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Capítulo 30 - En Colombia

Faltaban diez horas para que el avión aterrice en Colombia, Eros iba dormido con la foto de su padre en sus brazos, él no usó esos típicos muñecos o peluches. No, él dormía con el retrato de su padre. Después de su derroche de emociones al saber de la intervención divina y no dejó de decir que Dios le concedió su petición, ahora se encontraba más fervoroso con el tema.

Me dio muy duro desmantelar mi empresa, aunque la idea era trasladarla una vez le entregue el proyecto al metiche de Ezio. Y por muy enojada que esté con él, no podía venirme sin despedirme y agradecerle, de todos modos, por su incondicional ayuda, no por nada Eros lo llama abuelo Ezio. Ellos llegaron al día siguiente a mi llegada. Nos despedimos ayer, tanto él como Bastián nos invitaron a cenar y quedamos tranquilos, aunque sigo insistiendo en que su actuar fue una puñalada, pero no rastrera, sino una de advertida.

Independiente a lo que haya pasado entre nosotros. —Como me dijo Bastián—. No debí ocultar al niño, y si
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