La lluvia caía a cántaros en Illinois y se desataba una tormenta con truenos y centellas que iluminaban el oscuro cielo. Ethan, absorto, contemplaba el retrato de su abuelo, un hombre que nunca había conocido como familiar, sino como el distante dueño de la fábrica donde había trabajado durante mucho tiempo. Ambos habían vivido sin saber del lazo que los unía hasta que, de repente, se abrió la puerta de la mansión Thomas con un chirrido ominoso. Apareció Dominique, el abuelo de Ethan, con su figura frágil y encorvada. Un escalofrío aterrador le recorrió el cuerpo al ver el cuadro y, al mismo tiempo, a su abuelo en persona. La incredulidad lo envolvió como una niebla densa y el aire se volvió pesado, como si el tiempo se hubiera detenido. Dominique, con una mirada que parecía atravesar el tiempo, se acercó lentamente y Ethan sintió que la realidad se desvanecía a su alrededor, atrapado entre el pasado y el presente, entre el miedo y la fascinación. ¿Era un fantasma o un eco de su propi
Desde entonces, Ethan y su abuelo juraron no separarse jamás. La mansión Walton, que alguna vez había sido un lugar solitario y silencioso, ahora estaba lleno de risas y alegría. Cada rincón de sus amplias habitaciones se llenaba de recuerdos felices, mientras los niños correteaban por los jardines y el aire se llenaba de sus gritos de felicidad. La familia con la que Dominique Walton siempre había soñado existía, y juntos compartían momentos que atesorarían para siempre.Ethan cerró la puerta de la oficina con suavidad, asegurándose de que nadie pudiera oírlo. Se sentó frente a su abuelo, con el rostro pálido y tenso.—Abuelo, hay algo que necesito contarte —dijo Ethan, temblando ligeramente. —Mi padre había ordenado mi secuestro.Dominique frunció el ceño, pasando de la sorpresa a la incredulidad.—¿Qué estás diciendo, Ethan? Eso no puede ser cierto. James no puede ser tan cruel.—Lo es, abuelo. Lo oí de sus propios labios; eran sus aliados. Estaban planeando cobrar un rescate y no
Dominique salió pálido, pero firme, después de hablar con su hijo James. La conversación había sido intensa y desgarradora, y aún sentía el peso de cada palabra.—Ya nos vamos, hijo —le dijo a Ethan, que lo miraba con curiosidad y preocupación.—¡Abuelo! —exclamó Ethan. —Quiero hablar con mi padre.Dominique se detuvo un momento, sintiendo un nudo en el estómago. La dulzura de su nieto le rompía el corazón.—No quiere verte, Ethan —respondió con firmeza y un tono que no admitía discusión. —Vámonos.Ethan frunció el ceño, pero la determinación de su abuelo era inquebrantable. Dominique se agachó para estar a la altura de su nieto.—Escucha, Ethan. A veces, las decisiones que tomamos no son las mejores. Tu padre necesita tiempo para pensar y cambiar.Ethan asintió lentamente, aunque su mirada seguía llena de confusión. Dominique sintió una punzada de dolor al ver la tristeza en el rostro de su nieto.—Chris —susurró, volviéndose hacia su amigo—, encárgate de que mi hijo tenga una vida l
En medio de la calidez de la mansión, donde las risas de los trillizos resuenan como melodías de esperanza, Ethan e Isabella dan un nuevo comienzo tras el doloroso adiós a James. La celebración de la boda no solo une sus corazones, sino que también entrelaza las vidas de Chris y Lisa, fortaleciendo aún más el lazo familiar. El abuelo Dominique, con su sabiduría y amor incondicional, se convierte en el pilar de esta nueva etapa y corre alegremente con los pequeños por los vastos jardines, recordando a todos que, a pesar de los desafíos, la vida siempre ofrece momentos de felicidad. Ethan, al hacerse cargo de las empresas Walton, siente el respaldo de su abuelo, quien le enseña que cada paso adelante es una oportunidad para crecer y sanar. Juntos construyen un futuro lleno de amor, risas y la promesa de días mejores.—¿No es hermoso este lugar, Isabella? Me imagino cómo estará todo decorado para nuestra boda.—Sí, Ethan. Este jardín tiene algo mágico. Cada rincón me recuerda lo que hemo
Ethan Walton, un joven que ha desafiado las adversidades, ha hecho realidad su sueño. Tras una vida marcada por la discapacidad y la lucha económica, heredó una fortuna que le permitió fundar una organización dedicada a ayudar a personas con discapacidades similares a las suyas. Junto a su esposa, Isabella, Ethan ha creado un espacio donde las personas con desafíos similares pueden encontrar apoyo, recursos y oportunidades para mejorar su calidad de vida. Esta iniciativa es un testimonio de su gratitud hacia la comunidad y de su compromiso de devolverle parte de lo que ella le ha dado.A continuación, el discurso de Ethan:«Queridos amigos y familiares, todos aquellos que nos acompañan hoy:Con gran alegría y emoción inauguramos oficialmente esta fundación. Durante muchos años, la discapacidad marcó mi vida. Experimenté las limitaciones, las barreras y los desafíos que esto conlleva. Sin embargo, también conocí a personas que me brindaron su apoyo incondicional, que me inspiraron y me
Lectura del testamento.Ethan, mirando a su madre con incredulidad, le dijo:—No puedo creer que esto esté sucediendo, mamá. ¿El señor Dominique realmente me dejó algo?Lisa, la madre de Ethan, con una mezcla de emoción y nerviosismo, responde:—No lo sabemos, Ethan. Nunca imaginé que recibirías una herencia, es absurdo —ambos se mantienen suspicaces y a la expectativa.Por otro lado, Jonás Walton, el sobrino del difunto, mira a Ethan y a su madre con menosprecio y les dice de inmediato:—¿Qué hacen ustedes aquí, buitres? No tienen nada que ver con mi tío, esto es un asunto familiar.Rápidamente, el abogado interviene antes de que siga con sus groserías:—Jonás, basta. No es el momento para discusiones. La voluntad de tu tío era que el joven estuviera presente.El buen Ethan se expresa con calma y asiente:—Solo estamos aquí porque el abogado nos llamó.—No son más que chusmas y gentuzas. ¡Paralítico! —exclamó Jonás con desprecio; siempre ha menospreciado a Ethan por ser discapacitado
Tiempo después...En ese momento, Ethan se reúne con su abogado, Chris Davis, para formalizar la posesión de su herencia. Al principio, Ethan dudaba en aceptar la fortuna que le había dejado Dominique Walton, pues se sentía abrumado por la responsabilidad que conllevaba. Sin embargo, Chris, quien no solo se había convertido en su abogado, sino también en su mejor amigo, lo animó a aceptar la herencia. Le explicó que había mantenido una conversación profunda y sincera con Dominique antes de su fallecimiento, en la que le expresó su deseo de que Ethan heredara su fortuna. Dominique estaba convencido de que Ethan podría darle un uso más noble y generoso a su legado que su sobrino Jonás, un hombre ambicioso y prepotente que despreciaba a todos, especialmente a los empleados de la fábrica Walton. Con estas palabras de aliento y la confianza que Chris depositaba en él, Ethan comenzó a ver la herencia no solo como una carga, sino como una oportunidad para hacer el bien y marcar la diferencia
Al día siguiente, Ethan decidió ir a la fundación para dar sus charlas motivacionales. Los jóvenes lo esperaban con alegría, ansiosos por escuchar sus palabras inspiradoras. Después de un rato, al terminar su discurso, hizo contacto visual con Isabella y ambos se miraron con cariño, compartiendo un momento que parecía suspendido en el tiempo.Una vez que despidió a los jóvenes, Isabella se acercó a Ethan con una sonrisa, pero él notó de inmediato que había algo diferente en ella.—Hola, Isa —dijo Ethan, con una voz suave. — ¿Cómo estás?Isabella bajó la mirada, sintiendo una presión en el abdomen.—Hola, Ethan. Estoy... No tan bien, la verdad. Acabo de romper con mi novio.Ethan sintió un ligero destello de esperanza en su corazón al escucharla.—Lo siento mucho, Isa. Debe ser difícil para ti. Si necesitas hablar, estoy aquí para escucharte.Isabella levantó la vista, sorprendida por su amabilidad.—Gracias, Ethan. A veces solo necesito tiempo para asimilarlo todo.—Entiendo. Pero rec