UN MES DESPUÉS Un mes que se había terminado de ir de la misma manera, Salomé por su lado midiendo cada uno de sus pasos como Maximiliano le había dicho hacer, Emma siendo la mujer más feliz del mundo por la oportunidad que Maximiliano le había dado sin siquiera imaginar que esa era la puerta a su sufrimiento, Alejandro por su parte no había parado de hacer lo que fuera para estar un poco más cerca de Salomé a pesar de ver lo bien que ella se llevaba con su esposo, Gertrudis moviendo cielo, mar y tierra para convertirse en la competencia más sólida con la que su propio yerno iba a enfrentarse.Lucía por su lado, buscando la manera en que su hijo fuera al límite mientras cuidaba de aquel pequeño que había se había quedado sin la habilidad de escucha, el mismo que ya comenzaba a dar sus primeros pasos así como también se notaba la inteigencia de la que gozaba.Y hasta ese momento era fecha en que Salomé no había logrado conocer a ese niño. Quizá era por esa razón que no sentçia nada, q
Mientras Maximiliano y Manuel miraban en la manera en la que ella se estaba deshaciendo, fue el corazón de Maximiliano el que sintió todo el dolor que ella estaba sintiendo. Era increíble que hasta ese punto ella tuviera que llegar. No era que la acusara por lo que estaba haciendo, por supuesto que le entendía, el dolor que había pasado cuando le cambió el rostro, el dolor que sintió al saber a su padre en coma, su ex esposo engañándola con su hermanastra, su madrastra siendo feliz porque Paula ya no estaba en esta vida, por supuesto que Maximiliano la entendía y era por esa razón que no pensaba dar un solo paso atrás, solo esperaba que el corazón de Salomé nunca se hiciera un hoyo negro.— ¿Nos vamos, Salomé? —Preguntó Maximiliano haciendo de cuenta que él no se había dado cuenta de la tristeza en el corazón de Salomé.—Sí, sí, por supuesto —dijo ella sin darle la mirada.—Tenemos una cita, ¿no es así?—Adelántate, ya te alcanzo.— ¿No será mejor que ensayemos desde este momento? Ten
Dicho eso, Salomé colgó la llamada mientras era vista por Maximiliano que parecía no le quitaba el ojo de encima aún estando frente a una situación que requería de toda su atención. — ¿Se trata de Alejandro, mi querido hermano? —Preguntó Maximiliano con un poco de sarcasmo en su voz.—Sí, la verdad es que sí, Maximiliano. Era tu querido hermano como lo acabas de llamar, me acaba de invitar a comer y creo que es el momento más conveniente para comenzar a dar mis pasos en contra de él. Tengo que ser muy cautelosa.Maximiliano no soportó más y la tomó del brazo, claro, no con fuerza pero si con autoridad. Tenía que ocultar lo que estaba sintiendo, tenía que ocultar que ni él mismo sabía lo que le pasaba cada vez que ella sonreía porque Alejandro le hablara o si quiera ella lo mencionara. — ¿Qué te pasa, Maximiliano?—Me pasa que veo en ti a… a… a… a una mujer… una mujer… una mujer frívola, una mujer que no siente, una mujer que… que me hace temer.Salomé sonrió al mismo tie
La sonrisa de Humberto se desvaneció por un momento, no porque le sorprendieran las palabras de aquella mujer cuando ella había sido la autora de varios asesinatos sino, porque parecía que se estaba dejando llevar por el sentimiento de envidia y de coraje en contra de ella, cosa que no le estaba dejando actuar con mucha claridad.— ¿Está hablando en serio, mi señora? Digo, no es que eso represente algún tipo de problema pero debería de pensar un poco más en la situación, no es algo sencillo, todo el mundo se daría cuenta, esto no es algo sencillo, mi señora.—Ya, ya —dijo Gertrudis mientras levantaba las manos para hacerle saber que estaba aceptando que él tenía razón —. ¡Ya, ya, no me digas nada! Tienes razón. Tienes razón, el mundo se daría cuenta pero tienes que estar de acuerdo que esa maldita está representando un terrible problema pada mí.—Lo sé, mi señora, pero no es manera de actuar. Al menos no en este momento, Tiene que ser muy inteligente.— ¡Dime qué es lo que tengo que h
¿Desde hacía cuánto tiempo Emma no se había sentido tan eufórica? ¿Desde hacía cuánto tiempo Emma no se sentía la más hermoso hasta ese momento? Sin duda aquella oferta solo había llegado a su vida para hacerle saber que ella seguía siendo la mujer más bella, entre todas las modelos quizá.Y entre más bella se sentía, más se esforzaba por ser la mujer que se llevara el premio completo. Así que siendo de esa manera, tomó un de los frascos de su medicamente y se tomó esta vez el doble de pastillas mientras sonreía.En ese momento la puerta de aquella sala donde la estaban preparando para los ensayos, se abrió. No era nada más ni nada menos que Gertrudis.— ¡Necesito hablar contigo en este momento, Emma! —Dijo ella con una mano en la cintura.— ¿Qué haces aquí, mamá?— ¿No lo escuchaste? Necesito habla contigo.— ¿Por qué no me lo dices en este momento, mamá? ¿No te has dado cuenta que estoy a punto de asumir uno de los papeles más importantes? ¡El mismo que nunca me diste!— ¡Ya
Manuel no evitó reír en ese momento. No sabía si en verdad Salomé no estaba al tanto de lo que él sabía o es que le sorprendía demasiado que ella no supiera nada pero si de algo estaba seguro es que ella iba a terminar por saber de una vez por todas lo que estaba queriendo evadir.—Manuel, no sé de qué estás hablando.—Por supuesto si me dejas hablar, te lo haré saber.Salomé lo miró al momento que retomaba su postura de mujer segura y a la que no le importaba mucho lo que fuera a descubrir cuando la verdad es que estaba muriendo por saberlo.Manuel y ella habían caminado lo suficiente como quedar frente a la hermosa fuente. En medio de una noche tan linda como esa, Manuel nunca había compartido con Salomé de esa manera, era momento de hacerle saber que era como su hija.— ¿Te quieres sentar? —Preguntó Manuel mientras le daba la mano.No había nadie alrededor. La fuente y la noche solo para un padre y una hija.Salomé se quitó los tacones que llevaba puestos y con cuidado, se sentó al
TRES DÍAS DESPUÉS Finalmente, el mundo como Gertrudis y Lucía lo habían conocido, aparecían frente a ella en el momento en que sus ojos miraban aquel salón en donde la celebración más importante del año se iba a dar. No faltaban muchas horas para que las personas comenzaran a entrar, los mejores diseñadores, las mejores modelos que venían de otros países solo para aprender de las mejores, gente importante que buscaba invertir tan pronto como llegara el nuevo año y sobre todo, solo una alianza ganadora.Gertrudis había pagado mucho dinero para hacerle saber al mundo que no había nadie que pudiera ir contra ella. No importaba más si Salomé y su querido esposo había pagado por estar ahí y que todo se llevara a cabo con los lujos más caros en la historia de un año. Gertrudis iba a ser la mejor y era a ella a quien los contratos le iban a llover.Con un vestido negro, un costo alrededor de más de 12, 000 dólares, Gertrudis se paseaba de un lugar a otro viendo que todo estuviera como ella
Dos horas que habían terminado por ser solo unos cuantos minutos. Finalmente el momento que muchos habían estado esperando había llegado, Las puertas de aquel hermoso salón se abrieron por completo.Una mirada de frivolidad y victoria fue lo que Gertrudis le dio a la gente que entraba mientras Salomé solo la miró con gracia. Esa noche iba a ser muy especial.— ¿Señora Sorín? —Preguntó una de las maquillistas.—Sí, ¿qué necesitas?—Sucedió una tragedia con una de las modelos.— ¿Qué?—Lo siento, señora Sorín. Pero una de las modelos se puso muy mal y creo no podrá hacer posible esta noche.— ¿Qué fue lo que le pasó? ¿Quién es? —Descubrimos que está embarazada, no quiso decir nada precisamente por el evento pero creo ha salido peor.— ¿Tenemos algún remplazo?—No, señora, la señora de la Garza no quería que se contratara a nadie más.Salomé sonrió al entender lo que estaba pasando ahí, todo era obra de Gertrudis quien quería destruir a Salomé antes de tiempo.— ¡Bien, bien, pa