La señora Conte«No te hagas ilusiones, Pilar, lo nuestro no es una relación por amor»«No esperes mucho de mí»Pilar apretó las sábanas de la cama bajo sus manos y las arrugó con todas las fuerzas de las que fue capaz, su corazón martilló dentro de su pecho y sus ojos dejaron derramar las lágrimas que no sabía que estaba reteniendo.¿Qué había cambiado con Domenico desde la última vez que se vieron y pasaron un día en familia?Esa pregunta se coló en los pensamientos de Pilar, pero se negó a excusarlo, Domenico simplemente estaba jugando con ella, por eso la asaltaba en las noches y huía antes del amanecer, no estaba interesado en una relación, Pilar tuvo que aceptar que solamente era un recipiente para Domenico, una manera muy activa de sacarse el estrés.—¡Aaargg! —gritó, llevando la sábana para cubrir su desnudes.Pilar protegió su cuerpo del frío de la habitación, pero no pudo proteger a su corazón, que estaba herido y sangrante por culpa de Domenico Conte.Mientras tanto, Domeni
Es la mujer que amo —La traición se paga con sangre… Domenico miró fijamente a su padre, no esperaba verlo tan pronto luego de su discusión del día anterior, pero no había podido hacer caso omiso de su llamado. —Es algo que tenemos claro y es lo que hice en España —espetó. —No fue la manera correcta, involucraste más de lo que debías y alertaste a las autoridades con tantos incendios —señaló Alessio. —No pienso disculparme, Aarón cometió traición, solo aplique la venganza —refutó sin dar su brazo a torcer. —No puedes hablar de traiciones, Dom, cuando Pía Zambrano no era parte de nuestra familia, ni de la organización ¡Era una mujer casada y tú no eras su marido! —gritó, arrugando la frente por el esfuerzo realizado. Domenico ni se inmutó ante el rostro de dolor que atravesó su padre. —Eso lo dices para aliviar tu conciencia, ¡Pía era la mujer que amaba! —En este negocio tener conciencia es un lujo que no puedo darme, pero tampoco voy a cargar con culpas ajenas, yo no di la ord
¿Dónde está mi mamá? «La mujer que amo» «La mujer que amo» «La mujer que amo» Pilar dio un paso atrás como si Domenico la hubiese golpeado y todo el aire hubiese salido expulsado de sus pulmones, mientras corazón se estrujaba dentro de su pecho y el dolor corría como veneno por su sangre lastimándola de manera brutal; era la sensación más horrible que jamás había experimentado, porque ella jamás se había enamorado de nadie. Nunca había tenido tiempo, porque lo más importante del mundo para ella siempre fue su madre. Su madre seguía siendo la mujer de su vida, sin embargo, en el camino se había cruzado con Domenico Conte, gracias a las presiones de Ennio Di Monti, a las manipulaciones de ese ser miserable y sin corazón, que no le importaba lo que pudiera sucederle con tal de conseguir lo que quería. Ella había estado poco dispuesta a acceder a su chantaje, pero terminó casada con el diablo, entonces no esperó terminar enamorándose de su marido y lo peor era que él no había hecho m
Secuestrada Domenico envió docenas de hombres a recorrer las calles de Milán, la orden fue clara. ¡No volver a casa sin Pilar!—¿Dónde está mamá? —preguntó Paolo, el niño había visto el caos que se había formado en el jardín de la casa, su padre gritaba y movía las manos, él no sabía exactamente lo que sucedía, pero sabía que todo tenía que ver con la ausencia de Pilar en la casa.—Paolo… —Domenico no quería mentirle a su hijo, pero no podía decirle que Pilar estaba desaparecida, que corría un gran peligro fuera de casa.—¿Dónde está mamá? —insistió apretando sus pequeñas manos en dos puños y frunciendo el ceño, un rostro serio y frío, algo que Domenico jamás había visto en su hijo.—No sé dónde está —susurró, admitiendo parte de la verdad.—¿Se fue por la llegada de ese cuadro, verdad? —preguntó—. ¡Ella vio ese cuadro y decidió marcharse! —gritó.Domenico intentó alcanzar el brazo de Paolo, para abrazarlo, pues pese a la dureza de su rostro, sus ojos se habían llenado de lágrimas; p
Te tengo «Cincuenta millones de euros por la vida de tu esposa y tu hijo»«Tu esposa y tu hijo»«Tu esposa y tu hijo»Domenico sintió que todo el aire había escapado de sus pulmones mientras leía y releía aquella corta y mortal nota.—Ya sabes a donde llevarla —gruñó Domenico con los dientes apretados.Vittorio quería saber el contenido de aquella nota, quería saber el motivo por el cual el rostro de Domenico había cambiado tanto, mas no preguntó y obedeció a cumplir las órdenes dadas por su jefe.Mientras tanto, Domenico gruñó y golpeó la mesa con rabia, este movimiento estaba fríamente calculado y él iba a descubrir quién era la mente maestra detrás de todo esto, porque no se engañaba. En su mundo las traiciones estaban a la vuelta de la esquina y sabía que el dinero compraba voluntades y que pocos preferían morir antes que traicionar la mano que les da de comer.Pero que estuvieran en sus filas era más de lo que podía aceptar, que pusiera la vida de su esposa en peligro, era algo
Déjame ir Domenico no supo cómo y cuando salieron de la vieja bodega, de lo único que era consciente era del rostro de Pilar.—¡Date prisa, Ivana! —gritó.—Estoy yendo lo más rápido que puedo, señor —respondió la guapa morena, mientras hundía la punta de su bota militar en acelerador y levantaba el otro pie del freno, el auto se desplazó por la Zona Navigli a una velocidad impresionante, captando la atención de algunas patrullas que vigilaban el lugar.—¡Maldición! —gruñó Domenico al escuchar las sirenas.—No preste atención a las sirenas, mantenga el brazo de la señora presionado —indicó—. Yo me haré cargo del resto —señaló.Domenico nunca obedecía órdenes, pero esta vez confió ciegamente en Ivana.La mujer se desplazó hasta al alcanzar la calle principal del centro de Milán, había visto la herida de Pilar y sabía que no era de gravedad, pero dado su estado de gestación, lo más recomendable era que fuese atendida por un médico. No podía darse el lujo de cometer ningún error tratándo
La esposa del diablo «Déjame ir»«Déjame llevarlos lejos de aquí»Domenico dio un paso atrás al escuchar la petición de Pilar, si él pudiera dejarla ir para verla feliz y a salvo, lo haría, así el corazón se le rompiera, él lo haría. Sin embargo, las cosas no eran tan sencillas y ellos no serán ciudadanos comunes y corrientes en Italia o en el mundo.Las organizaciones tenían ojos en todo el mundo, manos y brazos que podían cogerte sin siquiera darte tiempo a nada y eso era mucho peor que vivir en el seno de la organización.—No —respondió tajante.—¡No puedes retenerme, Domenico! —gritó Pilar, poniéndose de pie.—No tengo más opciones, Pilar, no importa a donde quieras irte o cuán dispuesto esté yo a dejarte ir ¡Ningún lugar será seguro para ti y mis hijos! ¡Esto es la mafia! —gritó.Pilar gruñó.—Yo no pedí esta vida —refutó Pilar.—Yo tampoco, pero es aquí donde me tocó nacer, crecer y probablemente morir —aceptó.Pilar tembló de manera involuntaria ante sus palabras.—No quiero s
¡No voy a dejarte!Loretta gruñó como si fuese un animal rabioso, miró a Pilar con ojos de burla.—Tú no eres nadie, él jamás va a amarte —la mujer sonrió con crueldad.Pilar no fue capaz de sentir lástima por Loretta, no después de saber que era ella quien propicio su secuestro.—Nunca tendrás la certeza si lo hizo o no —aseguró Pilar con enojo.—No lo mereces, Domenico es mucho hombre para una idiota como tú, fue tan fácil sacarte de en medio, una lástima que quién te llevó no tenía interés en matarte, ¡de haberlo sabido, te habría matado yo! —gritó, agitando su cuerpo, haciendo mover las cadenas que la sostenían.Pilar tomó la pistola que descansaba sobre una mesa cercana, le quitó el seguro y apuntó a la cabeza de Loretta, sorprendiendo a Ivana.—Señora Conte —dijo al verla empuñar la pistola.Ivana sabía muy bien lo que significaba disparar por primera vez sobre un ser humano y sabía que luego de eso no había vuelta atrás.—Hazlo, Pilar, ¡mátame de una puta vez! —gritó Loretta, p