—Todo lo que aquí tenemos es original, de ahí que estemos acaparando este mercado como distribuidoras, en el mismo centro comercial ¿Algo más? —preguntó Angélica.—Ahora te pregunto, ¿estás apta para identificar un original de una vulgar imitación? —inquirió maliciosamente, Arantza.—¿Crees que ustedes son las únicas que visten con ropa de marca? —cuestionó la reportera, mirando con aversión a Arantza.—No, obvio que no. Solo que si no tienes el conocimiento y la habilidad para diferenciar el uno del otro, en mi tienda, te aconsejo que busques un experto y lo traigas.»Para que sea este, quien constate la originalidad de nuestros modelos —aseveró Arantza con hostilidad— ¿alguna otra pregunta?—Sí, tengo otra pregunta ¿Es cierto que eres la tercera o “la manzana de la discordia” en la relación del exitoso Psicólogo, el Dr. Mauricio Rincón y su mujer por más de cinco años, la afamada y bella modelo Sharolyn?—En primer lugar, me siento muy halagada y orgullosa de competir con una mujer
—¡De mi mujer, tú no hablas. No te lo permito, así que vístete y lárgate de aquí! Busca a alguien con quien desahogar tu calentura —al decir esto, ella corrió hacia donde estaba él, para besarlo.Pero él, la esquivó, la empujó y corrió hacia la puerta, abriendo esta violentamente, siendo sorprendido por la presencia de su colega, que iba a tocar la puerta y a quien le dijo:—Para esto era que me buscaba la loca esta, para armar un escándalo y ponerme en evidencias delante de todos, especialmente, de mi futura esposa —aclaró Diego a su amigo, quien pudo observar a esta totalmente desnuda.—¡Eso que dices no es cierto! —Gritó ella, dramatizando delante del otro médico y corriendo a ponerse su vestido— ¡Fuiste tú, quien me pidió que me desvistiera! —dijo gimoteando.»¡Bastante que te rogué, que no me tocaras! Si no es por este médico, que abrió la puerta, no sé qué me hubieras hecho —agregó ella, mirando a Diego, con rabia y temor.—Señora o señorita, realmente no sé qué sea, pero sincer
—¡Tengo hambre mi amor! ¿Qué me hiciste? —preguntó él para cambiar el tema y desviar un poco la preocupación de ella.—Locro de trigo con tortillas, que sé que pedías mucho en Cabimas, cuando revisaba tus facturas de comida, en el restaurante de Luisa y luego en el de papá.—¡Divino, mi amor! Eso es una exquisitez para mí y más si fue hecho por las bellas manos de mi amada esposa.—¡Totalmente! ¡Espero que te guste! Aunque esta es la segunda vez que lo preparo, mi amor —comentó ella, sonriendo.—Entonces, vamos de una vez al comedor ¿Mateo y a ti te gusta, lo que hizo mamá?—Sí, mami cocina rico —respondió este, saboreando y mirando a su padre con sus ojitos, bien abiertos. Lo cual hizo que su padre sonriera y por un momento se olvidara lo que estaba ocurriendo afuera.—¡Lo sé, hijo! Tu mami, cocina muy rico! —afirmó este.Así comenzaron a cenar, degustando el rico plato que tanto le gustaba a Mateo. Él, destapó una botella de vino para acompañar, aunque Adriana, apenas si lo probó, s
—Tus escoltas lo saben —manifestó el teniente— Yo hablé anoche con ellos. Para evitar que se enfrenten, porque ya sé que son del grupo de mercenarios que trajiste del extranjero. No son mansas palomitas, lo que cargas a tu alrededor —le indicó este— Además, te asigné los mejores custodios.— ¡Gracias! Espero no darte mucha lidia con mi presencia aquí en El Dorado. Estamos en contacto —afirmó Mateo, extendiendo su mano al Teniente.— ¡Tranquilo! Cualquier cosa me llamas.—Yo tengo buena memoria. Estoy seguro que algo recordaré, si me concentró en eso, pero como tengo la mente, en lo que voy a hacer ahora con mi esposa, se me hace más difícil, enfocarme —refirió Mateo algo molesto, por esta falla en él.Al salir de la delegación, se encontró de frente con Diego, quien llegaba acompañado de dos personas más, lo cual extraño mucho a Mateo, así que acercándose a este, le preguntó:—Hola, ¿cómo estás, Diego? ¿Algún problema? —preguntó a su amigo y cuñado, con preocupación, puesto que era r
La fiscal, que estaba de simple espectadora y observadora de toda la discusión, que se había dado, desde que la joven llegó con sus familiares, no asimilaba las palabras de este.—¿NIÑA? —Gruñó Diego, con rabia, juzgando a este— El que está peor eres tú ¿Si recuerdas cuantos años tiene tu hija? Si no, te los rememoro, veinticinco años. No es ninguna niña, ni adolescente, es toda una mujer.—Tienes la mala costumbre, hermano de hacerte el ciego y el sordo ante los comportamientos indecorosos e inmorales de tu hija —le culpó su hermano y padre de Diego, con desagrado y pena ajena.—¡Son calumnias! En contra de mi hija —refutó este.En ese momento, habiendo presenciado todo el espectáculo, la fiscal y el funcionario encargado del caso, pusieron orden en el lugar y llevaron a Ana Teresa a declarar. Obviamente, ella negó todos los hechos, desconociendo todo lo planteado, por Diego en su denuncia.La fiscal, advirtiendo las consecuencias de sus actos, le hizo ver a lo que será condenada de
Mateo y Adriana, pasaron un buen rato en la mansión de su hermano compartiendo con su cuñada y sobrinos. Cuando este llegó, se sorprendió de ver ahí, a su hermano y su cuñada. —¡Que extraordinaria sorpresa, hermano, cuñi! ¡Me alegro, que estén aquí! —celebró él.—Hemos venido a ver la mansión y ya la estoy negociando —explicó Mateo— espero que sea cuestión de días para que nos mudemos y seamos vecinos. Solo habrá una casa intermedia, entre la de ustedes y la nuestra —aseguró este.—¡¡¡Qué bueno!!! —expresó y aplaudió, Claudia feliz.—Ya que están aquí, ¿por qué no almorzamos juntos? —preguntó Marcos, mirando a Mateo y Adriana, quienes se miraron con complicidad.—¡Vale! No obstante, voy a avisar a Alicia para que se encargue de dar de comer a Mateo. Él, está acostumbrado a comer con nosotros —comentó Adriana, sacando su celular. Al responder esta, ella se alejó un poco del grupo e incluso habló con su hijo.Luego, todos pasaron al comedor, Marcos abrió una botella de vino para
Para el Comandante, si había relación entre la actuación de estos implicados y la sentencia de Rossi. Había mucha coincidencia. También le informó que al día siguiente, serán enviados los cuatro detenidos a Cabimas, para presentarlos a los jueces que los solicitan y agregar esta nueva causa. Por último, le comentó:—Vamos a requerir de tu presencia en la Fiscalía, para que ratifiques la denuncia en su contra y poder procesar a todos, para que sumen más años a su condena —comentó el Comandante.—Por eso, no hay problemas, cuenta conmigo, para ratificar las denuncias que he formulado, que ya no sé ni cuantas son —confesó Mateo, con una sonrisa— se me está haciendo costumbre visitar diariamente la Comandancia o la Delegación.Este, se despidió de Mateo, mencionando que seguirá con su custodia hasta que se resuelvan todos esos procesos. Y que lo espera en Cabimas. Mateo, al colgar salió de su despacho y fue directamente a su habitación, para hablar con Adriana.(***)Al entrar a la habit
—¡Dios! Mi amor, no voy a seguir asistiendo a reuniones con Cárdenas y su mujer, porque podrán arriesgar a mi hija —afirmó Marcos, sintiéndose peor de lo que ya estaba. Pensando, que no puede seguir ayudando a Marisol, puesto que le puede traer problemas con Claudia.—¡Tranquilo! Mi amor puede ser por el embarazo que estoy tan sensible a los olores. Solo que vas a tener que bañarte antes de acercarte a mí, al llegar de la calle —aseguró ella.—¡Yo, sí creo! —respondió él, colocando en la mesita de noche, lo que le había traído, para aplacar el antojo, que le da normalmente en plena madrugada.Él, entró directo al baño, se duchó, arrojó toda la ropa en el cesto y se vistió con un simple pijama. Luego, se acercó a ella, para abrazarla y consentirla entre sus brazos. No obstante, sentía fuertes remordimientos por haber estado de visita, solo con su ex.En la clínicaPor otro lado, esa misma noche estando Diego de guardia, recibió la visita de su tío Elí Saúl, en la Clínica. Este, se veía