Eso que decía nunca me lo hubiera imaginado.—Avergonzada, salí corriendo de su apartamento y en el interior de mi casa analicé todo y comprendí que nunca rechazaba mis besos, ni las salidas a donde lo invitaba a escondidas de ustedes, pasábamos mucho tiempo juntos, realmente pasábamos siempre juntos. Si no estábamos solos, nos reuníamos con ustedes… Pero si rechazó el hecho de acostarme con él, entonces me dije que lo hizo por respeto a mí y eso me hizo adorarlo.» Ya con la cabeza más fría, me levanté muy temprano, quise aclarar las cosas y me encontré con que él salía de la mano con Maju, los vi besarse y para mí fue el fin del mundo.—Pero ya sabemos que no fue un beso de verdad.—Lo sé. Pero de donde yo los veía si parecían besarse y con lo que había pasado el día anterior… Así debían de ser las cosas. Él me buscó, pero yo no quise verlo, gestioné todo por rabia para irme a Grecia, en esos días se vino la fiesta que hizo César donde Maju perdió la virginidad, escuché lo de la apu
Había pasado dos meses donde solo ha reinado la felicidad en mi casa. El próximo lunes era el primer juicio en contra de Sandra, Carlos nos dijo que sin duda estaba loca, su bipolaridad se incrementó mucho y ahora decía incoherencias, su condena deberá cumplirla en el pabellón psiquiátrico. Mis hijos del colegio llegaban, se cambiaban y se iban a cumplir su castigo. Miré el reloj, eran las cuatro y media y no me había llamado Virginia para ver que le dijo el médico. Hoy mis hijos no iban a clase de acordeón con David. Tomé el celular cuando entró la llamada de Virginia.—Hola, Belleza, ya te iba a marcar.—¡Papi! —Me levanté de la silla del escritorio al escuchar la voz de alarma del niño.—Eros, ¿qué tienes? —Él solo lloraba, Dios por favor, ya no más—. Hijo, pásame a tu mamá.—Papi ven. Te necesito papá.Por instinto tomé el saco y salí de la oficina. Dejé a Raquel con la palabra en la boca, no tenía idea adonde correr, pero ya estaba en el ascensor.—Eros. Hijo, ¿dónde estás?—En l
Me alegró saber que podía contar con mis amigos. Ni siquiera había pensado en la oficina. Ahora no tenía cabeza para nada que no sea mi familia.—Si necesitas algo me dices. Mañana nos vemos.Dos horas después trajeron a nuestro hijo y verlo todo canalizado fue la peor imagen, hice un esfuerzo para no llorar y poder consolar a mi mujer que sí estaba hecha un mar de lágrimas.—¡Campeón! —Se veía adormilado.—Me sacaron mucha sangre papá.A pesar de todo lo veía tranquilo, aparentemente, sus ojos sí estaban opacos. Miró a su mamá.—Yo estoy bien mi amor. —Le dijo su madre—. Entiéndeme es la primera vez que te veo enfermo. Ni siquiera una gripa te daba.—Tengo sueño mami. —Virginia intentó moverse y la detuve.—No hagas eso, Virginia. —dijo Benjamín que ingresaba—. Madre es madre, Alejo ayúdame a correr la camilla de Eros, así pueden estar abrazados. Alguien me acaba de dar una lección de las sutiles curas del alma.Miré a mi hijo, le sonreía al doctor. Y así fue, Eros durmió toda la noc
Se llevaron lo necesario para realizar el examen y saber si Angélica era compatible con su hermano. Dicen que Dios daba las pruebas para medir el aguante de los humanos, pero yo estaba en la lista de las no favoritas del Creador, porque conmigo se había ensañado demasiado, y, aun así, sigo creyendo en ti. Veía pasar a las enfermeras, Benjamín ingresó a la sala de recuperación, seguía esperando a que pase la anestesia.—¿Cómo te sientes? Perdón la estúpida pregunta, clínicamente debo hacerla, con algunos dolores puedo ayudarte.—Estoy despertando de la anestesia, me pican mucho las piernas.—Ese es uno de los efectos, Angélica se encuentra muy bien, una niña muy bien nacida a pesar de ser ochomesina y por unos minutos la tendremos en observación y el pediatra determinará si es necesario plan canguro o si sus pulmones necesitan algún tratamiento ya se dejaría en incubadora.—¿Podré darle seno?—Si vas a estar con Eros en las quimioterapias y en su radioterapia, no podrías. Eso es radiac
Habían pasado cuatro días desde que nos hicieron la prueba para ver si somos compatibles con Eros, ahora solo esperar los resultados. Dios, esto era una calamidad, no quería estar por nada del mundo en los zapatos de Virginia, miro a mi hijo ya de once meses, el tiempo pasaba muy rápido, era una cosita bella exacta a su padre, mis dos hijos no parecían colombianos, son monitos de ojos azul claro. Le di un beso y lo acosté en su cama cuna, salí de su habitación y vi a mi marido escuchando a escondidas lo que sea que esté diciendo Nadina en su cuarto.—Es de mala educación escuchar las conversaciones ajenas. —dije.Puso su dedo en mis labios, con su otra mano me hizo señas para escuchar, las oraciones de nuestra hija.—Papito Dios, todos los días te pido lo mismo, pero tú concedes los deseos que están en el corazón, como dice la profesora de religión, esos deseos que se pegan al alma. Tú me devolviste a mi papá de la selva, porque ya sé que él no estuvo en ningún trabajo. Regaña a mis p
Veía a mi hijo tan delgado, era su soporte cuando no estaba su madre, aprovechaba esos momentos y lloraba en mis brazos. Le dije a Benjamín que, si podía entregar los resultados en menos tiempo, dijo que máximo serían en diez días, me mataba la espera. Ayer fue otra dosis de quimio, era devastador verlo como queda, es un niño de casi siete años.«Dios, quítale esa enfermedad y dámela a mí». Ya estamos en octubre, tres semanas metidas en la clínica. Desde las cuatro de la mañana Eros no dejaba de vomitar, Virginia vino a verlo con su traje especial; como si fuera una epidemióloga. Ingresaba cubierta, con tres guantes quirúrgicos, para que le quede más fácil lidiar con el niño.Pasa un tiempo con él, luego con Angélica y Ernesto andaba de escolta de su hermanita al lado de mi mamá, quien fue la que se quedó anoche. Entre ella y suegra se dividían, cuando Ana se quedaba, mi madre se encargaba de cuidar a Leonardo. Volvió a ingresar mi Belleza, la veía con la paciencia y el amor de una ma
Una semana más. Alejandro se había obsesionado con buscar gente, creo que era la única manera en la que él se sentía útil, no se conformaba con ser nuestro pilar fuerte. Eros lloraba cuando estaba con él, no lo hacía ante mí para no preocuparme, él cree que me lo puede ocultar, yo solo lo dejo.Todos los días le ponían una dosis suave y una vez a la semana le ponen una muy fuerte, que era la que lo dejaba por completo descompensado. Hoy no lo había visto, vacunaron a Angélica y la niña tenía mamitis crónica, Ernesto se queda hoy en la casa de mi mamá, mañana era sábado y era el cumpleaños de Julián, van a celebrar una reunión sencilla.—Hola, amor. —Alejandro ingresó—. ¿Cómo sigue mi reina?—Tiene fiebrecita, la piernita la tiene dura, no se le puede tocar porque llora. ¿Y Eros?—Tiene visita.—¿Nadina?—Sí, también está David con el acordeón.—¿Van a hacer ruido?—David se trajo un extractor de ruido. Eros se veía feliz, por eso me pegué la rodadita a ver a mis Bellezas. Mañana entr
Tenía pavor, el grito de Virginia congeló mis entrañas. La escuchaba llorar, fui consciente que a mi lado llegó mi madre, Maju, el padre y los niños. Yo esperaba la sentencia de que algo malo le pasó a Eros.—¡Encontraron un donante para Eros! —dijo y eso jamás lo imaginé, caí de rodillas—. Amor, tengo en mis manos los resultados, no vas a creerlo Alejo, Dios es perfecto. El donante es Ernesto.Ahogué un grito, Maju me quitó el celular, al ver que mi mano lo soltó. Si alguien ha vivido en su vida un milagro, entenderá el estado de conmoción. Miles de momentos pasaron por mi cabeza y al mismo tiempo nada ocurría dentro de ella. Creé un bucle, uno en el que juro, estaba en presencia de Dios.No lo veía, solo lo sentía porque un calor regocijador emergió dentro de mi pecho y recorrió todo mi cuerpo sanando mis heridas. La respuesta a miles de años de preguntas fue contestada en ese instante y por fin comprendí que no importaba para nada lo vivido si este iba a ser el resultado obtenido.