Él la miraba como si realmente no quisiera verla. Licia le lanzó una sonrisa de superioridad, mientras que la rubia la miraba con pena. Alexis le hizo una seña con su mano a otra sumisa y esta se acercó, él procedió a quitarle la botella de vino que sostenía, dándose un trago, pero luego giró su muñeca y vertió lentamente el contenido de la misma sobre la cabeza de Sofía. Ella no se atrevía a respirar siquiera. —Espero que esto te sirva de lección y te recuerde tu lugar, italiana. Últimamente tienes los humos demasiado subidos.- masculló él. Ella tragó en seco, manteniéndose inmóvil en lo que la bebida goteaba de su cabello, rodando por su cuello, recorriéndole todo el cuerpo hasta ensoparla, y formando un grotesco charco en el suelo a su alrededor. Parecía un charco…de...de... sangre. Los Ivanov rieron en pleno, incluso alguien aplaudió, Sofía sospechó que quizás había sido Yelana. —¡No es suficiente! ¡Esta humillación no es suficiente, si la apañas, todas las sumisas creerán q
¡Advertencia!Este capítulo contiene escenas de sexo explícito y lenguaje de adultos.Se recomienda la discreción del lector.***A Sofía comenzaron a zumbarle los oídos y toda la sangre del cuerpo pareció subírsele a la cabeza.—¡Y una mierda! ¡¿Ahora soy tu esposa?!Aquella explosión causó que él la mirase con sorpresa.—¡Lárgate! ¡Lárgate o no respondo de mí, disgraziato, figlio della grande pu…!- no pudo terminar, en tres grandes zancadas Alexis empujó, acorralandola contra la pared.—¿Es así como le hablas a tu Amo, esclava?- masculló él en un tono tan bajo y divertido que sonaba casi juguetón.- creo que es cierto lo que dice Nikola y necesitas aprender modales.La toalla de sobre la cabeza de Sofía cayó al suelo, y Alexis tomó un puñado de sus cabellos en su mano, tirando de ellos.—No me lastimes, por favor, por favor, seré buena.- rogó evitando mirarle a los ojos, hacia un segundo lo había hecho y ante sí no tenía al sofisticado hombre de negocios que había visto otras veces,
¡Advertencia!Este capítulo contiene escenas de sexo explícito y lenguaje de adultos.Se recomienda la discreción del lector.***—Ven acá, putica. Ya te divertiste ahora me toca a mí. -Antes de que el orgasmo la pusiera débil, salió de ella, y la puso en cuatro. Manteniéndola firme en la posición que él quería tirando de sus cabellos..—Pero…tú no…espera…¡Ah!- gimió ella, Alexis no le daba tiempo ni a pensar, penetrándola desde atrás.—Shhh.- Murmuró él, lamiéndole el cuello, y apoderándose de toda su espalda con esa enorme mano mafiosa.- ya tuviste lo tuyo. Ahora voy a montar a mi potra salvaje.La nalgada fue sonora y dolorosa, Sofía se encogió soltando un chillido de dolor.—Oh, sí. Esto está mucho mejor. – sonrió él maliciosamente aferrándola con dureza de las caderas y clavándole los dedos en la piel mientras se movía en ella despacio, muy despacio, disfrutando cada pequeño roce con las paredes de su vagina.- ¡Dios!Ella respiraba entrecortadamente, aferrándose a los barrotes d
Alexis pasó la noche en la habitación de Sofía.Cambiaron la sábana, porque la que tenían puesta estaba embarrada de sangre y de s#men y Alexis se acostó en la cama junto a ella, quedándose boca arriba, cubriéndose los ojos con un brazo.Ella lo estuvo contemplándolo durante largo rato.Él era musculosos, de rostro anguloso y mentón fuerte, su cabello estaba suelto y todo su cuerpo gloriosamente desnudo. Parecía un guerrero vikingo, venido a ella para asaltar, robar y destruir.Habían tantas cosas que estaban mal, el Don era el principal cabecilla de la mafia rusa, era el principal enemigo de su hermano, le doblaba la edad y con todo, se la había follado como si el mundo se fuera a acabar.Sintió como se le enrojecía la cara, mirando al altar que había instalado en una esquina de su habitación.Estaba perdida.Estaba en el infierno y ahora era la ramera del diablo.Una lágrima rodó por su mejilla, y Sofía la limpió con rapidez.Se había propuesto sobrevivir, pero si no tenía cuidado t
Sofía:Bajé las escales y me fui directo a la cocina.Quería checar que estuviera bien.Mi lobito me recibió jadeante y supe que no le habían dado agua en toda noche. Preparé un cuenco con leche y tomé una porción de carne asada de la celebración de la noche anterior poniéndoselo todo delante.Shadow atacó aquello con glotonería comiendo como si llevase semanas sin probar alimento.Mientras lo miraba comer, me mordí las uñas.Alexis había dicho que nos marchábamos a Moscú pero no había dicho nada sobre el lobo.No quería abandonar a mi cachorro en la Ciudadela. Las sumisas no le darían de comer si alguien no se lo ordenaba y estaba convencida de que él animalito no sería una prioridad para la señora Nikola.Quizás, Ludmila lo alimentaria, pero no lo sacaría a pasear ni se ocuparía de entrenarlo como había hecho yo.No.De alguna manera debía convencer a Alexis de que me dejara llevármelo a Moscú.¿Pero cómo?Después de la sesión de nalgadas que me había dado por su estupidez lo menos
Sofía:Al retomar el viaje, Alexis se montó en la cabina de delante, en el asiento del copiloto.Milia se acercó a Licia y se puso a conversar con ella en una actitud amigable que me dio asco.Llegamos a las cercanías de Moscú y cambiamos de transporte.Yura y Nikita se fueron en un coche negro.Oleksander y su mujer, su hermana y su esposo lo hicieron en uno rojo y nosotros cuatro lo hicimos en uno gris metálico.Sin esperar órdenes, me subí a la parte trasera del auto, Milia hizo lo mismo y por lo tanto Licia se sentó en el asiento delantero, al lado de AlexisPor el camino, la pelirroja le ponía la mano en la rodilla , ascendiendo hasta acariciarle el muslo, en lo que se sonreían uno al otro conversando en ruso, entre susurros, murmullos y risitas.Yo mientras tanto, me miraba las uñas. Planeando ir a un salón a arreglarme el cabello tan pronto como pudiera.Llegamos. Y sin chistar, me bajé del coche.La mansión que había explotado había sido grande pero esta lo era mucho más. Me p
Alexis:Me apodero de sus cabellos, forzándola a besarme una y otra vez.¡Por el amor de Dios!La niñata va a enloquecerme.Ella no lo sabe, no tiene ni la menor idea, pero es la criatura más intrigante y desconcertante que he conocido.Me pudre el ánimo.Hace un momento quería destriparla con mis propias manos y ahora fantaseo con empalarla con mi verga y follármela toda la noche.Detengo mis besos y me mira con cara de odio.Tontita…Si ella supiera lo duro que me pone que me mire así, no lo haría.—No vuelvas a mentirme y no vuelvas a quitarte mi anillo, Sofía.Asiente en silencio.—Confiésalo ahora. ¿Qué hiciste con él?—Me lo acabas de devolver. ¿Para qué preguntas lo que ya sabes?- farfulla rebelde.—¡Confiésalo, zorra!- mascullo, azotándole el culo.—Se lo di a Licia.- balbucea, haciendo una mueca de dolor que me excita, huyendo de mi mirada, mientras la mantengo presa en mis brazos.—¿Por qué?Comprime sus labios rosados y continúa manteniendo su mirada lejos de mi rostro.—El
Sofía:En el salón de belleza me miraron con cara de pena, es cierto que debí parecer un perico desplumado, pero en cuanto Igor le dijo al estilista quien era yo, (o mejor dicho, con quién estaba casada) el semblante del sujeto cambió con rapidez pasmosa.—No se preocupe, moya Ledi( mi Señora). Déjelo todo en manos de Danilo y le aseguro que quedará preciosa.- me aseguró, en un acento italiano frigidísimo.Después de preguntarme qué quería, él procedió a enjuagarme el cabello y a hacerme un tinte. Me colocaron extensiones, y sin necesidad de levantarme de la silla, me depilaron las cejas para luego hacerme la manicura y pedicura.Pasé a un salón trasero, dónde me sometí a depilación con cera de las piernas y el pubis, y luego recibí tres masajes diferentes.El masajista era un hombre fornido de cabello negro y ojos azules, muy guapo. Estuvo protestando por lo tensa que yo estaba y también estuvo filtreándo conmigo todo el rato pero me mantuve inexpresiva porque de haberle sonreído siq