El suave chasquido de la puerta del baño alertó a Amir de la entrada de alguien más. No tuvo que mirar para saber que era Rachid. Aunque eran gemelos y se parecían tanto físicamente que hasta a su propia familia les costaba distinguirlos, ellos se sentían el uno al otro, su carácter era distinto.—¿Listo para el intercambio? —preguntó Rachid en un susurro, intentando mantenerse sereno.Amir se pasó una mano por el rostro, sintiendo el peso de la situación. —No me siento bien con esto, Rachid. Layla es una buena mujer. No merece ser engañada de esta manera.Rachid se acercó, mirando a su hermano y asintió, poco le parecía bien pero deseaba a esa mujer y además quería salvar la vida de su hermano.—Lo sé, pero recuerda por qué estamos haciendo esto. Es la única manera.Hubo un breve silencio entre ellos, solo roto por el suave goteo de un grifo mal cerrado.—¿Crees que podamos mantener este secreto? — Preguntó Amir nuevamente. —Solo hasta que quede embarazada. Una vez que todo esté he
La voz de Layla tembló a causa del deseo, que sintió al sentir el aliento de su esposo sobre su cuello, estremeciendo su cuerpo y sintiendo como una corriente eléctrica le atravesaba haciendo que sus pezones se pusieran algo duros y una pequeña humedad se hiciera presente justamente en su intimidad, llevándola a gemir suavemente.El aroma de Layla envolvía a Rachid, transportándolo a un mundo donde solo existían ellos dos. A medida que dejaba un delicado rastro de besos en su cuello, los sutiles estremecimientos de Layla eran una invitación silenciosa a acercarse aún más. Los conflictos internos de Rachid burbujeaban justo bajo la superficie. La situación en la que se encontraba era arriesgada, peligrosa incluso, y cualquier paso en falso podría desvelar su verdadera identidad. A pesar de estar en el lugar de su hermano, la química entre él y Layla era innegable.A medida que sus labios se desplazaban por la suave piel de Layla, las dudas y temores de Rachid se multiplicaban. Pero, c
Él se aferró a sus muslos manteniéndose pegado a su sexo, saboreando su feminidad, estimulandola un poco más hasta que pudo sentir como se relajaba, Rachid le había dado su primer orgasmo a la esposa de su hermano.Luego él levantó la mirada y la observó, podía ver su pecho subiendo y bajando, a causa de su respiración acelerada era tan perfecta como tan hermosa, levemente sonrojada a causa de lo que acababa de ocurrir.Rachid podía sentir su erección dura, necesitada de al fin entrar en ella y hundirse en su interior, se acarició levemente, como si buscara alivio y se posicionó entre las piernas de su cuñada.— Eres perfecta….y mía…— Aseguró acomodándose entre sus piernas mientras llevaba una mano a su rostro y lo acariciaba — Dilo, di que eres mía Layla, dime soy tuya.Ella escuchaba lejana las palabras de su esposo, apenas podía escuchar que deseaba que dijera que era suya y por supuesto que lo era.Le pertenecía, desde el momento que él le robó ese primer beso en el jardín frente
Al despertar al día siguiente, Layla se sintió un tanto desolada al encontrarse sola en la cama. Los recuerdos de la noche anterior aún estaban frescos en su mente y cuerpo. Sin embargo, antes de que pudiera reflexionar más sobre la ausencia de Amir, la puerta se abrió para dar paso a un par de sirvientas y su suegra.Al notar la mancha roja en las sábanas, la madre de Amir sonrió complacida. —Me complace ver que tú y mi hijo se han unido bajo la bendición de Alá. Pero ahora, es hora de que te tomes un baño tibio. Una vez que estés lista, te ayudaremos a vestirte. Después del desayuno, se embarcarán en su viaje de luna de miel.Layla, aún intentando asimilar todo, preguntó con un tono de voz suave.—¿Dónde está Amir?—En estos momentos, tu esposo conversa con su hermano —respondió la suegra—. Está dándole instrucciones sobre un asunto de negocios que Rachid deberá atender en el extranjero durante su ausencia. Así, mientras Rachid se encarga de esos asuntos, tú y Amir podrán disfrutar
Rachid entró en la habitación justo a tiempo para escuchar el comentario despectivo de Basima hacia Layla. Notó la mirada apagada de Layla, que trataba de mantenerse firme ante la desagradable situación.—Basima —comenzó Rachid con un tono severo y autoritario—, siempre he admirado tu buen gusto en joyas y vestimenta. Pero la verdadera elegancia no solo radica en cómo uno se viste, sino en cómo uno trata a los demás. Es una pena que no lo entiendas.Basima se sonrojó visiblemente, claramente avergonzada por el regaño de su primo y sobre todo porque la dejara mal delante de su tía mientras ella intentaba mantener la apariencia de niña buena.—Solo estaba dando un consejo amigable —murmuró Basima, tratando de justificar su comportamiento.Rachid levantó una ceja con escepticismo. —Creo que deberías reflexionar sobre qué tipo de consejos ofreces y cómo los presentas. La amabilidad no necesita excusas.Layla seguía manteniendo la entereza frente a Basima, más en el fondo se sentía triste
El avión privado de la familia estaba preparado en el aeropuerto, un jet con un diseño exterior elegante, con el emblema de la familia en dorado en el ala. Al subirse al avión, Layla quedó asombrada ante el lujoso interior. Todo, desde las butacas de cuero hasta el minibar bien surtido, gritaba opulencia.—Es hermoso —dijo Layla, asombrada.Amir, o mejor dicho Rachid, la envolvió en un abrazo por detrás y le susurró al oído—No tanto como tú.Mientras el avión sobrevolaba el mar, el ronroneo suave y constante de los motores era la única señal de que se encontraban en movimiento. La luz del atardecer se filtraba por las ventanillas, bañando la cabina con un tono dorado. Rachid y Layla estaban acurrucados en el sofá de cuero, la cabeza de ella descansando en el hombro de él, y una manta cubriéndolos.Layla tomó una copa de vino y dio un pequeño sorbo. —Esta es una aventura que nunca olvidaré.Rachid sonrió, sus ojos centelleando con un brillo especial. —Y apenas estamos comenzando, que
Se acercó más a Layla, acariciando suavemente su cabello, en el fondo también quería que el recuerdo de él fuera algo que nunca pudiera olvidar, aunque jamás llegará a saber que había estado con él —En circunstancias normales, es cierto que preferiría que mi esposa no expusiera su cuerpo en público. Pero aquí estamos, en este hermoso y solitario rincón del mundo, solos tú y yo. No solo caminaré contigo por la orilla del mar, sino que, si así lo deseas, también me gustaría bañarme en el océano contigo,— Se inclinó para susurrarle en el oído — desnudos, sin barreras, sin restricciones, solo siendo uno con la naturaleza.La apretó más contra su cuerpo y empezó a besarle el cuello con ternura.—Es una oportunidad para conectarnos, no solo con el entorno, sino también el uno con el otro. Una ocasión especial que tal vez nunca se repita. Y aunque no debería decirlo... — Rachid hizo una pausa, en el instante en que sus labios llegaron al oído de su esposa calentándolo con su aliento, mordie
Al caer el atardecer, el mar se había convertido en un lienzo de tonalidades ardientes y serenas, reflejando los últimos rayos de un sol que se despedía. En medio de ese vasto océano, Rachid y Layla flotaban, sus cuerpos desnudos entrelazados en un abrazo que los protegía del frescor del agua y de las miradas del mundo. Solo para ellos era este momento, solo para ellos eran los colores del cielo y el suave balanceo de las olas.Layla levantó la vista hacia Rachid, sus ojos encontrándose con los de él en una conexión profunda y silenciosa. Con una mezcla de valentía y dulzura, Layla se acercó, eliminando la última distancia entre ellos, y sus labios se encontraron en un beso. Era una expresión pura de su creciente amor y deseo, una promesa silenciosa hecha carne y alma en la intimidad del mar.Rachid respondió con una pasión contenida, estrechando a Layla contra él, sus manos recorriendo su espalda en una caricia protectora y posesiva a la vez. En ese beso, se entregó a la marea de emo