En la fiesta aniversario... Adriana buscó su celular para grabar lo que ellas hablaron. Esta lo colocó cerca de donde estaba ubicado el grupo de mujeres, en una maceta.—¡No te sabría decir! De repente sí. Ellos deberían ser pareja ya, porque si no es por la aparición tan repentina de esa mujer, a estas alturas Mateo estuviera casado con Lila. Ella es la mujer que siempre le ha gustado —afirmó Angélica.—¿De qué se valdría para conseguir que la llevara al altar? —preguntó otra invitada.—Solo sé, que a un mes de ser amenazado por el Consejo Directivo de ser destituido del cargo de CEO, se comprometió con esa marginal, que sacó de algún antro —aseguró su hermana.—¡Buenas chicas! Me dan un permiso, necesito entrar al baño —dijo Miguel, el amigo de Mateo y quien las hizo retirarse. No obstante, unos minutos después, cuando salió del baño, hablando con otro invitado, le comentó:—Primero, ¡jura que no repetirás lo que te diré! —era la voz de Miguel, pero se escuchaba como ronca, forzada
En el lugar de la recepción... Mateo, se comunicó con su asistente, quien se encargó de sustituir hasta los mesones. Fueron traídos nuevos servicios de comida. Por otra parte, sus hermanas y sus amigas mostraban en su rostro una sonrisa de satisfacción, haciendo presumir a este, que algo habían tramado contra Adriana y él no la protegió.En un momento de descanso, Mateo se apartó un poco del grupo pensando y reflexionando sobre lo que había ocurrido con su mujer. Él, le llamó para constatar que estaba en el apartamento, pero lo enviaba directamente a la contestadora.«Adriana estaba mal esta mañana. Ella me comentó que era algo estomacal ¿Tendrá algo que ver esto, con el vómito?», se cuestionó.«¡Dios! No la llamé en todo el día para saber cómo seguía», reflexionó él, con preocupación y remordimiento.«Todas parecen estar muy satisfechas y sonrientes», analizó Mateo al ver la cara de satisfacción de todas las amigas de sus hermanas, incluyendo a estas.«¡Dios mio! Presiento que me eq
En el apartamento de Mateo—Buenos días, Raquel es Mateo González disculpa te molesté ¿por casualidad Adriana, está contigo? —preguntó con su voz apagada.—¡No, tengo días que no he hablado con ella! Porque he tenido mucho trabajo. ¿Qué pasó, pelearon? —preguntó ella con una voz arisca.—¡Sí! Y no sé adónde se fue —respondió el preocupado— ¿puedes preguntar a Rosa? No tengo ningún número de ella?—¡Sí, yo le pregunto! Ella, no tiene celular. En todo caso, de haber necesitado ayuda Adriana, me hubiera llamada a mí. Voy a averiguar por aquí y te llamo —respondió ella, colgando la llamada.—Te lo voy a agradecer —afirmó él, aumentando así su preocupación y su sentimiento de culpa.(***)Al colgar la llamada, Raquel fue donde Rosa y la señora Hilda, pero ninguna de las dos tenían noticias sobre Adriana. Una vez hecha la diligencia, llamó a Mateo y le informó que nadie sabía nada sobre ella, poniéndose a sus órdenes para ayudar en su búsqueda.Por su parte, Mateo fue hasta el apartamento q
Entretanto, en la CapitalAl cumplirse las veinticuatro horas de la desaparición de Adriana, Mateo hizo la denuncia ante el órgano competente. El, solicitó la mayor discrecionalidad para evitar algún escándalo. Al ser sometido a interrogatorio, este se sintió frustrado.—Sí, detective es mi esposa —respondió Mateo con fastidio ante tantas preguntas.—¿Había algún problema entre ustedes? —preguntó de nuevo el detective con una voz monótona.—No, hasta esa noche que desapareció. Estábamos en la fiesta aniversario de la empresa. Ella abofeteó a una de las invitadas, la llevé a un salón aparte del salón principal de la recepción y le llamé la atención —añadió este.—¿Cómo? —preguntó el detective.—Le hice ver, que sea lo que sea, ella no debía golpear a un invitado, que debía controlarse —respondió él algo fastidiado por las preguntas del detective.—Y ¿ella qué hizo? —inquirió nuevamente el detective.—Se quedó ahí. Cuando la volví a ver, estaba como mareada, pérdida y vomitó sobre las m
En el restaurante OK»¿Sabes? En el poco tiempo que llevamos juntos, nunca la he visto consumiendo licor y esa noche, parecía estar ebria —señaló Mateo.»Caminaba como yéndose hacia los lados, me dio la impresión que se desmayaría. Sin embargo, como tenía tan fuerte el olor a vómito, no pude apreciar con claridad, si había consumido o no licor —indicó este.—Y ¿no le preguntaste? —inquirió Pablo, curioso.—No, simplemente le regañé por haber tomado licor sin tener control de eso. Pero ella me gritó que me callara y se volvió a arquear para vomitar —expresó Mateo, ahora más preocupado, puesto que a través de esta conversación con su amigo, se ha dado cuenta, que ella realmente estaba enferma y él no se ocupó de esto.—¡Amigo! Creo que tomaste una decisión errada al dejar ir sola a tu mujer, sintiéndose tan mal. Dios quiera que no tengas que arrepentirte de lo que hiciste —comentó este.—¡¡Dios!! Me dolerá mucho perder a Adriana. A pesar, de que esto lo inicié con la intención de no com
En el hospitalMateo, totalmente confundido con un torbellino de emociones, solo atinó a decir:—¡No lo sabía! ¡No lo sabía! Y estoy seguro, que ella tampoco —aseveró él, dejando que las lágrimas corrieran por su mejilla. Él, se sintió peor al procesar la noticia de que será padre y que no está junto a Adriana, para apoyar a esta, durante este proceso. «¡Dios mío! ¿Cómo es posible? ¿Por qué no me di cuenta lo que Adriana estaba sintiendo? ¡Todo es culpa mía!», se cuestionó él, arrepentido y enojado consigo mismo, ante este diagnóstico revelador de lo que ella estaba padeciendo esa noche.—¡Es duro, Mateo! Sin embargo, te prometo que la encontraré —aseguró el detective.—¡Nava! ¡Voy a ser papá! —Gritó emocionado a pesar de la tristeza que sentía al no saber de ella.Él, recuperándose de la noticia del embarazo trató de controlar sus emociones, se levantó de la silla y preguntó al empleado.—¿Puedo ver los exámenes y los resultados?—Sí, aquí están unas copias, las cuales puedes revis
En la Clínica privada—¡Gracias, Luisa! ¡Eres muy buena y amable conmigo! —declaró Adriana con una voz dulce— ¿Sabes? Apenas, me restablezca, te compensaré en el trabajo, dando lo mejor de mí.—¡Ya lo haces, Adriana! —indicó Luisa, acariciando la mejilla de ella, con mucho cariño. En el poco tiempo, que tenían juntas, esta se había encariñado mucho con ella y la miraba como a una hija más.Debido al cuadro que presentaba Adriana, fue hospitalizada por veinticuatro horas. Posteriormente, le dieron de alta y estuvo de reposo tres días, al cuarto, se incorporó a su trabajo. Después, de esos días de suspensión, ella en deuda moral con Luisa y Nilo, se dedicó en cuerpo y alma a desarrollar su trabajo.Justo a los dos meses de estar trabajando en el restaurante, entraron al mismo, dos hombres muy guapos, altos, atléticos, uno más joven que el otro. El de mayor edad, tenía unas facciones que se le hacían muy familiares a Adriana. Ellos se convirtieron en el centro de atención de todos los co
Nilo, mirando a Adriana desde lejos se dio cuenta de que ella estaba despertando en él sentimientos que antes no había sentido por ninguna mujer. En este sentido, se sentía atraído por ella. Esta, lo estaba enloqueciendo, le deseaba y de noche tenía que controlar sus fuertes impulsos para no entrar a su habitación, cuando dormía.Él, estaba obsesionado con ella. En una oportunidad entró a su habitación y estuvo a punto de besar sus labios. No obstante, no lo logró porque esta se movió, por lo que salió sigilosamente sintiendo temor de ser sorprendido. Lo que menos deseaba era tener problemas con su madre por esto.Aunado a que ella tiene un carácter fuerte que lo mantiene a la raya y cada vez que puede le recuerda que es una mujer casada. Debido a esto, prefiere disimular sus sentimientos. Sin embargo, no permitirá que otro hombre se le acerque porque o es de él o no es para nadie.En tanto, en El DoradoMateo bajó de su avión y se dirigió a su camioneta Land Rover. Cansado del viaje,