Capítulo 70
Fernando le devolvió la sonrisa con amabilidad.

—Sí, soy yo. —Señalando hacia el interior, preguntó—: ¿También vienes a la fiesta? —Había un tono de curiosidad en su voz; no entendía por qué Luciana estaría en un evento de este tipo.

—Sí. —Luciana sonrió y dio una explicación vaga—. Fue casualidad, resulta que alguna vez salvé al dueño de Lago Escondido.

—¿El señor Alberto Delgado?

Luciana asintió.

—Sí, podría decirse que fue uno de mis pacientes.

—Ya veo.

Después de intercambiar algunas palabras más, el teléfono de Luciana sonó; era Alejandro, probablemente para apresurarla. No contestó la llamada y, en cambio, saludó a Fernando con un gesto.

—Me están llamando, debo irme. ¡Nos vemos!

—Ve con cuidado.

Sin esperar que Fernando dijera algo más, Luciana corrió hacia la puerta lateral. Fernando la observó mientras se alejaba, sin poder ocultar su desilusión, y murmuró:

—Luci, nos vemos luego.

***

Al llegar al lado sur de la entrada, Luciana estaba sin aliento, pero solo encontró a Sergio.
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