Déjame ir Domenico no supo cómo y cuando salieron de la vieja bodega, de lo único que era consciente era del rostro de Pilar.—¡Date prisa, Ivana! —gritó.—Estoy yendo lo más rápido que puedo, señor —respondió la guapa morena, mientras hundía la punta de su bota militar en acelerador y levantaba el otro pie del freno, el auto se desplazó por la Zona Navigli a una velocidad impresionante, captando la atención de algunas patrullas que vigilaban el lugar.—¡Maldición! —gruñó Domenico al escuchar las sirenas.—No preste atención a las sirenas, mantenga el brazo de la señora presionado —indicó—. Yo me haré cargo del resto —señaló.Domenico nunca obedecía órdenes, pero esta vez confió ciegamente en Ivana.La mujer se desplazó hasta al alcanzar la calle principal del centro de Milán, había visto la herida de Pilar y sabía que no era de gravedad, pero dado su estado de gestación, lo más recomendable era que fuese atendida por un médico. No podía darse el lujo de cometer ningún error tratándo
La esposa del diablo «Déjame ir»«Déjame llevarlos lejos de aquí»Domenico dio un paso atrás al escuchar la petición de Pilar, si él pudiera dejarla ir para verla feliz y a salvo, lo haría, así el corazón se le rompiera, él lo haría. Sin embargo, las cosas no eran tan sencillas y ellos no serán ciudadanos comunes y corrientes en Italia o en el mundo.Las organizaciones tenían ojos en todo el mundo, manos y brazos que podían cogerte sin siquiera darte tiempo a nada y eso era mucho peor que vivir en el seno de la organización.—No —respondió tajante.—¡No puedes retenerme, Domenico! —gritó Pilar, poniéndose de pie.—No tengo más opciones, Pilar, no importa a donde quieras irte o cuán dispuesto esté yo a dejarte ir ¡Ningún lugar será seguro para ti y mis hijos! ¡Esto es la mafia! —gritó.Pilar gruñó.—Yo no pedí esta vida —refutó Pilar.—Yo tampoco, pero es aquí donde me tocó nacer, crecer y probablemente morir —aceptó.Pilar tembló de manera involuntaria ante sus palabras.—No quiero s
¡No voy a dejarte!Loretta gruñó como si fuese un animal rabioso, miró a Pilar con ojos de burla.—Tú no eres nadie, él jamás va a amarte —la mujer sonrió con crueldad.Pilar no fue capaz de sentir lástima por Loretta, no después de saber que era ella quien propicio su secuestro.—Nunca tendrás la certeza si lo hizo o no —aseguró Pilar con enojo.—No lo mereces, Domenico es mucho hombre para una idiota como tú, fue tan fácil sacarte de en medio, una lástima que quién te llevó no tenía interés en matarte, ¡de haberlo sabido, te habría matado yo! —gritó, agitando su cuerpo, haciendo mover las cadenas que la sostenían.Pilar tomó la pistola que descansaba sobre una mesa cercana, le quitó el seguro y apuntó a la cabeza de Loretta, sorprendiendo a Ivana.—Señora Conte —dijo al verla empuñar la pistola.Ivana sabía muy bien lo que significaba disparar por primera vez sobre un ser humano y sabía que luego de eso no había vuelta atrás.—Hazlo, Pilar, ¡mátame de una puta vez! —gritó Loretta, p
Un mafioso enamorado «Duerme, cariño mío, mañana será otro día»Pilar trató de dormir confiando en la presencia de Domenico junto a ella, pero los eventos recientes acudieron a su mente y le hizo tener un sueño agitado en la que varias veces durante la noche despertó en medio de un grito o un sollozó.—Estoy aquí, no voy a dejarte.Aquellas palabras fueron un aliciente para el corazón de Pilar, hasta que finalmente cerca del amanecer había logrado dormir un par de horas. Lo que preocupó a Domenico, pues la situación se repitió por dos noches más.—Es hora de irnos —pronunció el tercer día, esa mañana Pilar había despertado en medio de una pesadilla y bañada en sudor.Pilar le dio una breve mirada, durante el día su relación era tensa, cortante, muy fría, quizá, pero por las noches, ella se dejaba cuidar. ¡Era una locura! Pero era lo que sucedía entre ellos.—Pilar —llamó él.—Prepararé las maletas —respondió, apartándose de Paolo con una tranquilidad que no sentía.—No es necesario,
Cuerda floja El sonido estrepitoso del vidrio rompiéndose hizo saltar a más de uno en la sala.—¿Se puede saber qué diablos pretendes, Filipo? —Ennio no podía creer que su hijo, su único hijo varón, fuera tan idiota para pactar un acuerdo con Theo Basilios.—Ya te lo he dicho, padre, anoche cerré un importante acuerdo con Basilio, es un negocio redondo por donde lo veas, Esteban Kyriaskis, ni siquiera contempló tu oferta, padre, —dijo, casi orgulloso de lo que había logrado.Ennio gruño en respuesta lo que hizo a Filipo arrugar la frente.—No comprendo tu actitud, deberías estar feliz, ¿Por qué no quieres intentarlo con Theo? —preguntó.—Ningún buen negocio se cierra de la noche a la mañana o porque te parezca una buena oferta. Es algo que debieras ya saber, pero dudo que un día puedas usar tu materia gris para entender lo que has hecho.—¡Hice lo mejor para la organización, necesitamos liquidez! —gritó Filipo.—Pues lo que vas a conseguir será un tiro entre ceja y ceja por tu estupi
Anuncio Domenico miró a los presentes, tratando de identificar al “griego”, tenía el presentimiento que el tipo podía convertirse en un verdadero dolor de cabeza si no manejaba muy bien el asunto. Sobre todo, con la información que Vittorio había conseguido de él. Esa enemistad con Estaban Kyriaskis era la más peligrosa de todas. —Domenico, Pilar —Ennio salió al paso para saludarlos. Había estado pendiente de ellos desde el momento que atravesaron los muros impenetrables de la villa. Pilar se tensó al ver a Ennio parado delante de ella y esa sonrisa que le dedicaba era más falsa que una moneda de catorce pesos. ¿Cómo podía sonreírle sin ninguna vergüenza? La sangre latina de Pilar se calentó y estaba dispuesta a borrarle la sonrisa a Ennio en ese preciso momento, sin embargo, cuando la mano de Domenico se apretó sobre su cintura, giró el rostro para encontrarse con su oscura y profunda mirada y una clara advertencia en ellos. —Ennio —saludó en tono cordial pero distante. —Está
¡Yo te necesito vivo!El cuerpo entero de Domenico entró en alerta. Sus ojos se convirtieron en dos pozos de fuego tras escuchar las palabras de Ennio y el deseo de asesinarlo allí mismo fue abrazador, más que tentador. Habría sido tan fácil meterle un tiro entre las cejas, pero no tonto y sabía que la casa estaba rodeada de hombre que superaban en números a los suyos, sin contar que sus aliados lo verían como una traición, pues ninguno de ellos sabía lo que ese miserable había hecho con Pilar.Ennio sonrió y miró a Pilar, mientras ella temblaba como una hoja, comprendiendo rápidamente que había sido él, el autor de su secuestro…—Por favor, vengan —los llamó, mientras la gente brindaba en su honor y los felicitaba.—Eres un hombre muerto —murmuró Domenico cuando Ennio lo abrazó para felicitarlo.—No tienes manera de probar que fui yo y tampoco la tendrás, te aseguraste de matarlos a todos tal como lo predije, no hay testigos —respondió con regocijo, palmeando la espalda de Domenico.
Déjame amarte Domenico Conte habría la vida entera por poder disfrutar de la confesión de amor de Pilar, pero en su mundo un segundo podía hacer la diferencia, más cuando el enemigo estaba en casa. Ennio Di Monti había firmado su sentencia, ese hombre ya estaba muerto, solo que no se había enterado. Pero él no tenía ningún interés en hacérselo saber, por ahora.—Domenico —llamó Pilar desde la puerta del baño, el cierre de su vestido se había atorado y no tuvo más opción que pedirle ayuda a su esposo.Pilar aún temblaba como una hoja, luego de confesar sus sentimientos, pero esa noche había confirmado el negro corazón de Ennio, ese hombre que le importaba muy poco su vida y la vida de Mónica, con tal de salirse con la suya.—Dime —pidió él acercándose a ella, Pilar se giró para quedar de espaldas a Domenico.—Ayúdame con el cierre, por favor —solicitó, mientras un nudo se formaba en su garganta, esto era lo más cerca e íntimo que está sucediendo entre ellos luego de varias semanas de