A Alejandro parecía que se lo llevaba el demonio, me despedí de César, Deacon y abracé a Fernanda.—Me encantó verlos, pero ahora debo irme. —miré a Alejandro, apretando la mandíbula—. Que estén bien.Tomada de la mano de Bastián, quien muy caballeroso se despidió de todos y de abrazo con Deacon. Había caminado dos pasos cuando habló Alejandro Orjuela.—Virginia. —Nos detuvimos, habló en español y no en inglés, como había hecho toda la reunión—. ¿Cuándo empezamos a trabajar?—Llego a Colombia el doce de enero, cae sábado, el lunes estaré en tu oficina. —Iba a hablar—. Yo le pido la dirección del lugar a Fernanda. —Di la vuelta de nuevo, salimos de esa reunión, apenas ingresamos al ascensor grité.—Vi, ¡cálmate! —Hasta las lágrimas salieron.—¡No me pidas calmarme! ¡Tu papá jugó sucio, lo sabes! —Lo señalé.—Jamás imaginé que haría algo así. Te juro que se mantuvo al margen de todo hasta la reunión al ver los dos proyectos. —Su celular comenzó a sonar, llegamos a la recepción, cami
Esperaba en la recepción al lado de César a que Fernanda se dignara a bajar, nos habían invitado a una cena con los inversionistas, volvería a verla. Así tenga novio, tembló bajo mis brazos. Vimos al señor Ezio y al novio de Virginia, el anciano parecía algo molesto. No nos había visto.—¡Y no pudiste persuadir a Virginia! —César y yo nos miramos.—Papá ya la conoces, la acorralaste, era mejor que se fuera.—Es importante que aclare todo.—Dale tiempo, Eros también la presiona.Crucé la mirada con César, «Eros», ellos se fueron, vimos a Fernanda caminando con un lindo vestido azul celeste. Nosotros vestíamos de traje y corbata.—¿Escuchaste lo mismo que yo?—Pensé que él era Eros.—Deacon se nos adelantó. —comentó Fernanda, apenas llegó—. Perdón, pero debía dejar llenita a mi bebé.—Tenemos tiempo, vamos. —comentó César.Saludamos a los presentes, no opiné mucho, preferí sumergirme en la conversación de los inversionistas, Eros era otro hombre y ese tal Bastián era solo un amigo. En e
Partíamos mañana en el vuelo de las tres, cuando regresamos de la cena también llegaba la señora que había atropellado en la mañana con su hija. Era una mujer de unos sesenta y cinco años, su hija podría tener treinta y cinco, atractiva, más no bonita, cabello negro, delgada, me acerqué y la ayudé a ingresar al hotel.—Señora Margó, me alegra verla mejor. —miré a su hija—. Hola, Ángela, lamento haberles dañado un día completo de vacaciones.—Deja de disculparte, mamá se encuentra bien, disfrutó de las vistas como dijo ella con tantos médicos atractivos. —sonreí. Era una mujer peculiar. —Las invito a desayunar mañana.—Aceptamos. —dijo la anciana. Me despedí de ellas.Al día siguiente pasé por la habitación y la señora Margó estaba muy bonita, con su mano en un cabestrillo, Ángela bajó vestida para pasar un buen rato en la piscina. Llegamos a la mesa, y nos servimos lo que deseábamos. Ella se fue al área de las frutas.—Hija, yo también quiero fruta.—Ya regreso, mamá. —me miró y co
Faltaban diez horas para que el avión aterrice en Colombia, Eros iba dormido con la foto de su padre en sus brazos, él no usó esos típicos muñecos o peluches. No, él dormía con el retrato de su padre. Después de su derroche de emociones al saber de la intervención divina y no dejó de decir que Dios le concedió su petición, ahora se encontraba más fervoroso con el tema.Me dio muy duro desmantelar mi empresa, aunque la idea era trasladarla una vez le entregue el proyecto al metiche de Ezio. Y por muy enojada que esté con él, no podía venirme sin despedirme y agradecerle, de todos modos, por su incondicional ayuda, no por nada Eros lo llama abuelo Ezio. Ellos llegaron al día siguiente a mi llegada. Nos despedimos ayer, tanto él como Bastián nos invitaron a cenar y quedamos tranquilos, aunque sigo insistiendo en que su actuar fue una puñalada, pero no rastrera, sino una de advertida.Independiente a lo que haya pasado entre nosotros. —Como me dijo Bastián—. No debí ocultar al niño, y si
El avión despegó, y a nada estaba de utilizar el baño del avión, Dios ayúdame a superar el miedo, porque era miedo lo que tenía. Si apenas iba a enfrentar a mis padres, como me sentiré cuando le diga a Alejandro el lunes que lo vea. En dos días era el cumpleaños y tengo pensado llegar el domingo a Bogotá, voy a dejar a Eros con mis padres. La sensación fue en aumento cuando el avión aterrizó, con lo hablador que era Eros en los viajes, ahora iba callado y yo lo imitaba, recogimos las maletas, mi bebé solo observaba, tomamos el taxi.—Usted dirá seño. —sonreí ante la amabilidad del señor, iban a ser las siete de la noche.—Al barrio el Recreo, por favor.Me sentía en la dimensión desconocida, sentí el trayecto demasiado corto, Eros no me había soltado la mano, le suda de hecho. Le di las indicaciones al taxista.» Aquí, por favor.Mi hijo me apretó más, debía ser valiente, yo propicié esto, pues ahora debía amarrarme la falda y a lo hecho pecho. ¡Dios, me temblaba todo! El señor muy am
Eros se levantó para refugiarse en mis brazos, mi hermano me acariciaba el cabello.—Ya Virgi, no llores, no llores hermanita.No sé en qué momento mis padres se levantaron y también se unieron al abrazo, mi alma lo necesitaba, nos quedamos de ese modo, llorando por mucho rato.—¡Ay, hija! Tanto por hablar.—Perdónenme, yo necesitaba permanecer lejos, sé que fui egoísta, pero entiéndanme, no tiene nada que ver con el amor hacia ustedes. Es solo que necesitaba poner distancia, para no odiar a Alejandro o terminar mendigando afecto.—Mami tengo hambre. —miré a Eros sonriendo.—Tu abuela te va a hacer una rica cena, ya verás mi amor. —Le llenó el rostro de besos.—Mi mamá dice que eres la mejor cocinera del mundo. —me miró.—Le hablo de ustedes todo el tiempo. Necesito lavarme la cara, mamá.—Virginia, estamos dolidos por tu proceder, pero eso no significa que no hagas uso de todo lo que hay en la casa, es tu casa y la de mi nieto. ¡Viejo tenemos un nieto! Mañana llamo a mis amigas para
Mi madre estaba tan descarada consintiendo a su nieto que daba miedo, y cada vez que le decía algo solo me ponía los ojos pequeños y respondía: «me privaste de él seis años, ahora aguántate». Ayer pasé todo el día hablando con mis padres, contándole lo vivido a lo largo de los seis años.Hoy era el cumpleaños de la razón que me dio la resistencia para continuar viviendo. Mi papá seguía sentido conmigo y lo entendía, espero se le pase pronto. Por lo menos con Eros era otro cantar, lo adoraron al instante de verlo. Se ha tirado al piso a jugar con él para poder incluir a Leo; a quien aún le encanta jugar con los carritos.Ayer le dijo que le va a enseñar a jugar dominó porque a su padre le gusta mucho ese juego, ¡y para qué fue eso!, se la tenía al rojo vivo para iniciar el enseñarle, y como buen niño genio, bajó hasta la historia del juego. En teoría ya sabía cómo enfrentar a su abuelo. Por el lado de mamá, se encontraba haciendo toda la comida típica de Montería para que su nieto supi
—Hijo, ¿por qué te levantaste tan temprano?Mamá me pilló preparándome un café y fritándome unos deditos que había en el congelador para desayunar. Ayer no le conté y era mejor ponerla en contexto.—Mami, es que vamos a… —suspiré—. Virginia llega hoy. —casi se le salen los ojos, se sentó en el comedor sin apartar la mirada—. Perdón por no haberte dicho antes, pero yo lo sigo asimilando. El proyecto que ganamos debo fusionarlo con el de ella, por cosas del destino los dos competimos por el mismo proyecto. Al inversionista le gustó y nos pidieron que lo fusionáramos, por eso Virginia llega el lunes a trabajar conmigo. —Se tapó la boca—. También con César y Fernanda. En resumen, ella llega hoy sola, dejó a su novio en Montería con los suegros. —La vi hacer una mueca—. Mis amigos la invitaron a una parranda vallenata en la finca del señor Amín en Girardot.—La de esa idea es de su combo de amigas, ¿cierto?—Si eso me dijo César. Estoy demasiado nervioso, sigue muy bonita, en Cancún… fue u