En el apartamento de Mateo—¡Sí, así dicen! —contestó Adriana, sonriendo a la frase citada por su esposo y a la pregunta formulada por él— Y sí mi amor, como digas ¡Vamos a comer! Ahora, si se me despertó el apetito —afirmó ella.Él, se encargó de pedir suficiente comida, por si ella sentía después más hambre. Al llegar el delivery almorzaron, luego descansaron un rato. Cuando ella despertó, Mateo le acarició y le besó con ternura.Éste, sabía que debía tener mucha paciencia con ella, por eso, comenzó una serie de juegos y caricias, entre sus labios, mandíbula, mejillas y parpados. Luego, se concentró en la parte más sensible, en el lóbulo de su oreja y en el cuello.—¿Qué haces? —preguntó ella, observando que tenía la piel de gallina.—¡Adorarte! ¡Eres muy hermosa! ¡Hueles rico! —agregó él, apoderándose de sus labios, empujando su lengua en la boca de ella. Esta, ante su insistencia abrió su boca para recibir la lengua de este.—Deja que me duche primero —suplicó ella tímidamente.—H
En el apartamento de Mateo—¡No! Mateo, todo debe tener un límite —aseguró Adriana— Tú no has sido tacaño conmigo, al contrario, me has dado demasiado, sin tener nada conmigo —expresó ella haciendo que él interiormente se sintiera satisfecho de todas sus palabras. Aun así, no aceptó su negativa.—¡Adriana, no voy a aceptar tu negativa! La tarjeta, es tuya e incluso está a tu nombre, no hay vuelta atrás —afirmó él, satisfecho acercándose nuevamente a ella por detrás, haciendo que ella sintiera su nueva erección.—¡Yo quiero de ti, tu amor! Que me ames siempre, es demasiado divino como me haces el amor —confesó ella, por lo que su cuerpo se estremeció y tembló al sentir en sus nalgas la dureza del miembro de Mateo, el cual le hacía sentir inmensas y placenteras sensaciones.—¡Ajá! —Susurró él eufórico, al oído de ella— ¡Te gustó! Pensé que no te había gustado —manifestó, observando la piel de ella toda enchinada, besando suavemente el hombro y el cuello de su mujer— ¿Por qué me rechazas
En la sala de Junta—¡Qué ordinario hermanito! —Se quejó Arantza— Es definitivo, ¡lo vulgar se pega! —añadió ella, mirando a Adriana, quien se estaba controlando, para evitar problemas a Mateo.—¡Bueno! Si vas a trabajar aquí, que al menos sirva para algo, ¡tráenos tres cafés! —ordenó Angélica, con deprecio hacia su cuñada.—¡Un momento! —Gritó él— ¿Quién te dijo, que mi mujer sería personal a tu servicio? —inquirió Mateo enojado.No obstante, Adriana se movió para levantarse, pero él, no lo permitió porque no quería dar ese gusto a sus hermanas. Sin embargo, ella comentó…—¡No hay problema mi amor! Lo puedo hacer y no me voy a sentir mal por eso, si es lo que te preocupa —explicó ella, acariciando suavemente la mejilla de él, con el dorso de su mano. Ante este gesto tierno de su mujer, cedió.En esta reunión, las hermanas de Mateo aceptaron contra su voluntad su matrimonio. Así, como el hecho de que la haya llevado a trabajar con él, a cambio de que no renuncie a ser el CEO de la Cor
En la fiesta aniversario... Adriana buscó su celular para grabar lo que ellas hablaron. Esta lo colocó cerca de donde estaba ubicado el grupo de mujeres, en una maceta.—¡No te sabría decir! De repente sí. Ellos deberían ser pareja ya, porque si no es por la aparición tan repentina de esa mujer, a estas alturas Mateo estuviera casado con Lila. Ella es la mujer que siempre le ha gustado —afirmó Angélica.—¿De qué se valdría para conseguir que la llevara al altar? —preguntó otra invitada.—Solo sé, que a un mes de ser amenazado por el Consejo Directivo de ser destituido del cargo de CEO, se comprometió con esa marginal, que sacó de algún antro —aseguró su hermana.—¡Buenas chicas! Me dan un permiso, necesito entrar al baño —dijo Miguel, el amigo de Mateo y quien las hizo retirarse. No obstante, unos minutos después, cuando salió del baño, hablando con otro invitado, le comentó:—Primero, ¡jura que no repetirás lo que te diré! —era la voz de Miguel, pero se escuchaba como ronca, forzada
En el lugar de la recepción... Mateo, se comunicó con su asistente, quien se encargó de sustituir hasta los mesones. Fueron traídos nuevos servicios de comida. Por otra parte, sus hermanas y sus amigas mostraban en su rostro una sonrisa de satisfacción, haciendo presumir a este, que algo habían tramado contra Adriana y él no la protegió.En un momento de descanso, Mateo se apartó un poco del grupo pensando y reflexionando sobre lo que había ocurrido con su mujer. Él, le llamó para constatar que estaba en el apartamento, pero lo enviaba directamente a la contestadora.«Adriana estaba mal esta mañana. Ella me comentó que era algo estomacal ¿Tendrá algo que ver esto, con el vómito?», se cuestionó.«¡Dios! No la llamé en todo el día para saber cómo seguía», reflexionó él, con preocupación y remordimiento.«Todas parecen estar muy satisfechas y sonrientes», analizó Mateo al ver la cara de satisfacción de todas las amigas de sus hermanas, incluyendo a estas.«¡Dios mio! Presiento que me eq
En el apartamento de Mateo—Buenos días, Raquel es Mateo González disculpa te molesté ¿por casualidad Adriana, está contigo? —preguntó con su voz apagada.—¡No, tengo días que no he hablado con ella! Porque he tenido mucho trabajo. ¿Qué pasó, pelearon? —preguntó ella con una voz arisca.—¡Sí! Y no sé adónde se fue —respondió el preocupado— ¿puedes preguntar a Rosa? No tengo ningún número de ella?—¡Sí, yo le pregunto! Ella, no tiene celular. En todo caso, de haber necesitado ayuda Adriana, me hubiera llamada a mí. Voy a averiguar por aquí y te llamo —respondió ella, colgando la llamada.—Te lo voy a agradecer —afirmó él, aumentando así su preocupación y su sentimiento de culpa.(***)Al colgar la llamada, Raquel fue donde Rosa y la señora Hilda, pero ninguna de las dos tenían noticias sobre Adriana. Una vez hecha la diligencia, llamó a Mateo y le informó que nadie sabía nada sobre ella, poniéndose a sus órdenes para ayudar en su búsqueda.Por su parte, Mateo fue hasta el apartamento q
Entretanto, en la CapitalAl cumplirse las veinticuatro horas de la desaparición de Adriana, Mateo hizo la denuncia ante el órgano competente. El, solicitó la mayor discrecionalidad para evitar algún escándalo. Al ser sometido a interrogatorio, este se sintió frustrado.—Sí, detective es mi esposa —respondió Mateo con fastidio ante tantas preguntas.—¿Había algún problema entre ustedes? —preguntó de nuevo el detective con una voz monótona.—No, hasta esa noche que desapareció. Estábamos en la fiesta aniversario de la empresa. Ella abofeteó a una de las invitadas, la llevé a un salón aparte del salón principal de la recepción y le llamé la atención —añadió este.—¿Cómo? —preguntó el detective.—Le hice ver, que sea lo que sea, ella no debía golpear a un invitado, que debía controlarse —respondió él algo fastidiado por las preguntas del detective.—Y ¿ella qué hizo? —inquirió nuevamente el detective.—Se quedó ahí. Cuando la volví a ver, estaba como mareada, pérdida y vomitó sobre las m
En el restaurante OK»¿Sabes? En el poco tiempo que llevamos juntos, nunca la he visto consumiendo licor y esa noche, parecía estar ebria —señaló Mateo.»Caminaba como yéndose hacia los lados, me dio la impresión que se desmayaría. Sin embargo, como tenía tan fuerte el olor a vómito, no pude apreciar con claridad, si había consumido o no licor —indicó este.—Y ¿no le preguntaste? —inquirió Pablo, curioso.—No, simplemente le regañé por haber tomado licor sin tener control de eso. Pero ella me gritó que me callara y se volvió a arquear para vomitar —expresó Mateo, ahora más preocupado, puesto que a través de esta conversación con su amigo, se ha dado cuenta, que ella realmente estaba enferma y él no se ocupó de esto.—¡Amigo! Creo que tomaste una decisión errada al dejar ir sola a tu mujer, sintiéndose tan mal. Dios quiera que no tengas que arrepentirte de lo que hiciste —comentó este.—¡¡Dios!! Me dolerá mucho perder a Adriana. A pesar, de que esto lo inicié con la intención de no com