Secuestrada

Hay situaciones en la vida en las que las personas necesitan preguntarse cómo demonios llegaron ahí. Justamente eso era lo que estaba haciendo Stella, reflexionando sobre todas las decisiones que tomó.

En una oscuridad abismal que amenaza con atraparlo todo, repite los eventos en su mente una y otra vez, y piensa en por qué sucedieron, pero cuando está atada a una silla con una bomba en medio del pecho, puede que no sea el mejor momento para preguntarse cómo terminó metida en semejante lío.

La verdadera pregunta que tiene que hacerse es… cómo diablos va a salir de eso.

Está aterrada, no se puede culpar, quién lo estaría si despertara en medio de una habitación sucia y oscura con una bomba pegada a su cuerpo.

Si no estuviese amarrada a una silla, sus piernas no fuesen capaces de sostenerla porque le estaban temblando a más no poder. Todo su cuerpo estaba gelatinoso producto del miedo.

A pesar de ello, sabe que no le va a valer de nada entrar en pánico. Alterarse solo logrará empeorar l
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