Sus dos nietos más pequeños estaban en la guardería y eran hijos de Casamardo. Esos dos niños vivían en casa de la madre de Sherry.

Sandra pagaba a su familia política todos los meses una suma de dinero para la manutención de sus nietos.

—Que suba a verme cuando vuelva.

—Lo entiendo. Señora, es hora de la cena.

Le recordó la mayordoma a Sandra.

Sandra se quedó callada un momento y dijo: —No tengo apetito.

Al no estar su marido ni sus hijos ni hija, no quería cenar sola, además estaba de mal humor, y no tenía ninguna gana de comer.

—Señora, pero apenas comió nada desde el almuerzo, debe comer algo.

—No quiero comer.

Tras decir eso, Sandra colgó el teléfono.

La mayordoma no pudo hacer más que lanzar un suspiro.

Poco después, Chloe volvió acompañada por Gonzalo.

En una mano sostenía un gran algodón de azúcar y en la otra dos espinos caramelizados.

Gonzalo condujo hasta la mansión y aparcó delante de la casa principal.

—Ya hemos llegado.

Gonzalo miró a Chloe sonriendo.

Por primera vez Gonz