Capítulo 19: Cambios invisiblesSofía camina por los pasillos de la empresa, intentando ordenar los pensamientos que la persiguen desde hace días. La imagen del segundo beso con Alejandro aún está grabada en su mente, y no puede evitar recordar el calor de sus labios sobre los suyos, la manera en que la sostuvo, vulnerable pero decidido. Fue tan inesperado, tan intenso, que la dejó desconcertada. Sin embargo, lo que más la ha confundido es lo que ha sucedido desde entonces. Alejandro, aunque sigue siendo distante, ya no muestra el mismo desprecio en sus ojos. Las peleas constantes han disminuido, y ahora, aunque solo se hablan por temas estrictamente laborales, ella siente que algo ha cambiado entre ellos."¿Qué está ocurriendo?", se pregunta una y otra vez, sin encontrar respuestas claras. A pesar de los muros que ha erigido para protegerse, Sofía no puede evitar replantearse lo que siente por Alejandro. El odio inicial, la frialdad con la que ambos se han tratado, comienza a desdibu
Capítulo 20: Encuentros inesperados Las semanas han sido tensas pero productivas para Sofía y Alejandro. Aunque la relación entre ellos sigue marcada por silencios incómodos y miradas cargadas de sentimientos no resueltos, han encontrado una forma de trabajar juntos. Alejandro, a su manera, ha asumido el rol de mentor, explicándole a Sofía los detalles más técnicos del proyecto. A pesar de que ella no tiene conocimientos en arquitectura, ha aprendido rápido, admirando en silencio la dedicación y habilidad de Alejandro. Cada día que pasan trabajando codo a codo, Sofía se siente más atrapada entre el profesionalismo que requiere su rol en la empresa y los sentimientos contradictorios que Alejandro despierta en ella. Él, por su parte, se mantiene distante, como si el beso que compartieron semanas atrás fuera algo que nunca ocurrió. Finalmente, después de días interminables de trabajo, revisiones y ajustes, el proyecto está listo para ser presentado. Es el día del concurso, y Sofía s
Capítulo 21: Entre deseos y culpasLa semana ha sido larga y tediosa. Alejandro y Sofía siguen atrapados en la misma rutina, trabajando codo a codo en la empresa, pero una vez que cruzan el umbral de la casa, el silencio se convierte en su único lenguaje. Ya no hay peleas, ni discusiones cargadas de veneno, pero tampoco hay gestos de cercanía. El beso que compartieron ha quedado suspendido en el aire, como una nube que amenaza con desatar una tormenta en cualquier momento.Sofía se siente inquieta. La imagen de Mercedes Montalbán no deja de perseguirla, esa sensación de familiaridad que la atormenta, como si estuviera al borde de recordar algo importante. Pero a pesar de todos sus esfuerzos, no logra darle un sentido. Y Alejandro… él parece más distante que nunca, inmerso en una investigación que lo frustra más de lo que le da respuestas. El nombre de su madre sigue siendo un misterio, y con cada día que pasa, la búsqueda se vuelve más agotadora.Esa noche, el ambiente en la casa está
Sofía se levanta a las 6 de la mañana, como todos los días desde que comenzó a trabajar en la empresa junto a Alejandro. Aunque lo ha intentado, no ha podido dormir en toda la noche. El beso entre su esposo y ella sigue rondando en su cabeza, impidiéndole conciliar el sueño.Ya no puede seguir negando lo que siente por Alejandro. Sin embargo, la culpa la consume. No puede haber dejado de amar a Fernando en tan solo dos meses desde su muerte. Se siente una miserable por siquiera pensar en ello.Después de darse una ducha y vestirse adecuadamente para ir a la oficina, baja a la cocina para desayunar. Allí se encuentra con Alejandro, sentado en la cabecera de la mesa, tomando solo un café, sus ojos fijos en su portátil, probablemente poniéndose al día con las noticias, como acostumbra antes de salir de casa.Con un silencio que parece ocupar toda la estancia, Sofía se acerca a la otra cabecera de la mesa, donde siempre se sienta, ya que nunca desayunan uno junto al otro. En ese instante,
Al llegar a casa, Alejandro se encierra en el despacho de su padre. La rabia que lleva dentro parece consumirlo, y Sofía lo nota. Tras un momento de duda, decide acercarse con una copa de su vino favorito, esperando que le ayude a calmarse. Toca suavemente la puerta y, después de un largo silencio, escucha su voz invitándola a entrar.Alejandro está de pie frente a la chimenea, mirando las llamas con el ceño fruncido, sus facciones endurecidas por la mezcla de frustración y nostalgia. Sofía se acerca despacio y le extiende la copa.—Pensé que esto podría ayudarte a despejar la mente —dice en voz baja, con una sonrisa tenue.Él la observa, sorprendido, pero toma la copa y bebe un sorbo sin apartar sus ojos de los de ella. El silencio entre ambos se siente tan denso como la tensión que ha ido creciendo entre ellos desde su boda. Sofía da un paso más cerca, sintiendo el calor del fuego reflejado en su piel y en los ojos oscuros de Alejandro, que parecen brillar con una intensidad inesper
Capítulo 1: La última voluntadEl aire está cargado de incienso y flores marchitas. Sofía apenas escucha las palabras del sacerdote. Todo a su alrededor parece lejano, como si el dolor la hubiera aislado en una burbuja de silencio. Fernando, su esposo, ha muerto, y ahora solo quedan los murmullos y las miradas cargadas de juicio de los asistentes. La joven viuda, la cazafortunas. "Ella solo lo quería por su dinero", piensan.Pero ellos no saben la verdad. No saben cómo se conocieron, ni cómo Fernando la rescató del vacío en el que estaba sumida.Hace dos años, Sofía era una joven de 24 años que apenas lograba sobrevivir en la ciudad. Trabajaba como camarera mientras intentaba abrirse camino como artista. En un evento benéfico al que fue para ganar algo de dinero extra, lo conoció. Fernando, con sus 60 años, irradiaba carisma y seguridad. La vio cuando nadie más lo hacía. "Pareces alguien que necesita una buena conversación y una copa de vino", le dijo esa primera noche, con una sonris
Capítulo 2: Entre el odio y el deberSofía se queda en silencio, mirando a Alejandro mientras él atraviesa la sala con pasos furiosos, como si su solo andar pudiera romper las paredes de aquel despacho. El abogado observa la escena con la misma calma con la que acaba de leer el testamento. Para él, esto es solo un trámite, pero para Sofía, es el inicio de un infierno que jamás había imaginado.—No pienso cumplir con esto —masculla Alejandro, sin dirigirse a nadie en particular, mientras se detiene frente a una de las ventanas del despacho. La luz del sol entra a raudales, pero nada en el ambiente puede calmar su furia. Sofía lo observa desde el otro extremo de la sala, sintiendo una mezcla de angustia y desconcierto.—Es lo que tu padre deseaba —responde el abogado, impasible, como si no notara el volcán que está a punto de explotar en la figura de Alejandro.Sofía aún no puede procesar lo que ha sucedido. Apenas hace unos días enterró a su esposo, el único hombre que le dio estabilid
Capítulo 3: Pacto bajo amenazaEl viento agita las cortinas de la habitación de Sofía mientras ella se queda sentada frente a la ventana, absorta en sus pensamientos. La luz del atardecer baña la habitación en tonos dorados, pero no logra aliviar el peso que siente en el pecho. Las palabras del testamento siguen retumbando en su cabeza, como una sentencia inescapable. Casarse con Alejandro… ¿Cómo Fernando pudo pensar que esto era una buena idea?Un golpe en la puerta la saca de sus pensamientos. Antes de que pueda responder, Alejandro entra sin esperar permiso, su rostro endurecido, con una mezcla de determinación y enojo.—Tenemos que hablar —dice, su tono implacable.Sofía se gira lentamente en su silla, tratando de no mostrar la ansiedad que su presencia le provoca. Sabe que este momento llegaría tarde o temprano, pero eso no hace que sea más fácil.—No hay nada más que decir —responde ella, con una calma que no siente—. Ya sabes lo que el testamento estipula. Tú y yo…—Yo no me vo