En el despacho de Kelvin Fuenmayor—¡Malísimos, sufrió mucho! Cuando conocí a Adriana, ya estaba en su fase terminal el cáncer e incluso le inyectaban morfina para el dolor —aseguró Mateo.»Solo que como me las llevé para uno de mis apartamentos, les mejoró su calidad de vida y duró unos días más, hasta el día que me casé con Adriana —explicó él, con suma tristeza.—¡Sí, así me comentó, Adriana! Que el mismo día que se casó, su madre murió y al año exacto, nació su hijo. Ahora, lo que no entiendo, es ¿qué tiene que ver esto contigo? ¿Por qué te pusiste así? Sí, el problema es mío, no tuyo —aseguró este.—Cómo te estaba vigilando, porque no sabía qué intenciones tenías con ella, cuando el detective me refirió que te hiciste una prueba de ADN con mi hijo, perdí la cordura…»Los celos se apoderaron de mí, me cegaron y bueno le dejé entrever que Mateo pudiera no ser mío. Después, que casi la logre conquistar de nuevo, me volvió a abandonar. Lo que menos, me pude imaginar es que eras, su p
En el apartamento de Adriana—Él, no me dejó, fui yo quien lo dejó —aseguró Adriana—. Este, al principio estaba muy pendiente de Mateo y de mí. De repente, de la noche a la mañana cambió, sentí como si dudara que el bebé fuera su hijo —comentó ella, ahogándose en sus sollozos.—¡Ya, hija! ¿Podrías calmarte por favor? ¿Quieres que hable con él? —preguntó Kelvin sintiéndose culpable, porque según lo que le explicó Mateo, ellos se separaron por los celos de él, al enterarse que este, había hecho una prueba de ADN con el bebé.—¡No, no quiero saber nada de él! ¡Lo detesto, lo odio! Así como pude tener a Mateo sola, así será con este bebé —aseguró ella, sintiéndose más calmada.—Cuentas conmigo para lo que quieras ¿Dime que quieres hacer? —interrogó Don Kelvin, cada vez más preocupado y con mucho sentimiento de culpa.—Permite que busque agua y disculpe ¡por favor! Creo que estoy abusando de usted —replicó ella y salió hacia la cocina.—¡No te imaginas la felicidad que representa para mí,
Mateo, conociendo y sabiendo que no era una simple amenaza, le solicitó ver a su hijo Mateo. Pero ella, le explicó que estaba dormido desde hacía como una hora.—Solo lo veo y salgo —aseguró él—. ¡Lo extraño! Te prometo que no lo despertaré —afirmó, no queriéndose ir del apartamento sin una promesa de algo.—¡Ven, sígueme! Él caminó detrás de ella detallando el apartamento, el cual a pesar de ser pequeño se veía cómodo. Fue así como se le ocurrió una nueva estrategia.—¡Trabaja para mí! Tú conoces el ramo porque estuviste conmigo como cuatro meses ¿Aceptas? —inquirió él, con una mirada seductora y cómplice.—¡¿Contigo?! Ni a la esquina —exclamó ella, bajando la voz para no despertar a su hijo.—¿Por qué? Si nosotros hicimos un buen equipo, ¿recuerdas? —interrogó él.Ella, ignorando la pregunta y los comentarios formulados por él, contestó…—Entra muy despacio, sin hacer ruido, recuerda que después cuesta mucho hacer que se duerma. Tienes un minuto para estar con él y salir ¡No te tard
Tanto Mateo como Kelvin, sentían lástima por Luisa, pero su hijo debía asumir las consecuencias de sus actos. Ellos se pusieron de acuerdo, él pagaría los honorarios del abogado mientras, su padre ofrecería la ayuda y protección.A partir de ese momento, todos aportaron pruebas mediante videos y testimoniales para que Adriana ganara el caso y con eso dar una lección a Nilo. En el mismo restaurante, donde él prestaba servicios como gerente, había personas dispuestas a declarar, sobre todo las mujeres que han sido en otros momentos, acosadas por este.Adriana, junto a Kelvin y el abogado se preparó para llevar a cabo este proceso. Entretanto, Julio desconociendo el nuevo embarazo de Adriana, seguía en su plan de conquista, por lo que apenas se enteró de que esta era la nueva gerente del restaurante de Kelvin, comenzó a enviar un ramo de flores a diario.Ella, le tenía mucho cariño, no obstante, no podía dar esperanzas a Julio, y menos cuando estaba en la dulce espera del segundo hijo de
En la Clínica, en El DoradoLa operación duró cinco horas y fue todo un éxito, ahora solo quedaba esperar los resultados de la misma. Una vez que se cumplieron las primeras cuarenta y ocho horas de la cirugía, Marcos superó el peligro.Todos, emocionados se abrazaron y celebraron en la capilla de la Clínica la vida y recuperación de él. Después de esto, Mateo estuvo muy ocupado en reuniones, tomando decisiones y acompañando a Claudia en la clínica.Marcos, fue dado de alta a la semana de haber sido sometido a la cirugía. Por su parte, Mateo después de dejar a su hermano en su dormitorio, se retiró a su apartamento, donde terminó de organizar todo para poder viajar nuevamente a Cabimas y encontrarse con Adriana.En CabimasAdriana, extrañaba que Mateo no hubiera vuelto al restaurante, ni tampoco le hubiera llamado, ni siquiera había ido al apartamento, para ver al bebé. Tenía una semana sin saber nada de él.«Y después dice que no puede vivir sin nosotros» pensó ella, sintiéndose nuev
Al mismo tiempo en CabimasAdriana en el apartamento, triste y con lágrimas que rodaban por sus mejillas veía las publicaciones. Ella, se levantó de su cama y se dirigió a la cocina para preparar algo que le ayudara a conciliar el sueño.Al ver estos dos vídeos, donde él aparece en compañía de esa mujer bella y joven se sintió engañada, abandonada y sola como siempre:«Y así dice que me ama y me extraña. ¡Si, se ve que me extraña!», pensó ella, con ironía, enojada, secándose las lágrimas.«¡Farsante ese!»«¡Huy!»«¡Lo odio, lo detesto! No lo quiero volver a ver nunca más en mi vida» sollozó ella, sintiendo que la rabia le hacía doler el estómago y los intestinos.Adriana, arrojó el vaso de vidrio contra el piso de la cocina para desahogar la rabia que sentía. Por lo visto, lo salvaje no se le había quitado aún. Lo que menos imaginó, era ver a Mateo con otras mujeres y ahí estaba en las redes, de nuevo, pero ahora con dos mujeres, discutiendo y peleando por él.—¡Señora Adriana! —Excla
Mateo, se acercó de nuevo a la cama y llamó a su amiga, para que se levantara, porque él debía regresar a Cabimas y le quedaban unos minutos para llegar al aeropuerto.—¡Conchita, Conchita! —llamó Mateo.»¡Conchita, levántate! Ya amaneció —llamaba afligido por lo ocurrido, pues no sabía qué consecuencias traería esto, a su vida.—¡Diablos! ¡Qué dolor de cabeza siento! —se quejó ella, poniéndose las manos en su sien y frotando su cabeza.—Levántate, me voy de viaje ahora y necesito estar en el aeropuerto a las nueve de la mañana, ya es demasiado tarde.—¡Tranquilo! Me baño y me visto rápido —expresó ella levantándose totalmente desnuda. Recogió su ropa de la alfombra, le dio un beso en la boca y salió caminando hacia la otra habitación.Mateo, la llevó hasta su apartamento arrepentido de lo que había hecho. No obstante, prefirió no preguntar nada. En el avión, él comenzó a revisar las redes, encontrando que su video cantando como donde salía con Conchita de la mano y discutiendo con Li
En CabimasEl avión de Mateo, aterrizó casi al mediodía. Él, fue recibido por su detective Nava, quien le tenía nuevas noticias sobre el acercamiento y las salidas conjuntas de Kelvin y Julio con Adriana.Haciendo un reporte día por día, le informó que ella había visitado, en el plazo de un mes, tres veces a su ginecóloga. Además, parece estar enferma, porque se ve demacrada y ha perdido peso. Aunque esto último, es su apreciación.—Pero ¿cómo has observado a Julio con ella? —preguntó él, con hastío.—¡Igual! Mateo, a él le gusta tu mujer. ¡Es más está enamorado! Y eso lo sabe el señor Kelvin, porque ellos son buenos amigos. Para mí, tu suegro lo está apoyando.—¿Por qué lo dices? —preguntó Mateo demostrando enojo y celos.—Porque desde que te fuiste, el deportista ha realizado varios eventos en el restaurante, tal como los tuyos pero la señora Adriana es su anfitriona, ella lo acompaña.—¡Con que esas tenemos! Voy a tener que visitar a mi suegro, pues precisamente por no delatar a es