Derek tomó asiento frente a él, juntó ambas manos frente a su pecho, y esperó a que Eliot decidiera tomar la palabra. Después de un rato de buscar en los cajones y de sacar carpetas, tras carpetas, Eliot Dunham finalmente volvió a mirarlo.—Esto es toda la información financiera y de otra índole, que he logrado reunir en los años que he sido consejero de La Hermandad.El hombre miraba el enorme archivo y Derek sabía que, en otra situación, estaría orgulloso de su trabajo como espía, pero no hoy, no ahora cuando su hija estaba en peligro y todo eso solo servía para intentar recuperarla.Derek tomó las carpetas y las USB. Comenzó a revisar los documentos, sólo estaba ojeando las carpetas, pero pudo darse cuenta que era información de cómo estaba conformada La Hermandad, así como los subgrupos que se d
Eliot llegó hasta la sala de recepción del consultorio de George, hacía años que no se paraba por ahí, desde que Liesel era una niña. No es que tuviera celos de la amistad con su esposa; pero como le había dicho una vez a Lysa, mientras menos sepa de lo que está pasando con Liesel y de lo que les están suministrado a para bloquear lo que sea que hayan hecho con ella en esos laboratorios, ella estará más segura, por esa razón nunca las acompaño a ver al médico.Eliot se acercó hasta la chica de recepción y se anunció, un momento después George estaba en la puerta de su oficina dándole la bienvenida. Eliot Dunham le ofreció la mano en señal de saludo y el otro hombre imitó el gesto.—¿A qué debo tu visita? —George estaba tan extrañado por la presencia del esposo de quien fuera el amor de
Liesel despertó abruptamente, y de inmediato comprobó el estado de su piel se había sentido tan real, cómo real era dolor en su pecho por la muerte del lobo negro, doblo las piernas y las pego a su pecho rodeando las con sus brazos y entonces comenzó a llorar.A Liesel esa pesadilla le había parecido que todo fue muy rápido, pero en realidad ella había estado dormida casi ocho horas, a diferencia de las veces anteriores que la despertaban con la luz cegadora en esta ocasión estaban monitoreando el efecto de la droga en ella, para ser la primera vez no había estado nada mal, la mayoría convulsionaba y era necesario aplicar un supresor antes de que se hicieran más daño, pero ella, solo había dormido.Ese día más tarde a Liesel le llevaron de cenar, debía estar más hambrienta de lo que ya estaba, la droga quemaba demasiadas calo
Los dos hombres se miraron a los ojos, parecía que estaban midiendo su temple y ninguno estaba dispuesto a dar un paso atrás.—No estoy jugando Balthazor, quiero a mi hija de regreso, y la quiero ahora.—Eliot, mi amigo, por más que me gustaría complacerte, y tú sabes que es así. —El hombre solo le estaba dando manejo —Lamento no poder hacer lo que me pides, tu hija está enferma como bien dijiste; y quien mejor que nosotros para que sea atendida. Además, en este momento está en mitad de un tratamiento y según las recomendaciones del doctor Isordia sería perjudicial para ella interrumpirlo de manera abrupta.Infundado en su arrogancia Balthazor Amery no se percató del error que acababa de cometer. Se sentía más astuto que los demás, más inteligente, más listo, pero como todos los seres humanos, acababa de cometer un error
Más de tres horas después Derek y George llegaban al hospital con la incertidumbre de no saber el cuadro con el que iban a encontrarse.George se acercó hasta la recepción para pedir información sobre Eliot Dunham.—Hola, somos familiares del señor Dunham, yo soy el doctor George Müller.—Llamaré al doctor que se hizo cargo de la operación para que les informe sobre la situación del paciente, permítanme.—Gracias.Derek y George esperaron por el doctor, y una vez que llegó les informó sobre los procedimientos que tuvieron que hacer para que Eliot sobreviviera. Él estaba vivo de milagro.—No les voy a mentir, el señor Dunham está grave, las próximas 72 horas serán esenciales para su evolución, y todo dependerá de cómo responda a la intervención. Lo que más me pre
Las ideas se le mezclaban en la mente, pero ella había logrado recordar cuál era su propósito en todo esto. Ganar tiempo para Derek y eso pensaba hacer. Una vez que estuvo dentro le llegó la hora de enfrentarse a los dos hombres que la miraban expectantes.—Liesel por favor, adelante —Balthazor Amery fue el primero en hablar, sus maneras elegantes y su actitud cordial eran solo una fachada con la intención de engañarla, pero Liesel no era tonta nunca lo había sido.—Gracias —Liesel tomó asiento en el sillón individual, por alguna razón no los quería tener tan cerca.—Hola Liesel, soy el doctor Ignaz Isordia y estoy a cargo de tu tratamiento.—¿De mi tratamiento? ¿Y George?—El doctor Müller ya no era capaz de ayudarte.—¿Y estar encerrada era parte de ese tratamiento? No sé si est&aacut
Días después de esa plática la gente ya se había desplazado a sus respectivos puntos de ataque y se familiarizó con el área, para cuando llegó el momento del asalto, ellos ya se encontraban ubicados en su posición. La orden era que una vez que iniciará la operación no iban a tener manera de comunicarse hasta que regresaran a la casa de seguridad, pero en todo momento podrían solicitar apoyo aéreo para una extracción rápida en caso de ser necesario.Derek había dejado a un pequeño grupo de asalto por cualquier situación de emergencia que se pudiera presentar. Antes de que cerraran definitivamente la comunicación Derek les mando un mensaje a su gente.—Quiero soldados vivos, no héroes muertos. —Después de eso los intercomunicadores quedaron en silencio.Derek iría por el laboratorio de San Francisco ya que todo indicaba que Liesel estaba en ese lugar, Isordia era el director general de todos los laboratorios del grupo médico, pero el hombre pasaba más tiempo en esa región, lo que hacía
Derek y Liam, tenían mucho trabajo por delante, debían investigar a todo el personal que estaba involucrado en los ataques a los laboratorios para descubrir al traidor, él se sentía desesperado, cada día que pasaba era un día más que Liesel estaba a merced de esa gente.Lejos de ahí, a Liesel le suministraban la droga cada vez con mayor frecuencia, los estragos en su mente eran cada día peor, ya no recordaba casi nada de su vida pasada, apenas si sabía cuál era su nombre, pero seguía aferrándose a la ilusión de que había algo más que soledad para ella.Los sueños tan lúcidos que siempre la acompañaban sobre todo en sus noches no podían mentirle, no podían ser solamente fruto de su imaginación. En sus sueños había un hombre de ojos negros que nunca dejaba de llamarla, no veía su rostro solo sus ojos que le decían tanto o más que las palabras. Él corría, siempre detrás de ella, pero no lograba alcanzarla jamás. Cada una de las veces que tenía ese sueño despertaba sudorosa y con su nombr