Capítulo 340
—¿Tienes sed? —preguntó de inmediato, ofreciéndole un termo—. Es té de pera; bébelo despacio.

—Gracias —respondió Luciana, tomando el recipiente y sorbiendo con cuidado.

—Ya casi llegamos a la ciudad. ¿Adónde quieres que te lleve?

—A la clínica universitaria de la UCM —contestó.

—¿Hoy también trabajas? —inquirió él, frunciendo el ceño.

—No, solo debo entregar unos documentos. En cuanto los deje archivados, habré terminado.

Al oírlo, la expresión de Alejandro se relajó un poco y ordenó al chofer que fueran a la UCM. Llegaron hasta la entrada del edificio de Cirugía.

—Te espero aquí —comentó él.

—De acuerdo —respondió Luciana, mientras salía.

Subió a la planta correspondiente, dejó el material en orden y terminó rápidamente. Al bajar en el ascensor, nada más abrirse las puertas, se encontró con Alejandro esperándola en el pasillo.

La gente que esperaba el ascensor formó un corro silencioso, con los ojos fijos en Alejandro. Era imposible no mirarlo: su porte elegante y su atractivo result
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