En CabimasEl avión de Mateo, aterrizó casi al mediodía. Él, fue recibido por su detective Nava, quien le tenía nuevas noticias sobre el acercamiento y las salidas conjuntas de Kelvin y Julio con Adriana.Haciendo un reporte día por día, le informó que ella había visitado, en el plazo de un mes, tres veces a su ginecóloga. Además, parece estar enferma, porque se ve demacrada y ha perdido peso. Aunque esto último, es su apreciación.—Pero ¿cómo has observado a Julio con ella? —preguntó él, con hastío.—¡Igual! Mateo, a él le gusta tu mujer. ¡Es más está enamorado! Y eso lo sabe el señor Kelvin, porque ellos son buenos amigos. Para mí, tu suegro lo está apoyando.—¿Por qué lo dices? —preguntó Mateo demostrando enojo y celos.—Porque desde que te fuiste, el deportista ha realizado varios eventos en el restaurante, tal como los tuyos pero la señora Adriana es su anfitriona, ella lo acompaña.—¡Con que esas tenemos! Voy a tener que visitar a mi suegro, pues precisamente por no delatar a es
—¡Sí, ya vamos! —respondió Mateo, sonriendo. Él la tomó de la mano y caminando con ella hacia el consultorio, confiado que esta no hará ningún escándalo.—¡Señora Adriana! —Llamó de nuevo la secretaria— ¿Usted dejó la copia de su prueba de embarazo, en la consulta pasada? —preguntó esta, antes que ellos entraran.Mateo, volteó violentamente, asombrado para mirar a Adriana a los ojos, con rabia controlada, pero ella lo evadió, respondiendo a la secretaria:—¡No!Adriana, nuevamente evitó la mirada de Mateo, quien cambio de inmediato el gesto de su rostro, mostrando una mirada dura y fría. Él, la tomó fuertemente del brazo y entró con ella al consultorio, en contra de su voluntad.—Debe dejar una copia del mismo para su historia, a la doctora —expresó la joven.—Con gusto, aquí traigo una copia —respondió Adriana buscando en su bolsa, encontrándose de frente con la doctora quien le saludó y le comentó:—¡Ah, qué bien! ¡Me encanta Adriana! Que hayas venido acompañada de tu esposo —expres
Mateo, sonreía al escuchar los gritos de reclamos de parte de su mujer, para que la bajara de sus brazos.—¡Que me bajes Mateo! —Gritó Adriana— ¡Por favor, que me bajes! —repitió ella, enojada.—¡No, mi amor! ¡Te vas conmigo! —explicó él, en el mismo momento que la introdujo en la camioneta y la sentó entre sus piernas.—¡Dios mío, Mateo! ¡Ya basta! Hasta cuando voy a tener que soportar tu presencia —protestó ella con manifiesta rabia, pero sin poder moverse entre sus piernas.—¡Para siempre, mi amor! No nos separaremos, no te voy a dejar nunca y ahora menos, cuando estamos esperando a nuestro segundo hijo —declaró él, alegre, apoderándose de sus labios sin importar la presencia de Nava.Este, al escuchar lo que expresó su jefe se asombró, lo que menos se imaginaba era que estuviera otra vez embarazada. Ella, se veía un poco demacrada, pero su cuerpo se veía espectacular, además de tener un brillo especial en sus ojos. Al separarse, ella gruñó...—¿Quién te dijo que era tuyo? Este beb
Mateo, sabía que de la única forma que la podía convencer era haciendo a esta el amor. Sin embargo, hasta ahora ella, no lo dejaba pasar más allá de unos besos. Y definitivamente, él quería más, tenía días, semanas, deseando a su mujer como la última vez, que le amó.—Adriana, a la que llevó de la mano, simplemente la estaba protegiendo de Lila. Conversaba con ella, para llevarla a su casa cuando apareció la tóxica esa —mintió él pensando que después aclarará esto, si llega a salir la verdad, a la luz pública.—¡Mateo, lo lamento! Pero, siento que me mientes. Que nosotros, no lograremos esa felicidad que los dos buscamos. Hay demasiadas cosas que nos separan —replicó ella rebelándose contra sus propios sentimientos y emociones.—Juntos los podemos vencer, no dejes que chismes o rumores nos separen —suplicó él, caminando detrás de ella hacia la terraza de su habitación— Además, hay dos grandes razones que nos unen, nuestros hijos —aclaró este.»¡Por favor, mi amor! ¿Podrás dejarme esta
En la habitación conyugalAdriana, exhalaba un fuerte suspiro de satisfacción y alegría, acomodándose encima del cuerpo de él. Esto provocó una fuerte satisfacción también en él, quien pudo comprobar en esta entrega, que ella lo ama y lo desea tanto, como él a ella.Las manos de Adriana, acariciaron y recorrieron el pecho de él, antes de dormirse. No hubo un centímetro de esta piel, que ella no recorriera, como la de sus brazos. Para esta, era una devoción tocarlo y así se fue quedando dormida. Lo amaba infinitamente.Por su parte, Mateo inicio otro recorrido por toda la espalda de ella, recorriéndola centímetro a centímetro, complaciendo todas las hormonas alborotadas en ella. Él se sentía pleno, con el desbordamiento de todas sus emociones reprimidas por tanto tiempo.—¡Sigh! —suspiró, ella dormida.Él sabía cómo satisfacerla, igual que ella a él, porque si algo tenían en común, era disfrutar junto de estas extraordinarias sesiones de caricias, besos y entrega que los llevaba al clí
—Te voy a agradecer que lo hagas, porque así le podré aclarar a ella, lo de mis dudas en cuanto a la paternidad de mi hijo Mateo, y que fue el causante de aquel comentario que nunca debí pronunciar —solicitó Mateo.—¡Perfecto! —Exclamó su suegro— ¡Entonces! Estamos en contactos ¡Ah! Espera Mateo…—Sí, dime —respondió él.—Esta semana es la audiencia de Nilo. Debemos reunirnos con el abogado, para finiquitar los últimos detalles. Adriana le facilitó los datos de sus testigos y yo conseguí los videos donde se muestra el acoso del cual fue objeto, cuando laboró para él.—¡Genial! —Celebró Mateo— Lamentablemente, cuando te comenté eso debí ir a resolver los problemas de mi hermano y por esto me descuide con el caso, pero ya me integro para que juntos la protejamos.—No hay problemas, si al menos no contó conmigo cuando pequeña que lo haga ahora. Estoy convencido de que es lo mínimo que puedo hacer por ella —declaró este.—Estoy de acuerdo contigo, Kelvin. ¿Le insististe al abogado sobre
Al levantarse Adriana, él le dio una nalgada y tomándola en sus brazos, la metió en la ducha; bañándose los dos juntos, para salir al paseo con su hijo en yate. Antes de salir de la habitación, él le dio un beso tierno, al cual ella respondió con la misma intensidad.Después, los dos bajaron al comedor tomados de las manos, lo cual alegró mucho, tanto a Alicia como a Nava. Ella tenía una mirada enamorada, cariñosa, que evidenciaba claramente lo que sentía por él. Y él estaba igual, se le veía una mirada brillosa, como hasta ahora no le habían observado.Ellos desayunaron y luego partieron en la camioneta al puerto más cercano. Al llegar a este, observaron el yate cuyas siglas son MG, las cuales están relacionadas con el nombre de Mateo. Todos subieron y él llevaba al bebé en brazos, pues sinceramente no confiaba en nadie la protección de su hijo en esta travesía.(***)Iniciando este recorrido, Adriana lució un lindo traje de baño de dos piezas en color rojo a través del cual lucía su
—¡Buenas noches, Kelvin! Disculpa te llamé a esta hora ¿Podemos hablar? Si estás muy cansado, te llamo mañana —aclaró Mateo.—¡No, para nada! Yo casi no duermo. Te puedo asegurar que esta llamada me distrae ¿Cómo está Adriana? ¿Y Mateo? —preguntó él un poco ansioso.—Ellos, están muy bien gracias a Dios. Ya durmiendo ¿Hablaste con el abogado? ¿Cuándo será la audiencia? —preguntó él con curiosidad.—Si hablé con él ayer, después que me llamaste. Me comentó que será esta semana, mañana me dará toda la información. Me hizo hincapié que será muy bueno que Adriana estuviera presente ¡Ah, antes que se me olvide! Contraté dos abogados más —agregó su suegro.—Por eso te llamo Kelvin, estoy preocupado por Adriana. En el embarazo anterior, ella sufrió de una hiperémesis gravídica —expuso Mateo— y ahora está presentando los mismos síntomas.—Y ¿eso qué es? —preguntó don Kelvin, con curiosidad.—Es la presencia de náuseas y vómitos intensos y persistentes durante el embarazo, lo cual la puede lle