Subí nerviosa a la habitación, tenía miedo de que Dylan hubiera reconocido a Alejandro. No podía imaginarme lo que pasaba si él se diera cuenta de que su jardinero y el chico que me había besado y que además era mi novio vivían en su casa, eso sin duda podría ser un caos, y yo iba a ser la más afectada de todos, no tenía duda de eso.—Acuéstese señora Mayora —dijo el médico que venía detrás de mí para revisarme.Me acosté en la cama temblando del frío. Había pasado el peor susto de mi vida, sentir la muerte de cerca había sido sin duda lo peor que había experimentado en mi vida.El médico comenzó a checar mis pulmones, y también a revisar los latidos de mi corazón.—¿Me encuentro bien?—pregunte porque me sentía algo agitada al hablar..—Tienes que descansar mucho, y te voy recetar estos medicamentos que te van ayudar a respirar mejor, pero lo primordial es que descanses y tomes mucho líquido.Asentí con la cabeza y le di las gracias al médico que enseguida se marchó.Fui directo al ba
Narra Helen.Los días transcurrieron de prisa, además, yo los contaba con emoción. Me moría de ganas de viajar y conocer aquel país tan maravilloso que desde niña deseaba conocer.Marina y Amanda constantemente me invitaban a salir, y yo de vez en cuando iba a la fuente a verme con Alejandro quien todas las noches me esperaba.Estaba confundida si… es que la relación que llevaba con Dylan era tan diferente. Estaba segura que quería Alejandro, había sido mi novio por muchos años, pero también estaba segura que lo que sentía por Dylan no era normal, así que pensé en dejar correr el tiempo, además quedaba poco tiempo para el viaje y a mi regreso tenía que tomar una decisión, aunque constantemente me sentía mal, porque pensé que estaba jugando con los sentimientos de los dos.Mi madre estaba contenta con la mansión, todos los días desayunábamos en el jardín, rodeada de risas y árboles, como a ella le encantaba, además de que caminábamos por horas y ella me veía hacer ejercicio en el gimna
Narra Helen.Después de instalar a mi madre en su casa, nos fuimos al aeropuerto. Estaba tan nerviosa que la felicidad no cabía en mi pecho.Dylan se había hecho cargo de todo el papeleo que implicaba el viajar a otro país, y también había llevado con nosotros un asistente de más o menos cuarenta años de edad, Miguel se llamaba. Era la persona que iba a estar a cargo de atendernos, subir y bajar a Dylan de la silla de ruedas entre otras cosas importantes.El viaje fue en clase alta. Vip para ser exactos, yo estaba en la parte de la ventana, disfrutando el mirar el cielo. La adrenalina que sentía en mi estómago era magnífica, entre miedo y felicidad.—¿Emocionada? —preguntó tomándome de la mano.—Mucho —dije sonrojada por su tacto, que nunca dejaba de hacerme sentir increíble.—Ponte cómoda, el viaje es por largas horas —A Dylan le encantaba leer, por eso siempre llevaba uno, o dos libros con él.Mientras él iba distraído en su lectura, yo pude ver videos de receta de cocina en YouTube,
Me había quedado dormida en su pecho. Él acariciaba mi cabello; el frío que hacía me tenía temblando así que me despertó.—Helen mi cielo, estás temblando,—Me susurró en el oído.Yo no quería que aquel mágico momento acabase nunca. El olor de su pecho me embriagaba, yo me abrazaba a él queriendo jamás romper aquella conexión tan hermosa que nos unía.Me levanté de sus piernas para asearme. La marca de que ya no era virgen estaba adherida a nuestros cuerpos, por eso fui al baño a ducharme.Le di un beso en los labios antes de caminar hasta el baño.El baño era espectacular. Una tina hecha de rocas en forma redonda me esperaba. Me sumergí en ella y talle mi cuerpo con delicadeza, cerrando los ojos recordando cada uno de sus besos, cada una de sus miradas, cada toque y cada penetraciones tan deliciosamente mágica.El agua se tornó roja, así, que, me levanté y abrí el escusado para que todo aquello se esfumara. Busqué entre una caja un shampoo y lave mi cabello.Después que estuve lista,
Narra Dylan.Había pensado en prepararle a Helen la mejor primera noche de su vida, pero apenas llegamos a Dublín la sentía tensa, como queriendo decirme algo. Y aunque no estaba seguro si ella quería ir más allá conmigo, su piel, su mirada, e incluso su respiración me lo indicaba, me lo gritaba.Aquella noche fue mágica, estaba incontrolable por tenerla. Su cuerpo era insaciable y yo disfrutaba tomarla y hacerla mía hasta cansarme.Me sentí afortunado por ser el primer hombre en su vida, aunque me dio mucho dolor verla llorar, pero poco después con mi caricias calme el dolor que le había causado.A la mañana siguiente me levanté temprano. Tenía planes para llevarla a conocer la ciudad, así que la deje dormida después de darle un beso y acariciar su cabello. Se veía cansada.—Miguel ayúdame, ven a mi habitación. —lo llame por el intercomunicador que conectaba la casona de la casa de huéspedes que estaba pegada a la mía, y dónde se quedaba el asistente que había contratado.Sabía que H
Ver a Dylan de aquella manera me devastó por completo, y más aún ver la manera como me había tratado. Sus ojos rojos apunto de llorar, su mirada fría sin esperanzas y sus venas marcadas por la rabia, me dolía y me dolía mucho.Cuando llegue a la casona, me acosté en el sillón a llorar, preguntándome donde estaba y cómo se sentía en aquel momento, comencé a llorar preguntándome el porqué le resultaba tan difícil entender que lo amaba así, sin necesidad de que caminara, yo lo aceptaba así y se lo había demostrado.Encendí mi móvil, que desde que llegué a Dublín no lo había encendido, porque quería tener paz y no recordar a mi padre y la decisión qué tenía que tomar sobre Alejandro, que claro esta ya la había tomado, aunque tenía que aclarar toda esta situación con el, esperaba que entendiera, que me había enamorado del hombre que me había comprado, aunque sonara absurdo era cierto, y no pensaba separarme de su lado.Miles de mensajes comenzaron a llegarme, Alejandro en ellos me decía qu
Cuando llegamos a la mansión lo primero que hizo Dylan fue irse a la empresa, sabía que estaba mal, y que quería llenarse de trabajo para no pensar tanto en lo que había pasado, por mi parte yo subí a mi habitación para cambiarme, para después salir corriendo a casa de mi madre a llevarle los regalos que había traído, y también ver cómo estaba.Le indiqué a Margarita y a María que subieran las maletas a mi habitación, a ellas también les había traído un regalo.—¿Cómo le fue en el viaje señora?—preguntó María quien era muy conversadora.—¿Qué pasa niña? respeta porque debes de estar preguntando la vida privada de la señora Helen —la regaño Margarita a lo que está hizo un puchero..—Déjala quieta Margarita —mire a Margarita que estaba con el ceño fruncido—.Me ha ido de maravilla, Dylan y yo estamos enamorados —dije con entusiasmo.—¡Bendito sea a Dios! Yo sabía hija que lo amabas era cuestión de tiempo para que te dieras cuenta de eso —dijo Margarita notoriamente contenta, quitándose c
Abrí los ojos, tratando de percatarme dónde me encontraba, parpadeo varias veces para ver la habitación dónde estaba, y pues estaba en mi antigua casa. Habían pasado ya varias semanas que vivía de nuevo con mi madre, y todas las mañanas al despertar sentía esa sensación de que no estabas dónde quería estar, o simplemente no estaba con el.Cada día de mi vida, esperaba con paciencia la hora de que él fuera a mi encuentro, para decirme que lo que había visto era una confusión, y que el me amaba solo a mi, pero por más que pasaba los días, y que buscaba en mi móvil un mensaje o una llamada, el simplemente no me buscaba, así que poco a poco fui perdiendo las esperanza.Me levanto con pesadez. Los últimos días había estado muy cansada, como si corriera un maratón, además de que mi apetito aumentaba cada día más.Entro al baño para asearme, para luego salir a la cocina. Mi madre había montado un pequeño negocio en la casa, con la liquidación de Arturo había comenzado a vender desayunos, jugo