Alexis:

Se quedó dormida.

Reposa sobre la alfombra, con un brazo sobre los ojos para evitar que le moleste la claridad.

En silencio, contemplo como las luces producidas por las llamas de la estufa juegan a causar sombras sobre su piel.

La niñata es hermosa.

¿Para qué intentar negarlo?

Decir que no lo es, equivaldría a decir que el sol no sale de día.

Jugueteo con el llavero de su coche, hay un asunto que postergué porque la rabia me nubló el juicio.

Por Dios, no soporto que la toquen.

Tal vez ella tenga un poco de razón, y sí estoy celoso…pero no de ella específicamente, sino de lo que representa. Legalmente es mi esposa, aunque ante los ojos de la mafia solo sea un medio para obtener lo que deseo.

Estoy convencido de que celaría a cualquier mujer que portase mi apellido y mi anillo, no tiene nada que ver exclusivamente con ella.

La recorro con la vista, y dentro de mí aletea una sensación que me asusta. Acallo los gritos de mi mente empujándolo todo hacia abajo, obligándolo todo a a