Ethan entró en su habitación, sintiendo una mezcla de deseo y ansiedad. Había consultado a un médico sobre sus preocupaciones, pero aún se sentía inseguro. La idea de no poder satisfacer a su mujer y su propia virginidad lo atormentaban. Sin embargo, estaba decidido a superar sus miedos y disfrutar de la intimidad que tanto anhelaba con Isabella.Cuando Isabella entró en la habitación, Ethan la miró con intensidad, tomándola suavemente por el rostro. Ella lo miró con curiosidad, pero también con cierto nerviosismo. Ethan comenzó a besarla suavemente, explorando sus labios con delicadeza. Luego, con movimientos lentos y deliberados, empezó a desnudarla, revelando sus senos perfectos.Ethan no pudo evitar admirar su belleza y, mientras acariciaba suavemente y con sensuales movimientos sus pezones erectos, notó cómo sus manos temblaban ligeramente. Isabella tensó su cuerpo, pero no se resistió. Entonces, Ethan le susurró al oído que se posara encima de él y ella, en un instante, pareció
En la habitación de los niños, la luz tenue iluminaba los rostros de Ethan e Isabella, quienes se sentaban en el borde de la cama, rodeados de juguetes y colores. La frustración era palpable en el aire, como un peso que ambos llevaban en el corazón.—Isabella, siento que no estamos en sintonía —dijo Ethan, con la voz temblorosa. —La maternidad ha cambiado tanto las cosas y yo... yo me siento perdido en medio de todo esto.Isabella lo miró y reflejó en sus ojos la misma tristeza.—Lo sé, Ethan. A veces siento que nuestra vida amorosa se desmorona. La inexperiencia y las responsabilidades nos abruman —respondió, dejando escapar un profundo suspiro. —Quiero que volvamos a ser lo que éramos, pero no sé cómo.Ethan tomó su mano y la consoló.—Quizá no tenemos que buscar el equilibrio perfecto de inmediato. Tal vez lo que necesitamos es ser pacientes el uno con el otro —sugirió con una calidez en su voz. —La intimidad no siempre se mide en momentos perfectos, sino en la conexión que compart
Ethan removía su café con una cuchara, perdido en sus pensamientos. El calor del lugar contrastaba con el frío que sentía en el pecho. Chris, su amigo y confidente, lo observaba con atención, como si pudiera leer cada uno de sus dilemas internos.—No entiendo, Chris —dijo Ethan, dejando caer la cuchara con un golpe sordo. —Mi padre parece vivir en un mundo donde todo es diversión y sexo. No puedo hablar con él de lo que siento porque siempre tiene una respuesta absurda. A veces siento que no me comprende en absoluto.Chris asintió, comprendiendo la frustración de su amigo. Sabía que James, el padre de Ethan, era un hombre de ambiciones vacías, más preocupado por el placer inmediato que por las responsabilidades que conllevaba ser padre. Sin embargo, no quería que Ethan se sumergiera en la amargura.—Mira, Ethan —dijo Chris, en voz suave pero firme—, tu padre puede ser así, pero eso no define quién eres tú. Tienes una familia ahora, con Isabella y los trillizos. Eso es lo que realmente
James entró en la oficina de su hijo con una sonrisa deslumbrante, como si hubiera encontrado la solución a todos sus problemas.—Ethan, hijo, tengo una propuesta de negocio que te va a encantar —dijo, dejando caer una carpeta sobre el escritorio con un golpe que resonó en la oficina.Ethan lo miró con suspicacia, frunciendo el ceño mientras hojeaba los documentos.—¿Y por qué debería confiar en ti, papá? —preguntó Ethan con desconfianza en su voz. —No olvides que ya hemos tenido nuestras diferencias.James, notando la resistencia de su hijo, decidió poner en marcha su actuación.—Oh, Ethan, no me hagas esto. Sabes que he estado luchando por salir adelante —se llevó una mano al pecho, como si el peso de la culpa lo aplastara. —Solo quiero lo mejor para ti. ¿No es eso lo que siempre has querido?Ethan lo observó, sintiendo una mezcla de compasión y desconfianza.—No se trata de lo que quiero, sino de lo que es correcto. ¿Qué hay detrás de esta propuesta? —dijo, manteniendo su mirada fi
Amanece con un esplendor único y Ethan se prepara para ser entrevistado junto a su esposa, Isabella, en las instalaciones de Empresas Walton. La revista «Hombres con Fortuna» ha decidido centrar su atención en su historia, un relato fascinante de un chico humilde que pasó de ser pobre a rico de la noche a la mañana, a pesar de ser lisiado. La llegada de la pareja al estudio es recibida con entusiasmo y el ambiente se siente ligero y lleno de energía.—Ethan, cuéntanos, ¿cómo ha sido este viaje tan increíble? —pregunta el entrevistador, sonriendo mientras ajusta su micrófono.Ethan se ríe y mira a Isabella, quien le aprieta la mano con complicidad.—La verdad es que ha sido un torbellino. Pasé de contar monedas para el almuerzo a tener una fortuna, y todo gracias a la perseverancia y, claro, a mi increíble esposa que siempre ha estado a mi lado —responde Ethan, cuya voz denota calidez.Isabella, con una sonrisa radiante, añade:—Y no olvidemos a nuestros trillizos, que son la verdadera
En medio de la celebración, Ethan y Isabella se miraron a los ojos y supieron que era el momento perfecto para escapar de la fiesta y disfrutar de un rato a solas. Con la ayuda de sus familiares, dejaron a sus hijos en buenas manos y se dirigieron a un majestuoso hotel en el corazón de Washington D. C. El ambiente del hotel era íntimo y romántico, y Ethan y Isabella no pudieron evitar sentirse emocionados al entrar en la habitación.La expectativa de lo que estaba por venir les llenaba el corazón de anticipación y nervios. Ethan tomó la mano de Isabella y la llevó hasta el balcón, desde donde podían admirar la ciudad iluminada. La noche estaba preciosa y el ambiente era perfecto para lo que habían anhelado durante tanto tiempo.—Isabella —susurró Ethan, volviéndose hacia ella. —Estoy tan nervioso... pero también tan emocionado. No puedo creer que estemos aquí finalmente.Isabella sonrió con los ojos brillándole de emoción.—Yo también, Ethan. He esperado este momento durante tanto tie
En mitad de la noche, mientras el silencio envolvía la casa, Ethan e Isabella llegaron a la sala tratando de contener las risas que brotaban de sus labios. Habían compartido un momento mágico y su complicidad era más que evidente. Sin embargo, lo que no esperaban era encontrarse con Mateo, que salía sigilosamente del dormitorio de Elvira con una sonrisa traviesa en el rostro.—¡Sorpresa! —exclamó Mateo, asustándolos. —¿Qué hacen tan felices a esta hora? ¿Acaso han estado haciendo travesuras?Su tono estaba lleno de ironía y sus ojos brillaban con picardía. Ethan, aún riendo, intentó mantener la compostura.—Solo estábamos disfrutando de la noche, tío.Mateo se acercó, observando el brillo en los ojos de la pareja.—¿Disfrutando, eh? Eso se nota. Yo también tengo mis propias «noches de disfrute» con mi novia secreta, y déjenme decirles que el brillo en sus ojos es el mismo que veo en los míos después de una buena sesión. ¡Ja, ja, ja!Isabella, sonrojándose, no pudo evitar reírse. —¡Mat
Ethan, un joven astuto y desconfiado, se había convertido en la última esperanza de su padre, James. Al darse cuenta de que ya no podía sacar más dinero de su hijo, James decidió tomar medidas extremas. Se acercó a su primo Jonás, un hombre perezoso y cobarde, y le propuso un plan audaz: secuestrar a Ethan para obtener un rescate. —Escucha, Jonás —comenzó James con urgencia en su voz. —No tenemos otra opción. Si no actuamos ahora, lo perderemos todo. Necesitamos el dinero, y Ethan es nuestra única salida.Jonás frunció el ceño, dudando. —¿Secuestrar a tu propio hijo? Eso es… eso es una locura, James. ¿Y si algo sale mal?James lo miró con determinación. —No hay lugar para el miedo, primo. He planeado todo al detalle. Ethan no sospechará nada. Además, después de lo que pasó con Anabelle, estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario. Ya me quedé sin un céntimo y no puedo quedarme de brazos cruzados.Jonás tragó saliva, sintiéndose atrapado entre la lealtad familiar y su propio instinto