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1. Todos los días café

"El café huele a cielo recién molido"

 (Jessi Lane Adams)

Eloise Adams

Martes 28, julio, 2020

7:48 a.m.

Despertar y lo primero que hueles es ¡CAFÉ!, un rico y delicioso aroma a café recién tostado, recién molido y recién hecho. ¿Sabes el placer que se siente despertar y olor ese aroma? ¿No? Te lo pierdes, es la perfección pura y el olor más poético del mundo, en fin el café es vida lo que siempre dice mi abuelo el gran Adams jefe de jefes.

Dormir en casa de mis abuelos durante el verano no es cualquier cosa, viven retirados de la ciudad en una pequeña granja donde todo es color marrón combinado con colores pasteles, aquí se produce el mejor café de la ciudad amado por casi todos y odiado por muchos. Soy afortunada, el problema es mi familia. Desde hace 10 años la producción creció tanto y mis abuelos llegaron hacer riqueza, fue entonces que se decidió convertirlo en un negocio familiar para que todos pudieran ayudarlo y él pudiera tenerlos a su lado,  aunque mis tíos incluyendo a mis padres ya tuvieran sus vidas hechas y lejos de aquí.

Mi familia es algo grande aunque mi abuelo haya tenido solo 4 hijos, dos hermosas mujeres y dos grandiosos hijos déjame decirte que sus nietos no son tan maravillosos como sus padres, cada años durante el verano exactamente para la primera semana de agosto toda la familia  se reúne para celebrar el éxito del Café, suelen aparecerse todos por aquí alardeando de quien vendió más en su negocio, de quien distribuyó más o hizo más ganancia, lo mejor es el montón de comida que se hace durante esa semana y lo muy bueno que la pasamos, a parte de nuestras diferencias hemos sido unidos y la pasamos bien siendo familia.

¿Yo? Yo soy la preferida de mi abuelo pero eso no se dice o formaría una guerra entre primos; siempre trato de llegar días antes tomo el primer tren a casa de ellos para así poder agarrar el mejor cuarto e ir marcando territorio.

Soy hija única y fui la tercera nieta, antes de mí nacieron mis dos primos gemelos Marcos y Mario, los guapos de la familia. Como fuimos los primeros nietos somos muy unidos y los amo como si fueran mis hermanos cuando niña solía quedarme con ellos, mi madre agarra un avión desde Londres hasta New York para dejarme un mes completo en su casa,  mis padres trabajaban mucho y no tenían mucho tiempo para mi así que siempre estaba en casa de mis primos o en la granja de mis abuelos, pero con el tiempo crecí, mis padres al cumplir 15 años me pusieron más atención, deje de quedarme en casas que no eran la mía pero para mí lo eran y me gradué del colegio para terminar estudiando derecho en la mejor universidad de Londres, seguir los pasos de mi amado padre era mi plan de vida.

 Está bien, debo parar de hablar tanto para resumir; sigo estudiando derecho tengo un novio genial y la relación con mis padres mejoró, mi vida ha sido una vida muy común como cualquier otra que ya hayas escuchado pero pronto iba a venir un huracán que pondría todo de cabeza.

¡PLO! ¡PLO! disparos de un rifle.

— ¡¿Que sucede?! — digo asustada sentada en el inodoro haciendo mis necesidades — ¿Ahora matan aquí o qué? — pregunto mirando por la ventana y no logro ver quien disparó, así que decido dejarme el pijama y ponerme un abrigo para bajar a ver quién está matando gente aquí.

Salgo apurada del cuarto y camino por el largo pasillo del segundo piso al primer piso de la casa y llego a las escaleras, bajo y no logro ver a nadie por ningún lado. Empiezo a caminar hacia el comedor y nada aún, sigo a la cocina me consigo con la cocinera, la señora Franchesca.

Franchesca, es una mujer muy simpática físicamente; es gordita y muy coqueta con cabello negro corto hasta los hombros y unos hermosos ojos verdes, siempre carga un delantal marrón y debajo del delantal un vestido floreado, con zapatillas color marrón y un cintillo marrón que lleva un lazo.  Cocina espectacular pero si la conoce como yo te sorprenderías de cómo es en verdad a lo que aparenta ser, pero es muy amiga de mi abuela hace mucho tiempo y se ha ganado el lugar que le dieron.

— Buenos días, huele muy rico aquí, eh — digo ansiosa de ver que cocina.

— Gracias, señorita — dice, no le caigo bien pero al menos trato de cambiarlo hace más de 6 años, tiene 6 años o algo así trabajando aquí y aún me sigue tratando como la primera vez que llegó como una desconocida.

— ¿Desea algo de comer, señorita? — me pregunta y yo niego con la cabeza, mientras me quedo parada cerca del lavaplatos.

— ¿Sabes quién anda disparando por aquí? — le pregunto, me mira tan fijo que me asusta así que le quito la mirada, camino hacia la ventana que queda vista a la parte de atrás de la casa esperando que ella responda.

Luego de unos cuantos minutos.

— Yo siendo usted salgo a ver quién lo hizo no sabría decirle cuál de todos, pudo haber sido Marc pero no estaría tan segura — me dice la señora.

¿Cuál de todos? De que me está hablando esta señora, llegue anoche y ya hay sorpresitas tan de mañana. No vengo hace 5 meses y ya hay gente nueva pero ¿de qué me he perdido?

¡Pum! suena la puerta del congelador.

— Sino vas a comer salte de mi cocina — dice Franchesca, esa si es la Franchesca que yo conozco.

— Ujummm — rezongo y me retiro de la cocina por la puerta de atrás que está a lado de la ventana.

Camino hacia el granero que esta como a 100 pasos de mí porque puedo jurar que los tiros vinieron de ahí, sigo caminando recordando lo bonito que fue ser una niña y jugar por aquí a ser una grandiosa veterinaria con los animales de aquí, mi sueño frustrado. Al llegar al granero veo que está cerrado así que me volteo para ver a mi alrededor y logro ver a mi abuelo en medio de la siembra que esta apenas creciendo junto a 3 hombres muy guapos y musculosos y a su lado mi querida abuela, sin pena de cómo me veo camino hacia ellos.

— Buenos días, creo — digo siendo cortes.

— Mi querida nieta, acércate — dice mi abuelo extendiendo su mano para que camine hacia él. Llego hasta que lo rodeo la cintura con mis brazos y le doy un beso en la mejilla — Quiero presentarte a Bruno, Marc y mi jefecito Raúl — me dice mi abuelo señalando a cada uno para que los identifique con una sonrisa en la cara de cada uno mientras que uno de ellos me mira de arriba abajo como si estuviera loca por lo que cargo, al parecer ese es Raúl.

¿Bruno? Es alto casi del mismo tamaño que mi abuelo, es blanco de cabello color marrón con ojos del mismo tono que su cabello, una barba muy definida que le sienta bien a su aspecto, es delgado medio musculoso muy simpático ese tal Bruno. Ahora Marc es un poco más bajo igual de blanco que Bruno su cabello es rubio carga una gorra pero puedo notarlo debe tenerlo largo y lacio con unos ojos verdes muy hermosos te puedes perder en su mirada y un mentón muy definido, es musculoso y no tan delgado con esa franelilla que carga puedo notarlo.

Y Raúl es moreno es igual de alto que Bruno pero su cabello es negro con ojos color negro y una mirada profunda e intimidante. Son atractivos, desde cuando mi abuelo contrata hombres atractivos, no es que no los haya pero como ellos aquí no los hay ¡Vaya que cambio!

— ¡Un placer! soy Eloise — les digo y le doy la mano a cada uno en forma de saludo.

— El placer es mío — dice el tal Raúl con simpatía, los demás solo me regalan una sonrisa.

Solo le regalo media sonrisa y miro a mi abuela como me sonríe de mejilla a mejilla como si planeara algo en su cabeza.

— Ellos son trabajadores de la granja, hija — dice mi abuelo

— Espero te guste trabajar con ellos, amor — dice mi abuela mientras se empieza a retirar y camina hacia la casa.

Solo los miro sorprendida, mi abuelo tiene a unos hombres nuevos y no me había dicho nada. Solo mi abuelo, mis padres y mis tíos son parte del negocio familiar pero hace dos años mi abuelo decidió meterme a mí y desde entonces también soy parte del negocio, mis primos no son parte ellos trabajan a parte en sus hogares de lo que mis tíos hacen fuera de la granja con sus negocios; estar dentro del negocio implica la toma de decisiones de que hacer o que dejar de hacer sobre el negocio y de las reuniones privadas en el sótano como si ocultaran un secreto, el cual yo me sé.

Volviendo al tema.

— Estas escuchando, hija — dice mi abuelo, asiento creyendo saber lo que dijeron cuando no es así

— Bueno patrón, empezaremos mañana si la señorita lo prefiere de ese modo — dice Raúl

— Sí, claro como tú lo prefieras, abuelo — lo miro sonriendo y me devuelve la sonrisa. — Abuelo, escuché unos tiros hace poco ¿Qué sucedió? — le digo

— Fui yo, señorita — Dice Marc, parado en frente de mi

¡La vieja sabia!

— Estaban ahuyentando a las aves, trababan de comerse la siembra — dice mi abuelo, parado a mi lado

Aún sigo pensando porque no sabía que había gente nueva aquí, aunque Marc está muy guapo.

(...)

10:14 a.m.

Termine de desayunar hace como una hora pero me quedé un rato sentada, revisando mi celular porque estaba lleno de mensajes de mi novio también de mis padres diciéndome lo mucho que me quieren y lo pronto que desean verme de nuevo. Tengo como 3 meses sin ver a mis padres han estado tan ocupados que no hemos podido quedar y ellos no han vuelto a casa. Estoy tan concentrada en mi celular y mis pensamientos que... Alguien toca mi espalda

— Maldi... — intento decir antes de voltear a ver a la persona que me asusto — ¡Abue! — exclamo tapando mi cara con mis manos, mientras ella toma asiento en la silla que está a mi lado

— Lo siento cariño, ¿Sucede algo? — me pregunta e intenta tomar mis manos

— ¿Qué? No, claro que no — la miro y se ve tan linda como anda de coqueta

— Estoy bien, solo que tenía tiempo sin sentarme aquí y estar con ustedes.

— Hubiera preferido nunca... — le digo pero me interrumpe

— Cariño, ¡Tranquila! Tu puesto sigue intacto y nunca te fuiste siempre has estado aquí tenías que hacer tu vida igual que tus primos, todos deben realizar su vida y tú lo estás haciendo muy bien, esperó algún conocer a ese apuesto hombre del que me hablaste anoche hija — Me dice y siento como mi corazón se pone chiquito al oír sus palabras

— Te amo, mi pequeña lucecita — dice para completar sus pequeño discurso

— Yo te amo el doble, mamita — le digo para darle un beso en sus manos arrugaditas

— Ahora ve, sube y arréglate pronto será la hora de almorzar no querrás que los trabajadores te vean así después de tanto tiempo sin venir — me dice levantándose de la mesa

— Ya voy a eso, abue, estoy ansiosa de volver a retomar mi puesto aquí — le digo sarcástica y volteo para verla antes de que desaparezca por la puerta del comedor.

La casa tiene muchas puertas, cada salón tiene una puerta. Hay una cocina; dos comedores uno en el estoy yo que es el principal donde comen solo los familiares y otro donde pueden comer los trabajadores; dos salas una que está en la entrada principal de la casa y otra que está en el primer piso que nadie usa; dos entradas la principal que les acabo de mencionar una puerta inmensa y la otra que está en la cocina; ni se imaginan tiene como 8 cuartos 9 con el de mis abuelos todos en la parte de arriba de la casa. Bueno en fin la casa es grande; la granja tiene una casa, un granero, dos establos, un cobertizo, el gallinero y muchas siembras de café, también hay siembras de otras cosas.

Increíble granja ¿No? Yo la amo, no quisiera irme de aquí.

Ya en el pasillo para llegar a la habitación, camino y llego a la puerta al abrir respiro un aroma tan rico y pienso "El aroma perfecto". Allí estaba sobre la mesita de noche una taza de café, todos los días café. E6ntro cierro la puerta detrás de mí y cami6no hacia ella pero antes de llegar suena mi celular en mi bolsillo lo saco.

Primo Mario llamando.

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