TRINITY—Eso, piensa en tu hija, Trinity. Ella, una ciudadana canadiense, se va a quedar a cargo del servicio social, menor de edad, sin un padre responsable… y su madre presa en los Estados Unidos… A medida que soltaba su veneno y veía a pupilas de loba contraerse, me iba imaginando toda esa tragedia. Sin poder evitarlo una lágrima rodó por mi mejilla, me la tragué, limpiándome con la mano, pero bajé la cabeza derrotada. —¿Qué quiere de mí? —Así, me gusta, que conozcas tu lugar debajo de la suela de mi zapato —clavó su uña afilada debajo de mi barbilla y me obligó a enfrentar toda su malicia, sus caninos rabiosos afuera a centímetros de mi rostro.—Eras una humana pobretona que tuve la consideración de emplear y me apuñalas por la espalda, tsk, tsk, eso no se hace, Trinity —me hablaba entre dientes, llena de odio, lo sabía, todo esto era por Nathan, ella lo descubrió.—Para empezar, saldrás por esa puerta y dirás lo que te voy a indicar y más te vale no llamar a Nathan y quejarte
TRINITY—¡Si me vuelves a tocar, te voy a partir la cara, abusivo! —le grité enojada, pero el elevador ya se cerraba. Nadie se metió a defenderme, las mujeres aplaudiendo su buena obra, infelices, y los tenía como mis buenos compañeros hasta hace unas horas. Todo para quedar bien con la manda más. Salí a las escaleras de emergencia, no eran tantos pisos. Subí enfurecida con el destino, con mi mala suerte, pero sobre todo conmigo. —¡Ay! —grité cuando el tacón se me viró de la fuerza con que daba los pasos.Me enredé con mis propias piernas y resbalé, iba a mitad de las escaleras, así que maniobré como pude. Manoteando mi brazo, que por suerte se aferró al tubo del pasamanos, pero todo mi cuerpo cayó de golpe hacia delante y me deslicé un escalón abriéndome con el borde, una herida en la rodilla derecha. Aguantándome duro y apoyando la otra mano en el suelo, pude evitar una caída peor. Me senté en el escalón jadeando, respirando deprisa. Un dolor sordo en mi tobillo,
NATHAN El traductor me estaba explicando todo lo que mi socio quería, pero de cada diez palabras captaba una. Mi mente ansiosa me llevaba una y otra vez a los problemas que dejé en Halifax. William me había informado que mi madre se había reunido con Haley e incluso había ido al colegio de Luca y se había cruzado con Trinity. ¿Casualidades? No lo creo. Adoro a mi madre, pero no llegó a ser la Luna de la manada y ha mantenido su puesto solo regando las flores del jardín. Más temprano intenté llamar a Trinity y no me respondió. Quiero pensar que estará en alguna reunión, muy ocupada, pero ni siquiera un mensaje y eso me está sacando de quicio. Blaze está inquieto queriendo regresarse en medio de estas negociaciones, le da lo mismo, él solo quiere verla. Durante el recorrido nocturno por el muelle, el teléfono comenzó a sonarme.—Lo lamento caballero. Dígale al Sr. Lorenzo que tomemos un receso, necesito atender una llamada de urgencia —sin siquiera esperar respuesta,
NATHAN—James, no importa lo que te diga, vigílala todo el tiempo, no te despegues de ella aunque esté en su casa, cualquier movimiento, quien vaya a verla, ¡lo que sea!, me lo informas y si tienes que intervenir no esperes a consultarme, ¡hazlo, yo asumo las consecuencias! —le ordeno apretando los dientes.Mi lobo está que rabioso, tensos ambos, quisiéramos tener alas para salir ahora mismo volando hacia Canadá.—Sí señor, no se preocupe, por favor intente convencerla que se suba al coche, está cojeando, tiene la pierna muy mal —me dice y mi alma se va quebrando.Diosa, tengo ganas de matar a quien la haya dañado, a pesar de que sé muy bien que esto es obra de mi propia gente. ¡Maldición!Cuelgo con James y la llamo, la llamo, la llamo, insisto una y otra vez y ella me cuelga y me cuelga, hasta que el teléfono me da apagado.—¡ME CAGO EN TODO! —rujo a punto de aventar el aparato contra el suelo.Calmo mis instintos, hay humanos cerca y me estoy saliendo de control.—Señor… Señor Lan
NARRADORA —Parece que esa mujer tiene la razón, aún los cargos pueden estar activos y si fuese solo por las calumnias, eso no es tan serio, pero la agresión física sí es penal, te pueden extraditar para que te juzguen allá —le respondió Mónica frunciendo el ceño al extremo.Sentada en la cama de Trinity, había terminado de consultarle a un amigo abogado. Desde que Trinity la llamó para que cuidara a Scarlett y la sintió al borde de las lágrimas, supo que algo malo había sucedido. Luego llegó a la casa devastada, apenas y pudo fingir delante de la niña.—Dios mío, ¿qué hago ahora? Tendré que escapar de nuevo, a un pueblo más lejano —Trinity enseguida pensó en el pueblito de Megan.—Trinity, sabes que desde el inicio te advertí, te arriesgaste a enredarte de nuevo con otro hombre lobo y bueno, no te voy a sermonear porque tú eres mayorcita, pero creo que ya a esta altura, al menos deberías hablarlo con Nathan —le aconsejó, parecía que estaban de vuelta a cinco años atrás.Tantos buen
NARRADORA En cuanto la puerta se cerró, Nathan se paró firmemente delante de Trinity, que solo miraba al suelo. El ambiente estaba tenso, rígido. Él sabía que ella estaba enojada, y le dolía tanto el corazón verla demacrada, tan vulnerable.Bajándose del jet privado, enseguida recibió la llamada de Juliana. Ella había hablado con otra trabajadora de la empresa de Haley.Se enteró de todo lo que le hicieron.La ira bullía en las venas de Nathan, estaba que veía en rojo. Ella debió sentirse tan humillada, devastada, sin apoyo.—Sé muy bien que eres inocente, nunca le harías eso a otra empleada —le dijo, intentando dar un paso adelante, pero Trinity dio un paso atrás y levantó sus ojos hinchados para mirarlo.Nathan frunció el ceño. La frialdad que desprendía su cuerpo, su actitud tan recelosa, le estaban preocupando demasiado.—Trinity, sé que estás furiosa. Lo que pasó fue horrible…—¿Qué sabes tú de lo que pasé? —le dijo con rabia. Sabía que no era su culpa, pero tanta impotencia
NARRADORA—Esto se trata del asunto del chantaje de Haley…—¡Esto se trata de que siempre soy yo la que salgo jodida en esta “cosa” que tenemos ambos! ¿Qué pasará cuando no puedan hacerme más daño a mí? ¡Irán a por mi hija!La atmósfera tensa se podía cortar con un cuchillo.Ambos enfrentados, llenos de pensamientos turbulentos, llenos de sus propias prioridades, los deseos de sus corazones y los intereses y sueños.—Te pregunto de nuevo, Nathan, ¿qué harás al respecto con tu madre? Ella sabe de lo nuestro, y es obvio que no me quiere. Tu preciado puesto de Alfa peligra. ¿Aun así, seguirás adelante o finalizamos aquí y ahora? Le dio un ultimátum.Nathan no quería… ¡Joder, no quería terminarlo! De solo pensar en separarse de ella, de no tenerla en su vida, ese agujero en el pecho que estaba logrando llenar se abría de nuevo.Blaze rugía dentro de su cabeza que no dejaría ir a su hembra, que si la alejaba lo haría pasar un infierno en la tierra.— Trinity, necesito tiempo. Las cosas n
NARRADORA—Ella… ella pidió un permiso para ausentarse por problemas médicos —la chica le respondió temblando, con la cabeza baja.—¿Problemas médicos? Je… ya veremos —Haley chasqueó la lengua con una risa sarcástica. Que esa mugrosa no pensara que se iba a librar tan fácil de todo lo que tenía hoy preparado.—¡Y ya deja de temblar, maldición! ¡Parece que alguien te va a comer! ¡Inútil! —caminó enojada hacia su oficina. Si algo odiaba, era a las débiles.Al menos en eso tenía que admitir que Miller tenía bastantes ovarios.Solo que Haley nunca se imaginó que la chica no temblaba por ella, sino por la persona dentro de su oficina.En cuanto la jefa abrió la puerta, se quedó rígida en el umbral al ver el rostro del hombre que la esperaba sentado detrás de su escritorio.—Pasa adelante y cierra la puerta —Nathan le dijo entre dientes, apenas aguantando la ira que sentía.Se había ido de la casa de Trinity hace un rato, casi la perdía y una de las culpables era esta víbora frente a él.