ir si o si por mis cosas no era cierto.
No podía permitir que Lucas se hiciera con mi trabajo. No después de lo que me hizo.
Tomo el estuche y me siento en el sofá, lo abro y saco mi libreta debajo de la guitarra que siempre uso en casa. Reviso las hojas de la misma que están llenas de letras.
Las mismas que Lucas pensaba utilizar en su próximo álbum.
¿Qué dirían si supiera que el ochenta por ciento de las canciones de Lucas Jones en realidad son mías?
Estoy segura de que si la prensa lo supiera ya no sería más el chico de oro que enamora a través de sus letras. Porque sus letras en realidad son mías.
Martín lo sabe y es por eso que temía que me enterara de la infidelidad de su representado.
Maldito cobarde.
Suspiro y niego alejando las lágrimas repentinas que quieren brotar de mis ojos.
Tomo la guitarra y la toco con suavidad para no molestar a Damián que duerme en frente. Dejo que los acordes hablen y comienzo a tararear una melodía que de inmediato comienzo a garabatear en mi libreta.
Desde unos años atrás comencé a vender algunas de mis canciones a través de Keyla.
Lucas no estaba feliz, pero le dije que era una manera de generar mi propio dinero. Después de muchas discusiones me apoyo, pero con la condición de que lo hiciera con un seudónimo. Así que acepte y hasta ahora África es la autora de varias canciones que han llegado al top ten de Billboard.
Flashback.
—Nena, ¿Para cuándo terminarás la última canción del álbum? —inquiere Lucas llegando hasta mí. Toma asiento a mi lado en el camastro frente a la piscina.
Suspiro.
—Aún me falta trabajar más en los últimos detalles.
Me rodea con su brazo y deja un beso en mis labios.
—Esa es mi chica—murmura— Martín quiere que las llevemos al estudio al término de la gira por nevada.
Frunzo el ceño.
—Pensé que lo haríamos después de la boda —hace una mueca.
—Se lo dije, pero sabes lo intenso que es Martín con el trabajo.
—Lucas…
—Lo sé amor. Iremos a nuestro viaje de bodas sin problemas, le mostraremos las canciones y pondremos fecha para las grabaciones.
Me recargo en su pecho y miro el valle de Santa Mónica que es como una ventana al paraíso.
Mi vida es perfecta con Lucas. Entonces, porque no me siento completa.
Hay días en los que la soledad me arropa a pesar de estar junto a este hombre que siempre ha estado a mi lado.
Fin flashback.
—Mi corazón lo sabía—susurro en el silencio de la habitación.
Duele, pero debo superarlo y encontrarme a mí misma.
Por eso acepté seguir este falo matrimonio. Sé que esto me dará el tiempo de pensar en el rumbo que mi vida debe seguir y dejar atrás la sombra de Lucas.
Una parte de mí quiere salir a la luz. Dejar a África atrás y demostrar a todos lo que soy. Sin embargo, el temor de no ser aceptada y perder lo poco que he conseguido no me deja gritarlo a los cuatro vientos.
Alejo los temores que siempre me vienen cuando reflexiono en exponer mis escritos y continúo garabateando hasta que los ojos se me cierran por si solos.
Dejo a un lado mi libreta junto a la guitarra y me voy a la cama para tratar de conseguir un poco de descanso y salir de esta pesadilla que ya se ha vuelto muy larga.
La mañana siguiente me despierto sintiéndome algo mejor, busco en mi maleta algo que ponerme y encuentro un vestido suelto y bailarinas negras.
Mi cabello lo dejo suelto y bajo para poder empezar mi día.
Al bajar espero encontrar a Damián, pero únicamente encuentro a Celeste en la cocina. La mujer me estudia en silencio.
—Buenos días —murmuro algo cohibida.
—Buenos días —responde con actitud— El señor salió y me dijo que le preparara el desayuno. Sin embargo, no sé cuál es su dieta. Tengo algunas cosas veganas en la despensa que usamos para algunos amigos del señor.
—Lo siento, pero no. No soy vegana, ni vegetariana. De hecho, me gusta desayunar de manera normal —me mira extrañada—Sí. Café con leche completa, Huevos ¿Algo de tocino? ¿Fruta?
Su expresión cambia un poco. Solamente un poco y asiente.
—En seguida le preparo algo, señora.
—Cara por favor. Llámame Cara —le pido tomando asiento en uno de los bancos frente a la isla de la cocina.
Con algo de escepticismo comienza a preparar el desayuno. La mujer está entrenada para no decir mucho y me parece algo exasperante porque yo soy una persona muy sociable.
Algo que incomodaba a Lucas.
Alejo ese pensamiento negativo. Es muy temprano para pensar en él.
Mi teléfono suena y veo que es mi madre. Es algo que no puedo posponer más. Así que me disculpo con Celeste y salgo por la puerta corredera que da a un pequeño espacio para el desayuno al aire libre y una piscina infinita que bien podría competir con una olímpica.
Recorro el lugar y encuentro un columpio doble debajo y tomo asiento antes de contestar.
—Hola mamá.
—¡Es increíble que no contestes mis llamadas Cara! —es el saludo de mi madre—No sé qué estabas creyendo—continúa—¿De verdad? Te has casado con otro hombre que apenas conoces y has dejado a Lucas después de diez años.
—Así es —respondo con simpleza.
Sé que, diga lo que diga, no aplacaré los ánimos de mi madre. Para ella, lo que digan de nosotros es importante y una mujer no debería tener ese tipo de comportamiento.
Digo, las mujeres solo nacimos para casarnos, tener hijos y llevar una casa. Ideología de m****a que Linda Taylor intento inculcarme. Cosa que nunca estuvo en mi mente
Jamás me ha perdonado, el no salir de su casa vestida de blanco. En cambio, me fui con Lucas e hicimos nuestro propio camino.
—Damián es un buen hombre —me defiendo.
Espero que sea de esa manera.
—Nada más me das disgustos —gruñe —Desde ayer, eres la comidilla de todo el pueblo y tu padre y yo estamos muy decepcionados y dolidos por tus actos impuros.
Alejo el móvil de mi oído y maldigo.
¿En serio?
Impuros.
¿Qué soy?
Una prostituta y Damián mi proxeneta.
—Mamá. Sé que nunca has aprobado mi estilo de vida— digo quedándome corta— Pero te pido que, por favor, no me juzgues. No soy perfecta como tú —mi tono es sarcástico —Eres mi madre y te quiero, pero no soy una mala persona. Soy un ser humano que se equivoca.
—Hablas igual a esas mujeres de allí. Yo crie a una buena persona ¿No sé en qué me equivoqué? Perdiste tu camino.
—¡Ya basta Linda! —escucho la voz de mi papá. El único que siempre me ha apoyado en todas mis locuras. Y me defendía de la intransigencia de mi madre.
Escucho como descuenten antes de que papá le quite el teléfono.
—Hola cariño, ¿Cómo estás? —sonrió ante el tono meloso de papá. Robert Taylor es la antítesis de mi madre. En realidad, no entiendo como terminaron juntos.
—Bien papá— respondo— ¿Ya cambiaste el techo del granero? — inquiero. Había enviado el dinero para las reformas de la casa hace años. A pesar de las distancias y el carácter de mi madre, nunca los he descuidado.
—Hace un par de días terminamos el trabajo y quedo como nuevo— sonrió —Lucy y Donna están felices —lanzo una carcajada al escuchar el tono cariñoso con el que habla de las vacas.
—Te dije que dejaras de ponerles nombres.
Bufa.
—Ya sabes que no lo haré —suspira—Dime la verdad cielo ¿Estás bien?
—Vale—digo limpiado la esquina de uno de mis ojos —Estoy bien —miento
—Sabía que ese idiota te haría algo así. Pero es un idiota por no saber apreciarte—es claro que ya leyó el comunicado de prensa. Además, Lucas nunca fue santo de su devoción.
—Papá.
—Lo es —me corta—sé que no te gusta hablar de ese empanao y te apoyo. Si decidiste dejarle y hacer lo que hiciste, confió en tu madurez.
—Gracias por apoyarme y no juzgarme —susurro emocionada.
—Pero, dile a ese esposo tuyo, que lo quiero aquí en la granja. Ya veremos que tan hombre es.
—¡Por Dios papá! —me rio. No me imagino a Damián ordeñando vacas, menos dando de comer a los cerdos.
—Tienes que venir con él— dice al fin— Eso calmara los ánimos de tu madre y aplacara las habladurías del pueblo.
—Lo hablaré con él —anuncio. Me despido de él y cuando cuelgo, me quedo mirando el bello paisaje frente a mí.
Las palabras de mamá me entristecen y molestan a la vez.
Sin embargo, sonrió al imaginar a Damián ordeñando una vaca.
No creo que sea algo que alguien haya visto antes.
Sorbo de mi bebida mientras tomo algo de sol.Al menos ahora puedo tener un poco de tranquilidad luego de tanto estrés.Sí, hablar con mi madre me hace pensar en tantas cosas y termino sintiéndome como una mala persona.Así que, después de un desayuno delicioso, Celeste se retiró a terminar sus deberes y me quede en la piscina con mi libreta escribiendo algunas notas, las mismas las deje a un lado tratando de pensar cuál será mi próximo paso.Después de mi conversación con mis padres, sé que debo idear algo para arrastrar a Damián hasta mi casa.El problema es, ¿Cómo lo hago?También le escribí a Keyla y nos veremos al finalizar la semana cuando venga a LA.— Veo que estás disfrutando tu mañana — la voz de Damián irrumpe el silencio.Me quito las gafas de sol y me siento en el camastro para ver a Damián caminar hasta mí.Viste vaqueros desgastados y una camiseta blanca, todo el atuendo es despreocupado junto a sus botas de combarte desgastadas.El hijo de puta es sexi y eso no es nego
— ¿Lista para esto? — inquiere Damián cuando estaciona en el lugar indicado detrás del restaurante.— No alarguemos más esta agonía — digo ganándome una risa de su parte.Bajamos del coche y somos guiados hasta el inicio de la alfombra verde dispuesta para que la prensa haga su trabajo.Mis manos sudan y miro alrededor para notar como nos miran las personas.Unos con sonrisas.Otros con escepticismo y están los que nos miran mal.— Bien. Creo que oficialmente soy la peor ramera en este momento— susurro sintiendo un hueco en el estómago. Damián me mira frunciendo el ceño.— No eres nada de eso. Solo tienen envidia.— Vale. Ahora se le llama envidia.— Venga. Es el momento— dice cuando una de las organizadoras le hace una seña. Respiro profundo y cuando entramos a la alfombra, los reflectores y el flash de las cámaras me dejan casi ciega.Las personas gritan preguntas y otros dicen cosas que no entiendo.Es un maldito caos.— ¡A tu derecha Damián! — grita una voz masculina.Poso con mi
Nuestro objetivo fue cumplido con éxito.La prensa ha quedado encantada con nuestra aparición y tiene de que hablar por unos cuantos días.Muchas personas se acercaron a durante la noche y Damián las deleito con una historia que podría ser considerada para una adaptación cinematográfica.Al parecer lo nuestro fue amor a primera vista.¿De verdad?¿Se puede ser más hortera?Decidí seguirle la corriente.Sin embargo, no es como si me interesara agradarle. Siempre he sido muy hermética con la información que hago de conocimiento público. Damián por su parte, es una persona muy sociable y destaca entre la multitud. Es obvio porque ahora es el preferido de Hollywood.—¿Quieres algo de comer? —escucho que dice Damián junto a mí.Aunque acabamos de salir del restaurante. Como es Los ángeles, solo se sirvieron mini platos de degustación. Fue divertido ver la mueca de Damián.Al parecer, el hombre prefiere algo más sustancioso. La verdad es que yo también tengo ganas de algo más.— Muero por n
POV DAMIÁN.Esta mañana salí de casa muy temprano. Al detenerme junto a la puerta de Cara no escuche ruidos. Lo que quiere decir que todavía estaba dormida. Ayer, después de ese beso compartido nos conduje de regreso a casa. Durante el trayecto no dijo nada. Al parecer mis últimas palabras la desconcertaron.No es la única sorprendida por la confesión. Fui sincero cuando le dije que ella era una mujer capaz de poner mi mundo de pies a cabeza.¿Por qué?Míranos ahora. Casados cuando un matrimonio nunca ha estado en mis planes. Tampoco me considero material de esposo, pero veme aquí. Esposo de una mujer que apenas conozco. Cara me intriga, es brillante, capaz de sobreponerse a situaciones estresantes en un milésimo de segundo. Además de ser hermosa e intrigante.Sí. Intrigante.Hay algo que no he podido descifrar. No me pasa desapercibido que esconde algo, pero ¿Qué? Si quiero descubrirlo, debo ser muy sigiloso y tener paciencia porque Cara tiende a desconfiar de las personas a su alred
Término de escribir las últimas notas de la canción en la que estoy trabajando cuando decido que es suficiente por hoy. He pasado el día en la habitación tocando y escribiendo. Desde que estoy aquí, he podido componer una canción entera y tener una a medio camino.Es sencillamente fantástico.Mi mirada se va de nuevo a mi móvil. Damián me escribió más temprano queriendo saber qué hacía. Como no estoy preparada para decirle, evadí mi respuesta como siempre.Sin embargo, él tiene razón. Es extraño que siendo mi esposo no sepa lo que hago.Es solo un falso matrimonio.Asoma la cabeza mi feo subconsciente. Lo ignoro y guardo mi desorden. Me levanto del piso donde he estado trabajando y me estiro para aliviar el dolor en mi espalada. Había almorzado arriba sola. Celeste fue amable en traerme algo. Al principio me dio vergüenza que viniera hasta aquí con mi almuerzo, pero me dejo claro que no le importaba.Miro por la ventana y me doy cuenta de que está anocheciendo. Así que decido bajar. M
Dejo atrás a Damián y hago el camino de regreso a la casa para encontrar a Celeste en la cocina, aún estoy algo cocada por lo que acaba de pasar, pero debo reponerme y enfrentar la situación que tengo en frente en este momento.— Ya espera en la oficina de Damián— anuncia Celeste algo incómoda.— Gracias —murmuro pasando por su lado. Cuando llego afuera de la oficina de Damián respiro profundo y abro la puerta. Encuentro a Martín frente a la repisa de premiso que Damián tiene en exhibición. Es extraño que en el resto de la casa no hay nada que lo haga ver como un fanfarrón. De hecho, todos están en esta oficina.— Algo estrafalario ¿No? — comenta Martín sin mirarme.Cierro la puerta detrás de mí.— Al menos, no tiene un cuadro de sí mismo dominando toda la chimenea del salón principal — comento en tono seco refiriéndome a Lucas. — Admítelo. Te encantaba— me mira desde su posición con una sonrisa arrogante.Martín es un hombre bajo y delegado. Tiene el cabello algo encanecido y si no
Me despido de Keyla con la promesa de vernos pronto.Damián había sido amable con ella, el momento más bochornoso fue cuando Keyla le pregunto si podía tener una fotografía con él. Por un momento pensé que Damián se burlaría de ella, pero, en cambio, se tomó varias selfis.Mi amiga miraba a Damián como si pudiera caminar sobre el agua. Con emoción compartió las fotos en sus redes sociales para chulear con sus seguidores. Keyla no era extraña entre famosos, pero al parecer Damián era diferente.Ella es toda una fan.Damián no se inmutó ante la euforia de Keyla.Creo que, a estas alturas está acostumbrado al tipo de seguidoras como Keyla.Sin embargo, hay otra cosa que también ocupa mi cabeza y es Martín junto a sus demandas irracionales.¿De verdad cree que voy a seguir regalándole mi trabajo?Solo debo encontrar la manera de solucionar esto.— Estás muy callada—comenta Damián camino a casa de sus padres.— Nada más reflexionaba.— ¿En sobre lo que quería el representante de Lucas?— in
Miro a los padres de Damián que esperan una respuesta expectante.Obviamente, ambos quizás ya se hicieron una idea.— Mis padres llevan una granja—respondo de manera simple y sin adornar la respuesta. Porque, sinceramente no hay nada de qué avergonzarse.— ¿Una granja? — repite las palabras la madre de Damián antes de dar un gran sorbo a su copa de vino.— Sí. Los productos de la granja se llevan cada semana al mercado local y allí mis padres despachan. Es algo que han hecho toda su vida.Claramente, veo como me juzgan y la mirada de horror de Rose me molesta. No me avergüenzo de lo que hace mi familia para vivir. De hecho, me enorgullece.— ¿Tú estabas al tanto de eso? — Rose desvía la mirada hasta su hijo que ha estado en silencio.— Por supuesto—responde sorprendiéndome. Lo miro rápidamente antes de mirar a su madre.— ¿Hay algún problema con eso? — inquiero sabiendo de ante mano la respuesta.— No es lo que esperábamos— responde el papá de Damián claramente incómodo.— Esto es boc