Preventivo:

Nikita se acercó a la chica, viendo que se había quedado tirada en el suelo hecha un ovillo, escondiendo el rostro tras las rodillas en espera de más azotes.

La rusa comprimió sus labios.

—Si continúas con esa mentalidad de esclava eso es lo que serás toda tu vida, niña.

La cadera y la espalda de ella sangraban, producto de los azotes. El látigo de la matrona estaba confeccionado con púas en el extremo, las cuales se clavaban en la piel causando heridas. Las de la italiana no eran profundas, por suerte, a penas eran unos arañazos pero igual. Nikita sabía que Alexis se pondría colérico cuando viera las marcas.

—Vamos, ponte en pie. Ven conmigo.- murmuró, ofreciéndole su mano, la tomó, poniéndose en pie y juntas se dirigieron a la enfermería.

***

—Sì, tiene usted razón. Las heridas son poco profundas, sin embargo, le aplicaré un desinfectante tópico, por precaución.

Sofía estaba sentada sobre la camilla de examinación en la enfermería, con la vista fija en el suelo, mientras el médico
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