El japonés comenzó a sudar frío, sin embargo sus guardaespaldas dirigieron los cañones de sus armas a Eván. —Ah,ah, ah.- murmuró Eván, subiendo sus piernas a la mesa tras la cuál se sentaba.- si fuera ustedes no haría eso. En segundos otros tres hombres de la escolta explotaron en pedazos. Ante aquello, los restantes mafiosos japoneses bajaron sus armas, temerosos por sus vidas y salieron corriendo del lugar, despavoridos. —La verdad es que me decepcionan chicos.- Susurró Eván divertido.- vine hasta aquí solo por la posibilidad de ver a alguno de ustedes hacerse el harakiri*. Alexis negó, moviendo la cabeza. Divertido ante el comentario de su hermano. —Vamos, suplica por tu miserable vida, gusano.- masculló entre dientes el Don. Yamamoto comenzó a decir una retahíla de cosas en un japonés atropellado y veloz, en lo que Eván sacaba una navaja y se limpiaba la inexistente churre de debajo de sus uñas. —¿Eso te suena a disculpas, hermano?- interrogó el Don. —No lo creo, y aunque a
Al llegar a la Ciudadela, Alexis frunció el entrecejo notando que su familia no lo esperaba en la entrada, incluso Eván se movió incómodo a su lado. Por si las moscas, el Don sacó su arma, manteniéndola en su mano. Una sumisa les abrió la puerta y Alexis supo que algo andaba terriblemente mal. Su madre estaba de pie, pálida, su tía miraba a cualquier punto excepto a él, Yelana lo contemplaba con expresión expectante y Milia estaba francamente temblorosa. —Bienvenido, mi Don.- Susurró su madre. —¿Qué carajos pasó, Nikola?- masculló él, impaciente. Nikola se alisó su impecable peinado con mano temblorosa. —Esta mañana, cuando bajé al primer piso, la encontré muerta al pie de los escalones. Al parecer resbaló y rodó escaleras abajo. Alexis recorrió la sala de espera con su gélida mirada. Todas las mujeres de su familia vestían de negro y todas estaban presentes en la sala de estar, a excepción de una. Cerró sus ojos, apretando fuertemente sus párpados hasta que se visión se tornó
Nikita se acercó a la chica, viendo que se había quedado tirada en el suelo hecha un ovillo, escondiendo el rostro tras las rodillas en espera de más azotes.La rusa comprimió sus labios.—Si continúas con esa mentalidad de esclava eso es lo que serás toda tu vida, niña.La cadera y la espalda de ella sangraban, producto de los azotes. El látigo de la matrona estaba confeccionado con púas en el extremo, las cuales se clavaban en la piel causando heridas. Las de la italiana no eran profundas, por suerte, a penas eran unos arañazos pero igual. Nikita sabía que Alexis se pondría colérico cuando viera las marcas.—Vamos, ponte en pie. Ven conmigo.- murmuró, ofreciéndole su mano, la tomó, poniéndose en pie y juntas se dirigieron a la enfermería. ***—Sì, tiene usted razón. Las heridas son poco profundas, sin embargo, le aplicaré un desinfectante tópico, por precaución.Sofía estaba sentada sobre la camilla de examinación en la enfermería, con la vista fija en el suelo, mientras el médico
De pie, junto a la tumba, el Don de la mafya contemplaba como introducían el cuerpo en la tierra.Un par de fornidos obreros de la fragua comenzaron a palear tierra sobre el féretro y un sudor frío lo recorrió.Todas las sumisas, unas cien mujeres por lo menos, se mantenían también de pie, justo por detrás de dónde estaba su familia.—Di unas palabras, Alex.- Murmuró Eván, aclarándose la garganta.Los acontecimientos de la última media hora lo habían dejado aturdido, parecía que se movía por inercia.Una hora antes:Yura y Oleksander entraron al cubil, encontrando a Alexis pálido y medio petrificado de la impresión.—¿Se lo han contado ya? – indagó Yura. Nikita asintió.—Se lo ha tomado muy mal. Lleva cinco minutos sin pronunciar palabra.Entrando al salón desde la puerta de la cocina se acercó una muchacha, traía el desastroso cabello suelto y con su mano frenaba al cachorro de lobo ya más crecido que sujetaba con una correa.El animal vio al Don y comenzó a gruñirle, mostrándole lo
—Dime que no lo hiciste, sissi.- Susurró Nikola, retorciendo sus manos y paseándose nerviosamente de aquí para allá dentro de la habitación de su hermana. – júrame que tú no no asesinaste a la vieja.Nikita rodó los ojos, sirviéndose un whisky a la roca, le encantaba escuchar el sonido de los cubos hielo chocando contra el cristal de su baso, imaginaba que eso le otorgaba cierta elegancia al acto de beber.—No comprendo cómo puedes sospechar semejante cosa de mí. Por supuesto que no empujé a la vieja murciélaga escaleras abajo, ese no es mi estilo.—Lo sé, lo sé. Sé que te gustan los enfoques más sutiles y que los venenos son tu especialidad, pero no puedo evitar pensar que yo estaba desesperada hace unas horas porque Alex, quería que me largase de aquí, pero después de lo ocurrido, tengo asegurada mi posición bajo este techo.Nikola se dejó caer pesadamente sobre el sofá, ocultando su rostro entre sus manos.—No quiero la muerte de esa mujer en mi conciencia, sissi, por favor. Dime
Este capítulo contiene escenas de sexo fuertes y descriptivas. Se recomienda la discreción del lector. *** Luego de servirse dos tragos de vodka y de calmarse, Alexis continuó mirando la grabación. Esta vez, centro su atención en que mientras la italiana se vestía y salía de su habitación, Yelana salía del despacho y ya la matrona la estaba esperando. Discutían, en las cámaras se veía que la italiana las observaba desde arriba, y su primo Oleksander desde un pasillo lateral. Sofía regresó a su habitación, sin embargo su primo no. Víctor elevó una ceja al observar como su primo se alejaba por el pasillo a oscuras hasta reunirse con una sumisa, a la que luego procedía a empotrar contra la pared. Había lugares que no contaban con cámaras. El cuarto de Nikola, el de Eván, el de Milia y el de Yelana, porque simplemente a Víctor le daba urticaria de pensar en lo que pudieran hacer cada uno de ellos en su intimidad. A pesar de que se estaba comportando como todo un pervertido, él simp
Bebiendo su café mañanero, Alexis contempló a su familia reunida alrededor de la mesa.Asesinos.Todos y cada uno de ellos. No había uno que no hubiese tomado una vida.Ivanka y Mateo, parecían los más decentes y tranquilos de todos, sin embargo, hará cosa de cinco años ella se había quitado el aburrimiento asaltando bancos en otros países, así fue como conoció a Mateo, en España. Ambos intentaron asaltar el mismo.Lo lograron, de hecho, dejando un saldo de cinco guardias de seguridad muertos, y luego se pasaron un mes entero teniendo una tórrida y escandalosa aventura en Hawái.Lo de tórrida, porque a la pareja le encantaba participar en orgías y lo de escandalosa, porque ambos estaban casados con otras personas.Alexis comprimió los labios para evitar una sonrisa, sí. Aquello fue un desastre por más de un motivo, porque Mateo le puso unos monumentales cuernos a la hija de Agustín Farías, nada más y nada menos que el capo español.Por su parte, Ivanka había traicionado al hermano men
Como cada mañana, Sofía se vistió y bajó a tomar el desayuno con el resto de las sumisas. Extrañamente, las chicas estaban todas muy animadas, comiendo el pan seco y duro con gran ánimo y comentando entre sí. A ella no le interesó. Se colocó el abrigo, tomó la correa de Shadow y salió a pasear al animalito como de costumbre, dando vueltas por la fortaleza sin rumbo fijo. Teniendo cuidado de no alejarse demasiado para no perderse, hacia un frío infernal y para colmo estaba comenzando a nevar. Llevaba semanas entrenando al lobo, cuando obedecía, lo recompensaba con pequeños pedazos de carne y así había logrado que se sentara y se estuviese quieto cuando la situación lo ameritaba. Ella no era tonta. Algo se estaba moviendo entre los Ivanov. Quizás la señora Nikola tenía razón, y Alexis estaba planeando su regreso a Moscú. Muchas de las sumisas habían comenzado a empacar las pertenencias de Yura y su familia, incluso las cosas de la señora Nikita ya estaban en orden, sin embargo, Alexi