—Jareth— Por fin se liberaba de su secreto, por fin el padre de sus hijos sabía la verdad y ella no podía hacer más que entregarse a él.Pasó los brazos tras su cuello y se aferró a él mientras sus piernas le rodeaban las caderas, ansiosa, caliente a pesar del agua que fría que caía sobre ellos y se empeñaba en enfriar sus pieles.—Claire…— volvió a repetir su nombre en cuanto ella lo llamó, se encontraba furioso, por supuesto que lo estaba cómo no estarlo con ella. Pero aun así no podía culparla por hacer lo que hizo. La había lastimado por más de tres años.— Yo solo, yo no podía más con este secreto — aseguró frotándose contra él, sintiendo su dureza contra su entrada, provocándolo para que la penetrara. Gimiendo por la forma en que besaba su cuello y parecía querer consumirla y ella quería consumirse en sus brazos, contárselo todo, decirle cuánto lo había necesitado todo ese tiempo.Sus cuerpos parecían querer fundirse una vez más. El mismo Jareth ya no podía esperar más, por lo qu
—Claire— se inclinó sobre la barra para hablarle — ¿Qué estás viendo? — le preguntó llevando un dedo manchado con mezcla colocándolo en su nariz y así poder limpiarle con sus labios.— Solo lo bien que te ves cocinando — Claire le pasó la nuez moscada rozando los dedos al hacerlo sin apartar la vista de sus ojos.—Si me sigues viendo así pensaré que te gusto mucho — bromeó guiñándole uno de sus ojos azules.— Es que me gustas mucho — aseguró ella llevando una mano a la mejilla de su exmarido y acercándose para besarlo — y ahora que ya no hay secretos entre nosotros, me siento tan libre, tan feliz, odio tanto que hayamos perdido estos 6 años que pudimos pasar juntos.— Y tú a mí, siempre me has gustado — reconoció él tocando su mano con sus dedos, sintiendo una especie de electricidad entre los dos.Todo era idílico, siempre se había imaginado ese tipo de escenas desde el día en que se casaron, ellos dos desayunando juntos, coqueteando mientras cualquiera de los dos preparaba algo rico
—¿Cómo pudiste, padre?— le preguntó Jareth una vez estuvieron su padre y él a solas en su despacho.— ¿Qué cómo pude? — no daba crédito, cómo esperaba que no la ayudara —Tu mujer llegó aquí una noche, estaba lloviendo, no sabía a dónde ir porque sus padres no la querían en su casa después de haberse divorciado, aunque ahora su relación es buena gracias a esos dos pequeños, ellos no quisieron saber nada de ella al principio.— Era callar o perderla a ella y a los niños para siempre — Christian sonrió reflejando un inmenso cariño en su expresión y es que la relación que tenía con Claire era casi de padre e hija. Era la hija que siempre quiso y nunca pudo tener— Yo no podía permitirme eso, no podía contártelo y arriesgarme a que se marchara a saber a dónde.—Así que una noche ella vino, tú no podías dejarla sola, eso lo entiendo, ¿pero por qué lo hiciste? ¿Por qué tú y ella…? Esos niños son tuyos, por eso es que la proteges y por eso es que ella no se ha quitado el Mars.Tenía los ojos r
Claire se giró para observarlo con rabia ¿Cómo se atrevía? Sus hijos eran de ella, no de él, él jamás había querido estar con ella y mucho menos que tuvieran hijos, por mucho que ahora años después dijera lo contrario.— Son mis hijos Jareth — caminó hasta estar frente a él de nuevo — pasamos la noche juntos y lo único que me demostraste es que sigues teniendo la misma capacidad de hacerme daño que tenías antes y no voy a dejar que les hagas lo mismo a ellos.Qué estúpida había sido creyendo que las cosas podían cambiar, el imbécil ni siquiera se dio cuenta cuando ella se lo había dicho también. Prefirió pensar que estuvo con otro hombre.— Jamás estuve con nadie más, tú fuiste el primero — desvío la vista y se giró de nuevo para caminar a por sus hijos — Y el único hasta ahora — dijo en voz baja con la esperanza de que no la hubiera escuchado y caminó en dirección al interior de la casa.Si seguía hablando tendría mucho que aclarar, sobre todo ¿Dónde dejaba eso a George? Su falso pro
Jareth no dijo nada, se quedó en silencio solo para tomar su decisión y levantarse de su lugar. Sin tan siquiera volver a despedirse de su padre —Señor, el señorito Jareth se ha ido — le informo Cleotilde a Christian.—Lo sé y de no haberse ido me habría decepcionado mucho de él — le mencionó el viejo Mars a la Nana, llevándose la taza de té que en ese momento le había puesto a un lado de él la mujer.—Es hora de que mi hijo deje de hacer al idiota. Jareth no podía permitir que ella volviera a escapar, aunque seguía enojado, no podía dejar que ese enfado le hiciera perder la oportunidad de recuperar todo aquello que había perdido.Por lo que se subió a su auto e hizo lo que debió hacer el día que ella decidió marcharse de su vida. Ir a por ella y sus hijos. — Mami, yo quiero mi unicornio— Pidió Danielle señalando la caseta de tiro donde había un enorme peluche de unicornio colgado.— Luego vamos cariño, sí. Ahora vamos a subirnos a las atracciones — le dijo Claire sabiendo que el
Los gemelos se encontraban jugando a unos metros de donde Jareth y Claire los observaban.—Debemos hablar Claire, ponernos de acuerdo en cómo llevar el tema de los niños, no me puedes pedir que me aleje de ellos— mencionó Jareth volteando a ver a la madre de sus hijos.Negar que le había gustado ver aparecer a Jareth sería mentirse a sí misma, pero sentía miedo por lo que podría suceder con sus hijos y también con su ex.— No te voy a pedir que te alejes, pero tampoco puedes contarles nada, todavía déjame hacerlo a mi manera.—Ahora que sé de su existencia, me es imposible no querer formar parte de su vida. No sabes lo que me hubiera gustado estar contigo en tu embarazo y durante el parto— se acercó a ella tomándola del rostro — por favor di que no me alejaras de ellos, ni de ti.— No voy a alejarte de nosotros…— aseguró ella meciendo la mejilla contra su mano y es que cuando él la tocaba ella no podía pensar en nada más que en sus manos y cuando lo tenía tan cerca no podía más que de
Jareth no dudo en abrazar a Claire tras escuchar que aceptaba pasar ella y los niños ir a casa de su padre a cenar pizzas, ganándose una que otra exclamación de asombro y de enojo por parte de sus hijos, quienes llegaron a abrazar a su madre colocando en medio de ellos.Eso solo lo hizo enternecer y aspirar de manera profunda, orgulloso de ver cómo sus hijos protegían a su madre. Lo hizo que se las ingeniara para cargar a ambos.—Lo sé, lo sé, ustedes deben decidir si yo estoy con mami— dijo dándole a cada uno un beso en las mejillas.—Por cierto, no sé si lo sepan, pero iremos a casa de su Dada a cenar pizzas y papás fritas con él.— ¿Y por qué tú vas tanto a ver a mi Dada?— Henry, quién era más celoso de su madre que Danielle, entrecerró los ojos limpiándose la mejilla que Jareth le había besado con la mano. — ¿También quieres quitarme a mí, Dada?Estaba visiblemente molesto de camino al coche, mientras Danielle que era más diplomática, le hacía las preguntas que le interesaban sobr
Jareth sonrió tomado de la mano de Claire caminando por las escaleras que subían hasta donde se encontraba su habitación.—¿Dime Claire, has visto mi habitación?— le pregunto a ella parando y encarando a la joven.¿Que si había visto su habitación? Después de esos cinco años, aquella habitación tenía más cosas de ella que de él, aunque le gustaba conservar la decoración y toda la ropa que él había dejado allí. Si durante su embarazo fue un gran consuelo residir en esa habitación, pero sin duda él se daría cuenta de los cambios al entrar, como las fotos de su embarazo o los bebés de pequeños, todas esas cosas que le hubiera gustado vivir con él y no pudo.Al principio Claire guardaba muchos recuerdos para él, pero luego dejó de hacerlo, aunque a cada cumpleaños de los bebés había dejado una foto en la estantería y en el extremo de esta una marca de cómo estaban creciendo sus hijos un año tras otro.—Hay algo que siempre he querido mostrarte, y que no se puede ver en ningún otro lugar