Narra Helen.Salimos de la habitación y fuimos juntos a el comedor, era la primera vez que desayunábamos juntos como esposos.Marina y Amanda se asombraron apenas nos vieron llegar juntos, sobre todo Amanda quien enseguida se colocó roja del coraje.—Siéntese señora Mayora, ya le sirvió su desayuno —María la sirvienta enfatizó apropósito mi apellido de casada.Me senté junto a Dylan. Amanda no perdió el tiempo para insinuarse y besarlo delante de mi, casi que en los labios.—Buenos días querido, pensé que ya estabas en la oficina —beso sus mejillas mientras yo la veía por el rabillo del ojo.—Hoy decidí pasar el día con mi esposa —indico sereno. Tuve que apretar las piernas por los nervios.—¡Ah ya veo! —respondió ella con aquella voz tan chillona que resultaba abrumadora.—Mi hermano no falta nunca a la empresa, ¿algún motivo en especial? —preguntó Marina quien se había tardado mucho en hablar.—Visitaremos a mis suegros.La respuesta de Dylan me dejó asombrada, no sabía que él iba a
Narra Dylan.Sentía un enorme dolor de cabeza. No quería imaginarme cómo había sido la vida de Helen junto a aquel desgraciado, me sentía culpable por haber sido parte de un trato con aquel hombre atroz.Entre en la camioneta y le indique a Camilo para ir a una farmacia, la cabeza me daba vueltas y estaba a punto de vomitar.—¿Se siente bien señor? está pálido —Camilo me miraba con cara de preocupación.—No me siento bien, tengo ganas de vomitar y estoy mareado —le indiqué casi en un susurro.—¿Quiere que paremos para que vomité?—No, necesito un analgésico lo más pronto posible, apresura el auto.Llegamos a la farmacia y Camilo se bajó a toda prisa a comprar medicamentos, yo abrí la puerta y me dispuse a vomitar, no pude aguantar las náuseas.Yo no quería que Helen sufriera, mi intención al casarme con ella nunca fue maltratarla, lo que había hecho Marina me causaba una ira descomunal e intransigente. Pero Marina me iba a oír, no la corría solo porque Helen no me lo pedía, porque est
Narra Helen.Estaba agradecida con Dylan por todo lo que había hecho con mi madre. Me sorprendió mucho que él hubiera decorado la habitación con sus propias manos, eso me hacía pensar que era un hombre bueno y no como lo había pensado al principio, por eso lo había besado, quería agradecerle de algún modo lo que estaba haciendo con nosotras.Pero ese beso, ese beso que le había dado me había dejado el más delicioso néctar impregnado en mis labios. Todo el día que no estaba conmigo quedé pensando en él, en su mirada profunda, en sus gestos y hasta en sus lágrimas, esas lágrimas que había derramado arrepentido por lo que había hecho Marina.No tenía duda que Dylan no había sido el autor de las atrocidades que había cometido su hermana, Dylan me quería y quería protegerme, lo sentía en su mirada, lo sentía en sus besos. Pero… ¿y Alejandro? Yo amaba a Alejandro, había sido mi novio desde muy niño y tenía planes para irme con él muy pronto.Ese día lo había convencido de irse de la clínica,
Narra Dylan.Salí de casa cuando Gonzalo me llamo que habían detenido a Arturo Fonseca, el muy imbécil se estaba quedando en mis instalaciones, además tenía un maleta con todo el dinero que le había dado para pagar sus deudas, y también el dinero que le di para la operación de Andrea, no tenía intención alguna de mandarla a operar.Quise salir corriendo y partirle la cara pero mi condición de inválido me lo impedía, así que preferí no verlo y que Gonzalo se encargará de todo aquello, pero una cosa sí me dijo, debían declarar las afectadas, que en este caso era Andrea y Helen.Eso me preocupó un poco, porque lo menos que quería era que Helen recordará el tormentoso pasado que había vivido con su padre, además de que la señora Andrea estaba recién operada; así que alegando todo aquello se pudo alargar las declaraciones un tiempo más.Estaba sumergido en mis pensamientos, cuando el móvil sonó; el número del remitente era del doctor quien iba a operarme en Irlanda.—Buenos días señor Dylan
Narra Helen.Me desperté de golpe; un fuerte dolor de cabeza me hizo chillar y llevarme la mano a mis sien para mensajear un poco y amortiguar el dolor.Me senté en la cama recordando la noche anterior, sonreí enseguida cuando escenas de mi cena con Dylan llegaron a mi mente.¡Oh por dios! ¿qué he hecho? cómo haré para verlo a la cara después de decirle todas esas cosas de su paquete y de que me gusta mucho su rostro —Pensé mientras tomaba una caja con una nota que se encontraba en la mesita de noche y que llamó mi atención “esperó lo disfrutes y sea al primero a quien llames.”. Abrí la caja emocionada imaginando el contenido del regalo.Era un phone goldvish de última generación, el más costoso. Mis amigas de secundaria hablaban mucho de ese teléfono y lo difícil que era para adquirirlo. Yo nunca tuve uno, porque mi padre no me lo permitió, pero moría por tenerlo así que me emocioné tanto que quise saltar, al punto de que si no tuviera aquella migraña tan fuerte lo hubiera hecho.Qui
Subí nerviosa a la habitación, tenía miedo de que Dylan hubiera reconocido a Alejandro. No podía imaginarme lo que pasaba si él se diera cuenta de que su jardinero y el chico que me había besado y que además era mi novio vivían en su casa, eso sin duda podría ser un caos, y yo iba a ser la más afectada de todos, no tenía duda de eso.—Acuéstese señora Mayora —dijo el médico que venía detrás de mí para revisarme.Me acosté en la cama temblando del frío. Había pasado el peor susto de mi vida, sentir la muerte de cerca había sido sin duda lo peor que había experimentado en mi vida.El médico comenzó a checar mis pulmones, y también a revisar los latidos de mi corazón.—¿Me encuentro bien?—pregunte porque me sentía algo agitada al hablar..—Tienes que descansar mucho, y te voy recetar estos medicamentos que te van ayudar a respirar mejor, pero lo primordial es que descanses y tomes mucho líquido.Asentí con la cabeza y le di las gracias al médico que enseguida se marchó.Fui directo al ba
Narra Helen.Los días transcurrieron de prisa, además, yo los contaba con emoción. Me moría de ganas de viajar y conocer aquel país tan maravilloso que desde niña deseaba conocer.Marina y Amanda constantemente me invitaban a salir, y yo de vez en cuando iba a la fuente a verme con Alejandro quien todas las noches me esperaba.Estaba confundida si… es que la relación que llevaba con Dylan era tan diferente. Estaba segura que quería Alejandro, había sido mi novio por muchos años, pero también estaba segura que lo que sentía por Dylan no era normal, así que pensé en dejar correr el tiempo, además quedaba poco tiempo para el viaje y a mi regreso tenía que tomar una decisión, aunque constantemente me sentía mal, porque pensé que estaba jugando con los sentimientos de los dos.Mi madre estaba contenta con la mansión, todos los días desayunábamos en el jardín, rodeada de risas y árboles, como a ella le encantaba, además de que caminábamos por horas y ella me veía hacer ejercicio en el gimna
Narra Helen.Después de instalar a mi madre en su casa, nos fuimos al aeropuerto. Estaba tan nerviosa que la felicidad no cabía en mi pecho.Dylan se había hecho cargo de todo el papeleo que implicaba el viajar a otro país, y también había llevado con nosotros un asistente de más o menos cuarenta años de edad, Miguel se llamaba. Era la persona que iba a estar a cargo de atendernos, subir y bajar a Dylan de la silla de ruedas entre otras cosas importantes.El viaje fue en clase alta. Vip para ser exactos, yo estaba en la parte de la ventana, disfrutando el mirar el cielo. La adrenalina que sentía en mi estómago era magnífica, entre miedo y felicidad.—¿Emocionada? —preguntó tomándome de la mano.—Mucho —dije sonrojada por su tacto, que nunca dejaba de hacerme sentir increíble.—Ponte cómoda, el viaje es por largas horas —A Dylan le encantaba leer, por eso siempre llevaba uno, o dos libros con él.Mientras él iba distraído en su lectura, yo pude ver videos de receta de cocina en YouTube,