POV ALEXANDER Me dejo caer en una de las sillas que están en la sala de espera de la clínica, me acarició los cabellos y después el rostro con ambas manos. Mis ojos arden y me es imposible impedir que las lágrimas salgan, parece todo una pesadilla, una maldita pesadilla de la que quiero despertar y no puedo. El camino hacia acá fue todo un suplicio, su rostro seguía pálido a pesar de que los paramédicos me habían dicho que estaba respirando, pronto le colocaron oxígeno y yo sentí alivio. Alivio qué desapreció segundos después, cuando me dijeron que en el transcurso hacia el hospital podía sufrir otro paro cardíaco.Durante el trayecto en ningún momento dejé de acariciar su precioso rostro y pedirle desesperado qué luchara por estar bien, quería, anhelaba que abriera sus ojos y me sonriera para después decirme que ya todo estaba bien; no fue así, no sucedió.Hablé a su casa para informar lo que estaba pasando y su nana Amparo me exigió traerla a esta clínica especializada. Teodor
Lamentos se escuchan en una habitación con olor a podredumbre , mientras, un hombre se arrastra por el suelo húmedo buscando la salida. Es sujetado por los pies y arrastrado nuevamente hacia el charco de sangre que había dejado atrás; su misma sangre. Unas pequeñas risas se escuchan en la oscuridad acompañados de murmullos. De un momento a otro siente un fuerte golpe en el estómago, quisiera defenderse, cubrirse pero ya no da para más, sus ropas han sido desprendidas de su cuerpo, ha sido golpeado, cortado, quemado y violado de la peor manera. —¿Te han mostrado hospitalidad mis amigos Salomón?—las risas vuelven a hacerse presentes. El hombre escupe sangre, sus ojos a penas y pueden abrirse, pero escucha y sabe perfectamente quién es el hombre que sujeta su cabello con fuerza. —E-e-zequiel ….porque me han hecho esto—, con dificultad habla mientras vuelve a escupir sangre. —No lo se, me dio gana de ver como se follaban a tu asqueroso trasero con una pistola—, respondió sarcásti
—Claro que si, no tengo problema alguno con que seas tu el que viaje por mi cuenta, en estos momentos me es imposible, mi prioridad es estar a lado de Amy en su recuperación. —Me parece lo mejor hijo, se que tu no estarás tranquilo estando en otro lugar que no sea a su lado—.Santiago visitó a su hijo en la empresa, habían negocios que atender, negocios que el mismo se ofreció a atender y por el cual viajaría fuera de la ciudad. Habían pasado dos y Amy aún seguía internada en la clínica. Alexander se mantuvo con ella todo el tiempo sin importarle nada más que solo estar a su lado. El día de hoy tuvo que presentarse en su empresa pues tenía agendada una reunión de suma importancia en la que su padre estuvo presente para apoyo. —¿Cómo sigue Amy? —.Preguntó Santiago observando a su hijo firmar algunos documentos con rapidez. —Recuperándose padre, sigue sintiéndose cansada pero se ha mantenido estable, si sigue así en una semana le podrían dar de alta—,sonrió y negó con la cabeza—e
Capítulo 1 POV Amy Xiomara El delicioso sabor del chocolate llega a mi paladar y me hace soltar un placentero gemido, hoy amaneció en mi mesa de noche aun lado de mi cama una hermosa caja de chocolates, mis favoritos, sonreí porque se quien entró a mi habitación aprovechando que estaba dormida y los dejó, sabía perfectamente que con ese regalo mi enojo quedaría en el olvido y como no hacerlo si el chocolate es lo que más me gusta en este mundo, bueno, la segunda cosa que más me gusta ya que el primer lugar lo ocupa él, ese hombre que me roba suspiros con solo mirarlo en la televisión, ese que provoca que mi frágil corazón se acelere con tan solo escuchar su voz y que hace que el aire me falte en los pulmones, Alexander Santana Toto un magnate hombre de negocios dueño de la compañía de teléfonos móviles más importantes, Air Voice ; un hombre tan hermoso y sexy que roba suspiros a toda mujer que se cruce en su camino, estoy más que segura de eso; alto, piel blanca, ojos negros int
Marlene comienza a reír y me lanza una almohada, yo imito su acción.—Que sucia eres, solo esperas un par de provocaciones mías y te vas como hilo de media ante tus pensamientos lascivos—, entrecierra los ojos y hace una mueca de indignación fingida—, no puedo con tanta falta de pudor.—No me culpes, pero créeme que si lo tuviera enfrente y me pidiera acostarme con él yo no declinaría su oferta, por el contrario me entregaría completamente a él sin reservas, ese hombre me gusta me gusta mucho y no me quiero ni imaginar lo que es sentirse entre sus brazos porque es muy temprano para autocomplacerme, además quisiera sentir dedos varoniles dándome placer y ya no los míos —, con Marlene puedo expresarme sin problema alguno , a ella le cuento todo lo que siento y lo que me pasa ,además que en ciertas ocasiones ella sin vergüenza me platica sus encuentros ,por que sí, a pesar de estar con sobrepeso tiene más actividad sexual que yo, lo mío es solo acariciar mi sexo y listo, no más y es que
—Oye ¿te encuentras bien? ¿Vienes con alguien?—. Hace preguntas buscando mi rostro, pues es muy alto para mi, preguntas que no puedo responder, no en este momento y solo me aferro con fuerza a su saco y mantengo mi mirada en su pecho. ¡Mi respiración esta descontrolada! Debo controlarme, debo hacerlo, la impresión es demasiada, justo hoy, en este lugar, en este momento y en estas circunstancias. ¿Por qué? Me debo de ver fatal, pude haber escogido alguna otra ropa que me favoreciera, debí arreglarme más, maquillarme, hacerme algún peinado, no recuerdo haberme cepillado mis dientes. Una avalancha de pensamientos llegan a mi mente, se supone que deben ser para calmarme pero hacen todo lo contrario. Siento que voy a desmayarme y no quiero que pase no frente a él no con él, me repito que soy fuerte y que tengo que aprovechar este momento, me digo que el destino no se equivoca y por algo hoy era el día indicado para conocerlo. ¿Por qué soy tan débil? Me reprocho. Siento una calidez
Llegamos a la casa y el chófer que ahora se que anda de amores con Marlene nos ayuda a llevar las bolsas, los dos suben para dejar todo a mi habitación mientras yo me entretengo en la cocina. —Hola a todas—, saludo, esta Tita la cocinera con sus dos hijas Fátima y Gregoria, son chicas de aproximadamente unos 15 años, sorprendidas me saludan. —Buenos días señorita ¿necesita algo? —¿No fueron a la escuela? —No, hoy no tuvimos clases —, responde Fátima con una sonrisa en los labios. —Bien, me podrías servir un poco de helado de chocolate por favor. —Claro que si enseguida. Mientras Fátima me sirve el helado, me siento a una lado de la barra, observo como en silencio trabajan, Gregoria pica un poco de jitomate y Tita hace una bolas de carne para después ponerlas en un bol, ambas se miran de reojo, las veo tensas y se que es por mi presencia y es que no están acostumbradas a tenerme en la cocina. —¿Y mi nana?—,pregunto cuando Fátima me coloca el pequeño tazón de helado fren
Creo que Dios se a apiadado de mi y de este loco corazón, mi pecho retumba ante los latidos de este mismo, no puedo estar más feliz y asombrada, tengo frente a mi a Alexander, esta vez vestido en un traje y corbata azul, camisa blanca y zapatos negros, todo le queda perfectamente, se ve elegante, atractivo y varonil. Mi garganta se a secado, su cabello está un poco despeinado a propósito dándole un toque relajado, pero por la forma en que esos ojos negros miran, da a entender que esta todo menos relajado. —¿Qué .. que haces aquí?—, inquiero y el sonríe, me derrito ante esa sonrisa tan sexy que tiene. ¡Cielos! —Creo que debería de preguntártelo yo ¿no crees?—, mete las manos a su bolsillo y relame sus labios. Respiro profundo antes de responderle, no puedo negar que tengo los nervios al mil, me están sudando los pies . ¡ Que asco! —¿Porqué? —Porque yo he venido varias veces a esta empresa y jamás te he visto, ayer te conocí y hoy estas aquí ¿ no era mejor que me llamaras?