Capítulo 04

Despierto sintiendo el cuerpo pesado y la mente cargada, ayer said me ayudo a salir de la casa de mis padres ambos, me trajo a casa y luego solo se fue sin decir palabra, no sabía cómo actuar con el.

Estoy por prepararme algo de desayunar, cuando el sonido del timbre hace que cambie los planes. 

Abro la puerta sin preguntar, mala idea, porque no es Said a quien veo delante de mi puerta, sino a Alejandro 

¿Qué hace aquí? 

No es la mejor manera para comenzar el día.

—¿Qué haces aqui? —frunzo el ceño. —Vete que no quiero problemas 

—¿Puedo pasar? —Pregunta ignorando mi petición

—No

—Vamos, somos familia —insiste dando un paso—. Es importante que hablemos, he venido solo

Tomo una bocanada de aire y aún así niego pero el solo entra

—Que sea rápido. 

Me planto frente a él, cruzándome de brazos. 

—¿Y bien? 

—¿Qué pasó anoche entre mi tío y tú? 

Me congelo ¿es en serio? ¿Cómo se atreve a venir y preguntarme eso luego de que él se va a casar con mi hermana? 

—Nada que te importe, ahora vete —paso de largo junto a él, sin embargo, me detiene. 

—Alaya te pido que te alejes de Said, es por tu propio bien, él no es un hombre de fiar el no es quien crees el es peligroso, el te va hacer daño

—Entonces eso es de familia —bufo y me suelto de su agarre. 

—¿Qué tengo que hacer para que me perdones? Yo no pedí esto, yo estaba enamorado de ti, pero la monotonía fue la que nos estancó, Alaya, yo… 

—No quiero escuchar más excusas mediocres—Interrumpo— solo vete de mi departamento… 

El sonido del timbre se vuelve a escuchar.

— ¿Esperas a alguien?

—No es tu asunto, vete. 

Camino a paso decidido hacia la puerta, solo que cuando abro, es el diablo personificado en mi madre quien aparece. 

—Tenemos que hablar —dice molesta, haciéndome a un lado, pasando sin ser invitada. ¡Maldición! —¿Qué haces aquí? ¿Acaso mi hija te citó? ¿Te está rogando que vuelvas con ella? —mi madre escupe una serie de preguntas sin sentido. 

— No, señora yo he venido porque necesitaba aclarar algunas cosas con Alaya

Mi madre nos mira de hito en hito como si estuviéramos haciendo algo malo. 

—Debes tener cuidado—me ignora—. Mi hija tiene ciertas mañas, no dudes que querrá engatusarte para que regreses con ella y lastimar a su hermana. 

—Ella no esa clase de mujer —me defiende 

—Ella es… 

Estoy cansada de que mi madre me siga tratando como la mala del cuento, cuando ella cubrió lo que leandra me estaba haciendo, por ello. 

—¡Deja de ser tan perra! —las palabras brotan de mi garganta sin que lo pueda evitar. 

—¡¿Cómo me has llamado?! —grita con los ojos rojos de rabia. 

—¡Lo que eres, siempre me has culpado de todo, nunca he recibido una muestra de cariño de tu parte, estoy cansada de que me sentencies y me taches de zorra, cuando la única que es una puta, es leandra! —grito.

Mi madre se me viene encima, Alejandro interviene y la agarra para que no me golpee. 

—¡Eres una mal agradecida! —brama la mujer que me dio la vida—. ¡Por eso nunca vas a encontrar a un hombre que se quiera casar contigo, nadie nunca se fijará en ti, porque no eres nada ni nadie, rebeca te supera en belleza y en inteligencia, ella es mejor que tú, por eso Alejandro la eligió, así que olvídate de que alguien te tomará como esposa, porque nunca, escucha bien, nunca nadie dará todo por ti! 

Sus palabras me hieren de maneras inimaginables, peor que los golpes que me ha dado, mucho más letal que cualquier comentario lleno de veneno. Mis ojos se llenan de lágrimas, odio ser tal débil, odio que las dos personas que amo, me estén lastimando así.  

Estoy a nada de darme la vuelta para marcharme, pese a que es mi departamento, cuando una voz ronca y demasiado hostil, retumba como eco por toda la estancia. 

—En eso está equivocada, señora 

Una mano fuerte me rodea por la cintura y me congelo al ver que se trata de Said. 

—¿Sr Montenegro? —mi madre recobra la compostura—. ¿Qué hace aquí? 

—Vine a ver a Alaya, escuché todo lo que le ha dicho y quiero que sepa que se ha equivocado en todo, porque ella ya tiene marido. 

Un escalofrío recorre todo mi cuerpo. 

No lo hagas said!

— ¿de que hablas?— Pregunta alejandro 

—Soy yo, Alaya es mi esposa.   

En cuanto Said dice aquellas palabras, me doy cuenta de que los ojos asesinos de mi madre van directo al anillo que olvidé quitarme y que adorna el dedo de mi mano. El silencio tan ensordecedor, busco la mirada de él, sin embargo, la mantiene fija en mi madre, quien relaja el cuerpo y suelta una ligera risa.  

—Said —sus labios se estiran en una burlona mueca—. Estoy de acuerdo con que sienta lástima por ella, pero no es necesario que mienta de ese modo. 

—Tío — alejandro da un paso adelante—. Lo que dices es una locura.

El corazón se me encoge casi de inmediato, es tan irreal, pero Said parece tan seguro, que levanta mi mano y la entrelaza con la de él. 

—No tengo por qué darles explicaciones, ahora, si ya terminaron con su drama, salgan, que quiero estar a solas con mi esposa —demanda.

tengo que admitir que este hombre era sumamente imponente.

mi madre pasa por mi lado y se detiene a la altura de mi hombro. 

—No sé qué sucio juego es este, pero jamás estarás a la altura —sisea y luego sale del departamento.

—Alaya hablaremos de esto más tarde. 

—Nada de que hablar alejandro—interviene Said. 

—Tío ¿mi padre sabe de esto? —entrecierra los ojos. 

—Hasta donde sé, es tu padre, no el mío, ahora vete. 

Ambos se miran fijo y luego este sale dejando solo con aquel hombre con el que me había casado en una noche de borrachera.

—No tenías por qué mentir —rompo el silencio que nos envuelve. No me responde, al contrario, pasea por el mueble cercano al recibidor.—Siento que te vieras involucrado en esto —me quito el anillo—. Mi madre no tiene límites cuando se trata de defender a mi hermana.

—Ya veo

—Dame los documentos, los firmaré enseguida —sugiero con el anillo en la mano, a nada de devolverlo. 

Said sigue con la mirada perdida en los retratos, hasta que voltea a verme. 

—No —responde tajante. 

—¿Qué? —abro los ojos como platos—. Oye, agradezco lo que hiciste, pero dame los documentos. Me acerco hasta él y agarro su mano, le coloco el anillo en la palma y retrocedo. —Ahora —pido.

Said observa con detalle el anillo, luego a mí, recorre mi cuerpo de una manera que me hace removerme en mi sitio.

—Tu madre te odia, de hecho, toda tu familia, eres un estorbo para ellos, no sé por qué y tampoco me interesa saber la razón, tu hermana menor es una engreída y petulante, te quitó a tu novio —dice sin un ápice de empatía. 

Me parece que si mi madre y él hicieran una competencia por el más frío, él gana o puede que incluso queden a la par. 

—¿Por qué me dices todo esto? —me cruzo de brazos. 

Un brillo de maldad se ancla en sus ojos. 

—Porque podemos aliarnos —contesta con cautela

—Creo que has perdido la cabeza, dame los documentos —insisto.

—Alandro te dejó por Beca, te engañó todo este tiempo, no sé mucho, pero es lo que se ve a simple vista, ellos creen que no eres capaz de tener un marido o a alguien más a tu lado ¿no te quieres vengar de ellos? —se pasa los dedos de su mano por su barbilla.— Te propongo fingir que somos esposos, después de todo es legal nuestro matrimonio, un año, luego de eso cada quien seguirá su camino, podremos vengamos que vean quien eres, puedo darte el poder que deseas para que hagas sus vidas miserables

—¿Y qué ganas tú con todo esto? —enarco una ceja con incredulidad. 

—Alejandeo es mi sobrino, como ya lo sabes, somos parientes lejanos, hace años que me alejé de la familia hasta que tuve que verme obligado a regresar y tomar el puesto como presidente de la empresa, cosa que no le pareció a su padre y mi hermano, realmente esto es para molestarlos —me explica. — no quiero que se queden con lo que es mio.

Me muerdo el labio inferior. 

—Sé que hay algo más —digo—. Un hombre como tú, calculador y peligroso, no haría tal cosa solo para molestar a tu hermano y sobrino, como dices. 

Ladea una sonrisa de media luna que me sabe a cinismo. 

—Bien, hay un trato pendiente con una petrolera, los dueños son una pareja muy conservadora, y toman cada detalle en cuenta, el cerrar ese trato y conseguir una alianza con ellos, siendo la empresa más potente de todo el país, haría que sin duda consiguiera la confianza y voto de muchos de los socios mayoritarios, debido a que mi hermano está confabulando en mi contra para que me destituyan —se sincera—. Y él quedarse al frente como presidente, pero si consigo ese trato, puedo darles a él y a mi sobrino, la puerta en las narices. 

Ahora comprendo todo. 

—Y quieres que sea la esposa perfecta antes ellos, ¿no? 

—Exacto.

—Ayer parecías estar decidido a divorciarte, no te importaba el trato con esa empresa petrolera ¿por qué el cambio? 

Hay un breve silencio que nos rodea antes de que me responda. 

—Porque tenía pensado hacerlo por mis propios medios, contratar a alguien que se hiciera pasar como mi esposa, pero teniendo ya una legal —apunta—. Y escuchando lo que te dijo tu madre, esto nos beneficiaría a ambos. Te vengas de tu familia, y yo conservo mi puesto en la presidencia y me vengo de la mía dejándolos en la calle piensa que es algo bueno para ambos.

—Está bien —estiro mi mano en su dirección, no tengo ni que pensarlo, por primera vez quiero humillarlos yo a ellos —. Acepto ser tu esposa por un año. 

Said en lugar de estrechar mi mano, tira de mí y me vuelve a colocar el anillo de diamante. 

—Bien, esposa, hagamos esto juntos —musita en tono gélido. 

Y con esto, siento que he cerrado un trato con el diablo y por alguna razón esto me gusta, aquellos enorme ojos grises me aseguran que me voy a quemar en el infierno.

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