El sofá

Como ocurre la mayoría de las noches, me congelé en mi habitación debido a que el aire acondicionado está roto. Por ello, tomé unas cobijas y me dirigí hacia la sala...

Para llegar a la sala, debí pasar por las habitaciones, y en la de Clara, no pude evitar escuchar gemidos que provenían de su cuarto. Es evidente lo que está haciendo con Adrián.

Ella insistió en que su departamento está inundado y debe quedarse a dormir esta noche con nosotros.

Los ignoré y me acerqué a la chimenea, la encendí y luego me recosté en el sofá, arropada con mi cobija. Esto es gloria comparado con mi cama pequeña y la habitación helada.

Es increíble la ironía: la esposa en el sofá y la amante en la cama acostándose con el esposo, aunque yo no lo considero mi esposo. Más bien, un monstruo y un tipo que me provoca solamente asco.

Nunca me fijaría en él y nunca podría quererlo, no después de todo lo que me ha humillado.

No estoy segura de cuánto tiempo me dormí; creo que fueron dos o tres horas, pero fu
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