Hola! Aparezco, espero que estén disfrutando de la historia y si es asi pueden dejar sus comentarios. Gracias!!
Apenas Midas acercó su coche a la casa de su hermano mayor, Hermes no pudo esperar a que se detuviera del todo y bajó trastabillando hacia la entrada. Para su sorpresa, la puerta estaba entreabierta y no tuvo que romperla en dos para entrar. Sin embargo, eso era señal de que algo malo había ocurrido y temió haber llegado demasiado tarde. -¿Selene?- Su voz hizo eco en la casa silenciosa. Sin perder un segundo, corrió hacia el living, nada. Luego corrió hacia la cocina y el comedor, tampoco nada. Con el corazón golpeando con fuerza su pecho subió los escalones hacia el primer piso de dos en dos. Entró al primer cuarto que encontró, descubriendo una habitación de invitados pulcra y vacía. Luego un baño, luego el cuarto de su sobrino y nada, nada y nada. La última puerta estaba al final del pasillo. Su última esperanza, quizás Selene estaba durmiendo plácidamente en su recámara y no había escuchado sus gritos. “Si, debe ser eso. Todavía no es demasiado tarde” Pensó dándose esperanzas.
Dionisio recorrió todos y cada uno de los hospitales y clínicas de la ciudad y en ninguno estaba ingresada su esposa. Era imposible, estaba seguro de que esa maldita mujer había dado a luz al niño, no pudo hacerlo sola. -Más le vale que no me esté mintiendo- Le advirtió a la recepcionista del último hospital a la redonda- ¡Porque sino los voy a demandar a todos! ¡Nada va a quedar de este mugroso hospital si me entero que mi esposa estuvo aquí! Los guardias de seguridad se acercaron amenazantes al CEO, por lo que pegó media vuelta y salió del hospital pisando fuerte. -Maldita perra- Murmuró subiendo a otro de sus coches, uno que tenía las cuatro ruedas intancas. Golpeó con sus dedos el volante, tratando de pensar en dónde más buscar. Hasta que le vino a la mente el peor de los hospitales de la ciudad, donde iba la gente pobre, un lugar que ni muerto hubiese pisado antes porque le daba asco.Era su última esperanza. De seguro Selene estaba internada allí. -¿Volviendo a tus raíces d
-Señor, ya le dije que esa información es confidencial, no puedo proporcionársela.- exclamó nerviosa la recepcionista. -Ya le dije que es mi esposa- gruñó con frustración, golpeando con fuerza la mesa. -Aún así, debería presentarme algún documento para constatar que realmente es su esposa. Dionisio sonrió de forma inquietante- Entonces si está en el mugroso hospital…-Señor… le pido que por favor… La mujer cerró su boca al ver el gran fajo de billetes que el hombre depositó sobre la mesa de la recepción- Le propongo un trato, usted toma este dinero, me pasa la información de la habitación y ninguno de los dos dice nada de lo que pasó aquí- ¿Qué le parece? La mujer se mordió con fuerza el labio mientras observaba la cantidad de dinero de varios meses de trabajo agotador en el hospital juntos en tan solo un día. Con ese dinero podría renunciar a su trabajo y buscar tranquilamente uno nuevo sin pensar en pagar el alquiler de su apartamento por un buen tiempo. -Voy a voltearme a
-¿De dónde sacaste esos papeles?- Exclamó furioso Hermes cuando entró al cuarto de hotel que compartía con su esposa. Hera sonrió divertida- Vi a Dionisio y a la cocinera encamarse en el hotel de nuestra boda- Se burló- Al principio fue asqueroso, no podía entender cómo alguien de su clase se podría acostar con una simple empleada que no vale ni un peso. Pero cuando descubrí la verdad, todo tuvo más sentido. ¿Quién lo diría, no?-No respondiste mi pregunta, Hera. ¿De donde sacaste esa información? -¿Por qué te importa tanto? Esa es la maldita verdad… tu padre te hizo creer todo este tiempo que no eras el primogénito ¡Y si lo eras!-No era la forma Hera…- exclamó decepcionado- Exponerlo así. -¿Ahora te preocupa Dionisio?-La mujer puso los ojos en blanco- Todos tenían que saberlo cariño, que tú eres el verdadero heredero, que las riquezas de tu familia nos pertenecen ¡No a él!- La joven hizo un puchero, abrazando a su prometido- No podía soportar ver a ese bastardo quedándose con tod
El testamento inesperado de su padre no lo dejó dormir durante toda la noche. Tenía miedo que, aun después de muerto, el maldito viejo arruinara sus planes. Lo peor de todo era que faltaban pocas horas para la reunión y su niño aún no había bajado a desayunar. Estaba muy preocupado por él, le había gritado por primera vez en su vida y se sentía la peor mierda del mundo. Pero Leónidas aún era muy pequeño para comprender que lo que hacía lo hacía por amor. Las agujas del reloj avanzaban cada vez más y supo que tenía que hacer algo con el asunto de su hijo, no lo podía dejar solo por tantas horas, porque el abogado de su padre estaba a más de una hora de su casa, pero tampoco quería llevarlo consigo, temiendo que el idiota de Hermes quisiera hacer algo.“¿Y si Selene le había dicho la verdad?” No se podía fiar de su hermano. Sin muchas opciones, tomó su móvil e hizo una llamada a la única persona en la que podría confiar en un momento de crisis como ese. — -Pero mira nada más que p
Durante su viaje hacia la casa donde vivió los últimos 10 años Agatha pensó una y otra vez en el abrazo con su amiga y sacó las fuerzas necesarias para no arrojarse del taxi. “Espero que no sea el último” Pensó moviendo entre sus dedos temblorosos un rosario que había sido de su familia y que siempre le había traído paz. Finalmente llegó a su destino y sintió que se orinaba encima del miedo que tenía. Lentamente, levantó su puño cerrado hacia la puerta, pero no pudo golpearla. No podía, simplemente no podía enfrentar a solas a ese hombre sin temblar como un flan. No tuvo que llamar a la puerta, porque Dionisio había sentido su presencia y la abrió de par en par, tomándola del brazo y tirándola sin cuidado hacia adentro- Te tardaste- fue lo que dijo de saludo de bienvenida. -L-lo siento señor- exclamó juntando sus manos delante de ella y bajando la cabeza hacia sus pies. Una costumbre que había adquirido con los años- E-Es que vivo a las afueras de la ciudad… No puedo costearme al
-¿Ah sí? ¿Y a todo esto dónde está tu esposa hermano? - Exclamó Hermes. Midas salió del despacho sin ánimos de presenciar una pelea más entre sus hermanos mayores. Solo esperaba que Hermes por fín pudiera desenmascarar a Dionisio y sacar a Selene de todo eso. -Que mierda te importa dónde está mi esposa- Respondió furioso. -¿Éstá contigo o no?- Lo desafió, levantándose de su asiento. Dionisio se levantó detrás de él, cerniéndose sobre él, porque siempre había sido unos centímetros más alto. -La quiero ver, tengo derecho- Exclamó el menor, y luego observó al abogado- Tenemos derecho de verla. Además, quiero constatar que mi sobrino está bien¿No abogado? El nombrado tosió nervioso. -Eh… yo… -Quiero constatar que realmente es feliz contigo, si es así, entonces te dejo en paz y con todo el dinero de padre… Pero el abogado debe constatarlo también. ¿No es así? -Si… su hermano tiene razón. Para que pueda recibir su parte y además quedarse con los patrimonios del señor Brixton tienen
-Pensé que ya no querías ver mi hermosa cara, mi amor- Se burló Hera al ver a Hermes regresar a la habitación de hotel- Pero supongo que no puedes vivir sin mi después de todo. -No te hagas ilusiones, querida- Se burló el joven.- Si pudiera hubiera hecho esto sin venir hasta aquí, pero quería ver tu reacción. -¿A qué te refieres?- exclamó frunciendo el ceño- Hermes cologó los papeles de divorció sobre la cama. -¡Ja!- se burló su esposa- Ya te dije que no voy a firmarlo y nada va a hacerme cambiar de opinión. -¿Eso crees?- Sonrió divertido- Bueno, eso imaginé. Así que te traje algo para leer. Hermes le acercó otros papeles.- ¿Que es esto? ¿Un testamento?- preguntó enarcando una ceja con sospecha- Supongo que te dejó todo. Al fin y al cabó tu querido hermano es adoptado- Se burló- Por cierto, de nada por eso. -Bueno… en parte tienes razón. Mi padre me dejó un tercio de las ganancias. -¡¿Un tercio?! ¡Eso es injusto!- protestó. -Podría quedarme también con la empresa y el puesto