A lo único que le prestó atención Jareth, fue a la cama, donde ambos cayeron enredándose en las sábanas, solo alejándose para terminar de desvestirse, y volverla a cubrir con su cuerpo, volviendo a besarla, no solo en sus labios, Jareth deseaba poder besar cada parte de su cuerpo, y eso hizo tras besar sus labios, bajó por su cuello, hasta sus senos, tocándolos con la punta de su lengua, notando como ella se estremecía, ante esa simple acción, antes de pasar al otro.Joder, deseaba alargar ese momento, deseaba que ella perdiera el control, que lo deseara más allá de lo posible, pero a él mismo le estaba resultando imposible, no querer enterrarse en ella.—Mierda, Claire… no puedo, no puedo aguantar más — susurró dejando de mimar sus senos, colocándose de nuevo sobre ella. Jareth llevo sus manos hasta su cadera alzándola, joder no podía alargar más ese momento, la necesitaba ya y eso hizo.— ¡Hazlo, Maldita sea Jareth! ¡Hazlo ya…!— exigió ella atrayéndolo sobre su cuerpo y empujándose
Jareth se sorprendió por lo que Claire le propuso. No era exactamente lo que él tenía en mente sugerirle.—¿Quieres ser mi amante?— le preguntó, sintiendo que su estado de ánimo calmado se iría pronto.Ser amante de Claire significaba que tenía que soportar a su estúpido prometido. ¿Pero tenía otra opción?No, estaba conociendo a Claire y aunque parecía una persona amable, no lo era del todo, es más, le gustaba que todo fuera a su modo y esa manía de tener todo bajo control la hacía adorable de cierta manera.—Bien, seamos amantes— le respondió tomándola del mentón y atrayéndola hacia él una vez más para besarla.—Pero pongamos un par de reglas, una especie de contrato entre nosotros, así evitaré matar a tu prometido. ¿En serio que viste en ese sujeto?Se sentía horrible con ese trato, por un momento habría deseado que él se negara y le dijera que no, que quería algo más con ella, pero ¿Cómo iba a hacer eso si cuando la tuvo de esposa no le hizo ningún caso?Se sentía que se estaba r
—Jareth— Por fin se liberaba de su secreto, por fin el padre de sus hijos sabía la verdad y ella no podía hacer más que entregarse a él.Pasó los brazos tras su cuello y se aferró a él mientras sus piernas le rodeaban las caderas, ansiosa, caliente a pesar del agua que fría que caía sobre ellos y se empeñaba en enfriar sus pieles.—Claire…— volvió a repetir su nombre en cuanto ella lo llamó, se encontraba furioso, por supuesto que lo estaba cómo no estarlo con ella. Pero aun así no podía culparla por hacer lo que hizo. La había lastimado por más de tres años.— Yo solo, yo no podía más con este secreto — aseguró frotándose contra él, sintiendo su dureza contra su entrada, provocándolo para que la penetrara. Gimiendo por la forma en que besaba su cuello y parecía querer consumirla y ella quería consumirse en sus brazos, contárselo todo, decirle cuánto lo había necesitado todo ese tiempo.Sus cuerpos parecían querer fundirse una vez más. El mismo Jareth ya no podía esperar más, por lo qu
—Claire— se inclinó sobre la barra para hablarle — ¿Qué estás viendo? — le preguntó llevando un dedo manchado con mezcla colocándolo en su nariz y así poder limpiarle con sus labios.— Solo lo bien que te ves cocinando — Claire le pasó la nuez moscada rozando los dedos al hacerlo sin apartar la vista de sus ojos.—Si me sigues viendo así pensaré que te gusto mucho — bromeó guiñándole uno de sus ojos azules.— Es que me gustas mucho — aseguró ella llevando una mano a la mejilla de su exmarido y acercándose para besarlo — y ahora que ya no hay secretos entre nosotros, me siento tan libre, tan feliz, odio tanto que hayamos perdido estos 6 años que pudimos pasar juntos.— Y tú a mí, siempre me has gustado — reconoció él tocando su mano con sus dedos, sintiendo una especie de electricidad entre los dos.Todo era idílico, siempre se había imaginado ese tipo de escenas desde el día en que se casaron, ellos dos desayunando juntos, coqueteando mientras cualquiera de los dos preparaba algo rico
—¿Cómo pudiste, padre?— le preguntó Jareth una vez estuvieron su padre y él a solas en su despacho.— ¿Qué cómo pude? — no daba crédito, cómo esperaba que no la ayudara —Tu mujer llegó aquí una noche, estaba lloviendo, no sabía a dónde ir porque sus padres no la querían en su casa después de haberse divorciado, aunque ahora su relación es buena gracias a esos dos pequeños, ellos no quisieron saber nada de ella al principio.— Era callar o perderla a ella y a los niños para siempre — Christian sonrió reflejando un inmenso cariño en su expresión y es que la relación que tenía con Claire era casi de padre e hija. Era la hija que siempre quiso y nunca pudo tener— Yo no podía permitirme eso, no podía contártelo y arriesgarme a que se marchara a saber a dónde.—Así que una noche ella vino, tú no podías dejarla sola, eso lo entiendo, ¿pero por qué lo hiciste? ¿Por qué tú y ella…? Esos niños son tuyos, por eso es que la proteges y por eso es que ella no se ha quitado el Mars.Tenía los ojos r
Claire se giró para observarlo con rabia ¿Cómo se atrevía? Sus hijos eran de ella, no de él, él jamás había querido estar con ella y mucho menos que tuvieran hijos, por mucho que ahora años después dijera lo contrario.— Son mis hijos Jareth — caminó hasta estar frente a él de nuevo — pasamos la noche juntos y lo único que me demostraste es que sigues teniendo la misma capacidad de hacerme daño que tenías antes y no voy a dejar que les hagas lo mismo a ellos.Qué estúpida había sido creyendo que las cosas podían cambiar, el imbécil ni siquiera se dio cuenta cuando ella se lo había dicho también. Prefirió pensar que estuvo con otro hombre.— Jamás estuve con nadie más, tú fuiste el primero — desvío la vista y se giró de nuevo para caminar a por sus hijos — Y el único hasta ahora — dijo en voz baja con la esperanza de que no la hubiera escuchado y caminó en dirección al interior de la casa.Si seguía hablando tendría mucho que aclarar, sobre todo ¿Dónde dejaba eso a George? Su falso pro
Jareth no dijo nada, se quedó en silencio solo para tomar su decisión y levantarse de su lugar. Sin tan siquiera volver a despedirse de su padre —Señor, el señorito Jareth se ha ido — le informo Cleotilde a Christian.—Lo sé y de no haberse ido me habría decepcionado mucho de él — le mencionó el viejo Mars a la Nana, llevándose la taza de té que en ese momento le había puesto a un lado de él la mujer.—Es hora de que mi hijo deje de hacer al idiota. Jareth no podía permitir que ella volviera a escapar, aunque seguía enojado, no podía dejar que ese enfado le hiciera perder la oportunidad de recuperar todo aquello que había perdido.Por lo que se subió a su auto e hizo lo que debió hacer el día que ella decidió marcharse de su vida. Ir a por ella y sus hijos. — Mami, yo quiero mi unicornio— Pidió Danielle señalando la caseta de tiro donde había un enorme peluche de unicornio colgado.— Luego vamos cariño, sí. Ahora vamos a subirnos a las atracciones — le dijo Claire sabiendo que el
Los gemelos se encontraban jugando a unos metros de donde Jareth y Claire los observaban.—Debemos hablar Claire, ponernos de acuerdo en cómo llevar el tema de los niños, no me puedes pedir que me aleje de ellos— mencionó Jareth volteando a ver a la madre de sus hijos.Negar que le había gustado ver aparecer a Jareth sería mentirse a sí misma, pero sentía miedo por lo que podría suceder con sus hijos y también con su ex.— No te voy a pedir que te alejes, pero tampoco puedes contarles nada, todavía déjame hacerlo a mi manera.—Ahora que sé de su existencia, me es imposible no querer formar parte de su vida. No sabes lo que me hubiera gustado estar contigo en tu embarazo y durante el parto— se acercó a ella tomándola del rostro — por favor di que no me alejaras de ellos, ni de ti.— No voy a alejarte de nosotros…— aseguró ella meciendo la mejilla contra su mano y es que cuando él la tocaba ella no podía pensar en nada más que en sus manos y cuando lo tenía tan cerca no podía más que de