Capítulo 339
A la mañana siguiente, Luciana se levantó tarde. El sol ya iluminaba con intensidad y, al mirar el reloj, comprobó que eran las diez.

—Vaya... —murmuró, extrañada de haber dormido tanto. Ayer había descansado bastante, así que no entendía por qué le costaba tanto trabajo abrir los ojos.

Con prisas, se arregló y salió de la habitación. Al llegar a la sala de estar, se encontró a Alejandro hablando con Sergio. Al verla, Alejandro señaló la mesa y, con toda naturalidad, le indicó:

—Ve a desayunar algo. Espérame un momento, ya casi termino.

—Ah… está bien —respondió ella, un tanto apenada. Si alguien había llegado tarde era ella, y aun así, él le pedía que lo esperara.

Ya con el apetito satisfecho, Luciana estaba terminando de comer cuando Alejandro se acercó. Al revisar la mesa, alzó una ceja con una leve sonrisa:

—Amy dice que últimamente te ha mejorado el apetito. Parece que tiene razón.

—Creo que sí —dijo Luciana, llevándose a la boca el último taco—. ¿Volvemos a la ciudad de inmediato
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