Derek se puso inmediatamente de pie, tenía el pulso acelerado, la cabeza que antes parecía explotarle, ahora iba a mil por hora, todo encajaba perfectamente, ahora lo entendía todo, por qué se miraba tan tranquila y relajada mientras se iba con ellos. Ese era su plan desde el principio, entregarse a esa gente, a La Hermandad para darle tiempo. A caso sabia en lo que se estaba metiendo.Ella se sacrificaba por él, por su gente, porque creía que iba a morir. Si tan solo hubieran hablado con ella, si sus padres hubieran sido honestos con Liesel nada de esto estaría pasando, ella estaría con él en sus brazos, en esta misma cama.Porque a Liesel no la habían secuestrado, ella se entregó por voluntad propia creyendo lo peor, hasta donde llegaba su amor y su enorme corazón.«Liesel»Quería romperlo todo, destruirlo todo, lo quemaría todo de ser necesario, pero él iba a traerla de regreso, junto a él, donde pertenecía. La furia de su animal tomo el mando, y entre un parpadeo y otro un enorme
El tiempo dentro de la habitación donde la mantenían cautiva, le estaba pareciendo eterno, cada vez estaba más cansada y necesitaba dormir, sobre todo la habían privado del sueño con esas luces tan brillantes. Se daba cuenta de que era una clase de tortura, aunque no sabía para que, nadie se había dignado en hablar con ella.No tenía idea de cuántos días llevaba ahí dentro, era imposible medir el tiempo en su situación. Lo único que habían hecho por ella era darte una muda de ropa, unos pantalones de chándal y una playera manga corta que no le ayudaba nada cuando el frío del cuarto bajaba hasta hacerla castañear los dientes.«Estoy cansada» últimamente era su pensamiento más constante.No sabía que pretendían con hacerle esto, que querían lograr o que querían probar, ya ni siquiera podía pensar en nada más que no fuera dormir. Sus tripas gruñeron de hambre, esa era la otra parte de la tortura, únicamente le habían ofrecido un poco de agua y de vez en cuando un trozo de pan duro. Se de
Derek tomó asiento frente a él, juntó ambas manos frente a su pecho, y esperó a que Eliot decidiera tomar la palabra. Después de un rato de buscar en los cajones y de sacar carpetas, tras carpetas, Eliot Dunham finalmente volvió a mirarlo.—Esto es toda la información financiera y de otra índole, que he logrado reunir en los años que he sido consejero de La Hermandad.El hombre miraba el enorme archivo y Derek sabía que, en otra situación, estaría orgulloso de su trabajo como espía, pero no hoy, no ahora cuando su hija estaba en peligro y todo eso solo servía para intentar recuperarla.Derek tomó las carpetas y las USB. Comenzó a revisar los documentos, sólo estaba ojeando las carpetas, pero pudo darse cuenta que era información de cómo estaba conformada La Hermandad, así como los subgrupos que se d
Eliot llegó hasta la sala de recepción del consultorio de George, hacía años que no se paraba por ahí, desde que Liesel era una niña. No es que tuviera celos de la amistad con su esposa; pero como le había dicho una vez a Lysa, mientras menos sepa de lo que está pasando con Liesel y de lo que les están suministrado a para bloquear lo que sea que hayan hecho con ella en esos laboratorios, ella estará más segura, por esa razón nunca las acompaño a ver al médico.Eliot se acercó hasta la chica de recepción y se anunció, un momento después George estaba en la puerta de su oficina dándole la bienvenida. Eliot Dunham le ofreció la mano en señal de saludo y el otro hombre imitó el gesto.—¿A qué debo tu visita? —George estaba tan extrañado por la presencia del esposo de quien fuera el amor de
Liesel despertó abruptamente, y de inmediato comprobó el estado de su piel se había sentido tan real, cómo real era dolor en su pecho por la muerte del lobo negro, doblo las piernas y las pego a su pecho rodeando las con sus brazos y entonces comenzó a llorar.A Liesel esa pesadilla le había parecido que todo fue muy rápido, pero en realidad ella había estado dormida casi ocho horas, a diferencia de las veces anteriores que la despertaban con la luz cegadora en esta ocasión estaban monitoreando el efecto de la droga en ella, para ser la primera vez no había estado nada mal, la mayoría convulsionaba y era necesario aplicar un supresor antes de que se hicieran más daño, pero ella, solo había dormido.Ese día más tarde a Liesel le llevaron de cenar, debía estar más hambrienta de lo que ya estaba, la droga quemaba demasiadas calo
Los dos hombres se miraron a los ojos, parecía que estaban midiendo su temple y ninguno estaba dispuesto a dar un paso atrás.—No estoy jugando Balthazor, quiero a mi hija de regreso, y la quiero ahora.—Eliot, mi amigo, por más que me gustaría complacerte, y tú sabes que es así. —El hombre solo le estaba dando manejo —Lamento no poder hacer lo que me pides, tu hija está enferma como bien dijiste; y quien mejor que nosotros para que sea atendida. Además, en este momento está en mitad de un tratamiento y según las recomendaciones del doctor Isordia sería perjudicial para ella interrumpirlo de manera abrupta.Infundado en su arrogancia Balthazor Amery no se percató del error que acababa de cometer. Se sentía más astuto que los demás, más inteligente, más listo, pero como todos los seres humanos, acababa de cometer un error
Más de tres horas después Derek y George llegaban al hospital con la incertidumbre de no saber el cuadro con el que iban a encontrarse.George se acercó hasta la recepción para pedir información sobre Eliot Dunham.—Hola, somos familiares del señor Dunham, yo soy el doctor George Müller.—Llamaré al doctor que se hizo cargo de la operación para que les informe sobre la situación del paciente, permítanme.—Gracias.Derek y George esperaron por el doctor, y una vez que llegó les informó sobre los procedimientos que tuvieron que hacer para que Eliot sobreviviera. Él estaba vivo de milagro.—No les voy a mentir, el señor Dunham está grave, las próximas 72 horas serán esenciales para su evolución, y todo dependerá de cómo responda a la intervención. Lo que más me pre
Las ideas se le mezclaban en la mente, pero ella había logrado recordar cuál era su propósito en todo esto. Ganar tiempo para Derek y eso pensaba hacer. Una vez que estuvo dentro le llegó la hora de enfrentarse a los dos hombres que la miraban expectantes.—Liesel por favor, adelante —Balthazor Amery fue el primero en hablar, sus maneras elegantes y su actitud cordial eran solo una fachada con la intención de engañarla, pero Liesel no era tonta nunca lo había sido.—Gracias —Liesel tomó asiento en el sillón individual, por alguna razón no los quería tener tan cerca.—Hola Liesel, soy el doctor Ignaz Isordia y estoy a cargo de tu tratamiento.—¿De mi tratamiento? ¿Y George?—El doctor Müller ya no era capaz de ayudarte.—¿Y estar encerrada era parte de ese tratamiento? No sé si est&aacut