El testamento inesperado de su padre no lo dejó dormir durante toda la noche. Tenía miedo que, aun después de muerto, el maldito viejo arruinara sus planes. Lo peor de todo era que faltaban pocas horas para la reunión y su niño aún no había bajado a desayunar. Estaba muy preocupado por él, le había gritado por primera vez en su vida y se sentía la peor mierda del mundo. Pero Leónidas aún era muy pequeño para comprender que lo que hacía lo hacía por amor. Las agujas del reloj avanzaban cada vez más y supo que tenía que hacer algo con el asunto de su hijo, no lo podía dejar solo por tantas horas, porque el abogado de su padre estaba a más de una hora de su casa, pero tampoco quería llevarlo consigo, temiendo que el idiota de Hermes quisiera hacer algo.“¿Y si Selene le había dicho la verdad?” No se podía fiar de su hermano. Sin muchas opciones, tomó su móvil e hizo una llamada a la única persona en la que podría confiar en un momento de crisis como ese. — -Pero mira nada más que p
Durante su viaje hacia la casa donde vivió los últimos 10 años Agatha pensó una y otra vez en el abrazo con su amiga y sacó las fuerzas necesarias para no arrojarse del taxi. “Espero que no sea el último” Pensó moviendo entre sus dedos temblorosos un rosario que había sido de su familia y que siempre le había traído paz. Finalmente llegó a su destino y sintió que se orinaba encima del miedo que tenía. Lentamente, levantó su puño cerrado hacia la puerta, pero no pudo golpearla. No podía, simplemente no podía enfrentar a solas a ese hombre sin temblar como un flan. No tuvo que llamar a la puerta, porque Dionisio había sentido su presencia y la abrió de par en par, tomándola del brazo y tirándola sin cuidado hacia adentro- Te tardaste- fue lo que dijo de saludo de bienvenida. -L-lo siento señor- exclamó juntando sus manos delante de ella y bajando la cabeza hacia sus pies. Una costumbre que había adquirido con los años- E-Es que vivo a las afueras de la ciudad… No puedo costearme al
-¿Ah sí? ¿Y a todo esto dónde está tu esposa hermano? - Exclamó Hermes. Midas salió del despacho sin ánimos de presenciar una pelea más entre sus hermanos mayores. Solo esperaba que Hermes por fín pudiera desenmascarar a Dionisio y sacar a Selene de todo eso. -Que mierda te importa dónde está mi esposa- Respondió furioso. -¿Éstá contigo o no?- Lo desafió, levantándose de su asiento. Dionisio se levantó detrás de él, cerniéndose sobre él, porque siempre había sido unos centímetros más alto. -La quiero ver, tengo derecho- Exclamó el menor, y luego observó al abogado- Tenemos derecho de verla. Además, quiero constatar que mi sobrino está bien¿No abogado? El nombrado tosió nervioso. -Eh… yo… -Quiero constatar que realmente es feliz contigo, si es así, entonces te dejo en paz y con todo el dinero de padre… Pero el abogado debe constatarlo también. ¿No es así? -Si… su hermano tiene razón. Para que pueda recibir su parte y además quedarse con los patrimonios del señor Brixton tienen
-Pensé que ya no querías ver mi hermosa cara, mi amor- Se burló Hera al ver a Hermes regresar a la habitación de hotel- Pero supongo que no puedes vivir sin mi después de todo. -No te hagas ilusiones, querida- Se burló el joven.- Si pudiera hubiera hecho esto sin venir hasta aquí, pero quería ver tu reacción. -¿A qué te refieres?- exclamó frunciendo el ceño- Hermes cologó los papeles de divorció sobre la cama. -¡Ja!- se burló su esposa- Ya te dije que no voy a firmarlo y nada va a hacerme cambiar de opinión. -¿Eso crees?- Sonrió divertido- Bueno, eso imaginé. Así que te traje algo para leer. Hermes le acercó otros papeles.- ¿Que es esto? ¿Un testamento?- preguntó enarcando una ceja con sospecha- Supongo que te dejó todo. Al fin y al cabó tu querido hermano es adoptado- Se burló- Por cierto, de nada por eso. -Bueno… en parte tienes razón. Mi padre me dejó un tercio de las ganancias. -¡¿Un tercio?! ¡Eso es injusto!- protestó. -Podría quedarme también con la empresa y el puesto
-Ya no quiero tener miedo… Ya no quiero esa vida. Si quiero empezar desde cero ellos deben saberlo, aunque luego me odien. -¿Mami?- Preguntó Leo. -Ven aquí cariño, siéntate al lado mío con tu hermana- El niño llevó a su hermana en sus brazos y ambos se sentaron al borde de la cama- ¿Qué sucede ma?Selene puso sus manos en el regazo de su niño y bajó la mirada, incapaz de verlo a los ojos. -Hay cosas que no te conté de cuando naciste- El pequeño inclinó la cabeza con confusión-¿No nací en la clínica que está cerca de casa de la que papi siempre habla?-Si… P-Pero…- Selene suspiró pesadamente- Yo era una niña cuando quedé embarazada de tí… Apenas tenía 17 años y no tenía idea de muchas cosas y menos de cómo criar a un niño. Leónidas la miró con tristeza- Lo siento mamá. -No Leo. Si de algo jamás me arrepentí en todos estos años, es de haberte tenido. Tú, mi niño naciste producto del amor… -¿Antes de que yo naciera se amaban con papá?- preguntó con tristeza- Siempre discuten y…
Los días pasaron y Hermes no sabía qué camino tomar. Si volver a Europa o quedarse en su país natal. En ambos lugares no tenía nada.Ya nada le quedaba en Europa, su matrimonio estaba roto y los muros que había construído con mucho trabajo todos esos años comenzaban a desmoronarse. Pero en casa no era diferente, su padre había muerto, al igual que su madre hace muchos años. Midas era un cero a la izquierda, el único que quedaba de su familia era Dionisio, quien lo odiaba profundamente y ahora resultaba que no eran hermanos de sangre. Aunque en realidad eso no le importaba, para él siempre sería su hermano, aunque Dionisio lo despreciara y Hermes nunca supo bien por qué. El rostro de Selene apareció en su mente con una sonrisa tímida y sus ojos negros como la noche brillando como una galaxia, pero ella tampoco era suya, solo era una fantasía, algo de un pasado lejano que ya no tenía lugar en su presente. Mientras preparaba las maletas como un zombie sin voluntad propia, su móvil sonó
-Vamos ¡Entra!- susurró Hera tomando con fuerza del brazo a una joven enfermera que temblaba de miedo porque su jefe de repente la había sacado de la clínica sin ninguna explicación y ahora estaba en un hotel prestigioso que jamás pensó que pisaría. -P-Permiso- dijo adentrándose a la habitación con su maletín médico entre sus manos. -Vamos apresúrate- exclamó empujándola hacia hacia el cuerpo inconsciente de Hermes. La joven miró asustada al muchacho dormido. Su pecho subía y bajaba con tranquilidad, pero por la comisura de sus labios caía su saliva. Estaba completamente noqueado por una potente droga. Había visto miles de casos como eso- S-Señora…- Burbuceó temblando- N-No debería tomar las pruebas de alguien en contra de su voluntad. La sombra de Hera se posicionó sobre la mujer- ¿Quieres que llame a tu jefe y le diga que no estas haciendo tu trabajo?- Gritó tomándola de los pelos. -¡Ah!- chilló la mujer de dolor- ¡Suélteme! -¿Quieres eso? ¿Tu jefe está esperando debajo no?
Agatha salió preocupada de su casa a esperar el bus hacia la casa en donde estaba trabajando a tiempo parcial. Odiaba dejar a su amiga sola con la bebé, pero si quería seguir teniendo dinero para los pañales y atención médica, tenía que mantener su trabajo. -Hola… Si todo está bien, estoy esperando el bus- Exclamó Agatha al teléfono- Solo quería saber que estaban bien. “Agataha, te fuiste hace 5 minutos”- Rió su amiga desde el otro lado. La joven rió divertida- Lo sé lo sé. Solo estoy preocupada. -Eres más esposo que Dionisio todos estos años- se burló Selene. -Cualquiera es mejor que ese idiota- Se rió- Bueno, debo colgar, pero cualquier cosa me mandas un mensaje. -Si si, no te distraigas, vas a perder el bus. -Adios.- Agatha cortó la llamada y se quedó mirando su propio reflejo en la pantalla apagada del móvil absorta en sus pensamientos. -Disculpe señorita. ¿Tiene hora?- preguntó una voz a su espalda. -Si… son las…- Agatha enmudeció al levantar la mirada y encontrarse rod